William Blake: energía total
Artista plástico y poeta de imaginación encendida, su obra de grabador es motivo de una retrospectiva en la Tate Gallery de Londres
Hacen ya unos cuantos años que me acompaña un grabado de William Blake. Se trata de la octava plancha de las 21 que le encargara Linnell y que Blake trató con lo que se entiende por grabado de línea, si bien el metal usado fue el cobre y no el acero, como suele suceder en esos casos. El grabado que poseo se encuentra en perfecto estado y nos muestra a Job alzando las manos al cielo en el momento que exclama, en la cúspide de sus padecimientos: "Perezca el día en que yo nací. " Conocemos la historia bíblica según la cual Satanás pide tentar a Job, hombre próspero y feliz, para ver si en la desgracia todavía alaba al Señor. Dios lo permite y Job pasa la prueba para retornar a su primigenia felicidad multiplicada. Para Blake, un místico de la escuela de Swedenborg, en verdad se trata de la historia de la lucha de un hombre que debe enfrentar el bien con el mal dentro de su propio espíritu.
Sabemos que William Blake representa uno de los contados casos en la historia del arte con quien se cumple la doble genialidad, como artista plástico y como poeta. En ambos sentidos puede aplicársele el título de profeta, ya que son muchas las Escuelas que a través de los últimos tiempos lo reclaman como indiscutible antecedente. Así, los maestros del art nouveau y los surrealistas y simbolistas en artes visuales y la poesía moderna que lo coloca junto a Walt Whitman. Menuda hazaña si pensamos que Blake vivió entre 1757 y 1827.
Sabemos que fue reacio para ir a la escuela y que su padre, un bondadoso fabricante de medias, lo educó en forma casera hasta suscribirlo como aprendiz del grabador Basire, habiéndose negado el muchacho a aprender con otro más famoso porque dijo que tenía cara de ahorcado. Años después, este resultó el final del rechazado maestro por una cuestión de falsificación.
Exigentes fueron los años que pasó con Basire. Con el tiempo acudió a la Academia de Bellas Artes donde aprendió a dibujar del modelo desnudo vivo.
Joven aún, tuvo un desengaño amoroso que narró en rueda de amigos entre los que se encontraba la joven Catherine Boucher, quien manifestó su pena por el padecimiento de Blake. "¿En verdad me compadece?" preguntó el bardo pintor. "Sí -repitió ella- me da pena". "Entonces -dijo Blake- yo me siento enamorado de usted." Y al poco tiempo se casaron, resultando Catherine una esposa ejemplar.
Entre sus muchas hazañas logró Blake imprimir sus propios libros de poesías, ilustrados con sus grabados con un método que le habría revelado su difunto hermano durante un sueño. Se trata de aguafuerte con relieve, como si fuese grabado en madera pero sobre el cobre. Los resultados eran coloreados a mano. Fueron muchas las obras que imprimió Blake de sus libros de poemas, tanto líricos como proféticos, y de sus sentencias filosóficas contenidas en su "Casamiento del cielo con el infierno". En estas últimas se encierra lo más medular de su pensamiento, que vendría a sostener que lo verdadero se encuentra más allá de la dicotomía entre alma (lo bueno) y cuerpo (lo malo), ya que se trata de una ecuación que constituye la naturaleza misma del ser humano.Algunas de las sentencias de Blake merecen ser recordadas. "El necio y el sabio no ven el mismo árbol." "El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría." "Sin contrarios no hay progreso." "La energía es eterno gozo." Poco ortodoxo pero siempre fiel a sí mismo, recorrió Blake el duro camino de su inspiración.
Fiel a la tradición lineal fue clásico por antonomasia, admirador de Marcantonio Raimondi, grabador de Rafael Sanzio. Sus acuarelas son impecables, de alto vuelo poético e inagotable imaginación y destreza. Su genio se despliega en la Tate Gallery de Londres, en la gran retrospectiva que se prolongará hasta mediados de este mes.