Warhol, el ícono del pop art, pudo ser copiado tan bien que el fraude causó asombro
Por el deterioro de una obra, se constató que nueve pinturas no eran las originales
WASHINGTON.- ¿Sería usted capaz de distinguir un Warhol original de una copia? Los dueños de nueve láminas del ícono del pop art parece ser que no lo fueron. Durante quizá más de tres años. De hecho, sólo supieron que lo que colgaba de sus paredes eran copias y no originales cuando, ante el deterioro de una de ellas, decidieron llevarlas a enmarcar de nuevo.
Fue entonces cuando el enmarcador, especializado en obras de arte, descubrió que las copias eran falsas, ya que no tenían ni firma ni números de serie. Podría decirse que, hasta ahora, el robo ha sido el golpe perfecto. El autor -o autores- lograron sacar las láminas de sus marcos sin dejar un solo rasguño, ni en las obras ni en las paredes de las que colgaban.
Se calcula que los grabados valen unos US$ 350.000 y forman parte de las series Especies en vías de extinción y Diez retratos de judíos del siglo XX, que el artista muerto en Nueva York realizó respectivamente en 1980 y 1983, según el informe del Departamento de Policía de Los Ángeles. Debido a que la investigación del caso se encuentra abierta, Don Hrycyk, el detective de la brigada de arte al frente del robo, no ha ofrecido más detalles. En la denuncia, los nombres de los dueños de los Warhol están tachados en los papeles a los que ha tenido acceso la prensa, por lo que no son públicos, según el diario Los Angeles Times.
Sí se sabe que las láminas de Warhol decoraban las paredes de un negocio familiar dedicado a la edición de cine en el cuarto piso de un edificio de oficinas en Los Ángeles.
Una de las obras robadas, Águila Calva, fue vendida en 2011 por la casa de subastas Bonhams, lo que en opinión de la policía podría ser el hilo del que tirar para deshacer la madeja de un robo del que nadie se percató en su momento y del que no hay ninguna pista.
Por ahora, los detectives intentan determinar quién compró la obra y quién la entregó. Cuando sea recuperada, será devuelta a sus dueños. Los detectives creen que el ladrón tomó fotografías de las obras, encargó copias del mismo tamaño y con éstas reemplazó los originales. Todo sin dejar absolutamente ningún rastro de su delito, ya que han sido necesarios varios años para que se descubriera el fraude.
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