Volverán al país los siete cuadros de Ernesto Deira que estaban retenidos en Chile desde 1971
Con la firma de un acuerdo se dio hoy el primer paso para que la obra del artista, que se había creído destruida por la dictadura de Pinochet, regrese a la Argentina; por tres años, estarán en el Museo de Bellas Artes
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Este mediodía, en el Consulado de Chile en la Argentina, se dio el primer paso para el retorno de los siete cuadros de Ernesto Deira que el propio artista consideraba destruidos por la dictadura de Augusto Pinochet y que, sin embargo, al menos desde 2003, estaban en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Santiago de Chile, dependiente de la Universidad de Chile (UCh). Silvina y Martín Deira, hijos del artista, firmaron el acuerdo con la UCh en presencia del cónsul general Alejandro Bravo Förster. “Estuvo todo muy bien; era lo que habíamos convenido -dijo Silvina Deira a LA NACION-. Es un paso muy importante porque se destrabó una negociación de hace muchos años”. El embajador chileno Nicolás Monckeberg Díaz, que debe viajar para votar en las elecciones del 19 de este mes, llevará el acuerdo a su país para que el rector de la UCh, Ennio Vivaldi Béjar, lo refrende con su firma el próximo jueves 30.
La historia de la serie Identificaciones, que consta de siete pinturas, se remonta a 1971, cuando Deira realizó una exposición entre el 9 y el 30 de noviembre de ese año en la Sala Universitaria de la Facultad de Bellas Artes de la UCh, organizada por el Instituto de Arte Latinoamericano (antes Instituto de Artes Visuales) de esa casa de estudios. Después del golpe militar de Pinochet contra Salvador Allende en 1973, las pinturas se dieron por perdidas durante décadas, y se creyó que habían sido destruidas por órdenes del dictador junto con otras obras de arte contemporáneo. Pero en 2003, la galerista y gestora cultural chilena Carmen Waugh les dijo a los herederos de Deira -su esposa y sus dos hijos- que las pinturas estaban en posesión del MAC. Se inició, entonces, un prolongado reclamo de restitución de las obras en el que participaron embajadores chilenos y argentinos (Ginés González García y José Octavio Bordón, entre ellos), directores de museos, cancilleres y ministros de uno y otro país.
Los hijos del artista confirmaron a LA NACION que se había llegado a un acuerdo con la UCh. En un acto público en el que participarán el embajador chileno en el país, Nicolás Monckeberg Díaz y su par por la Argentina, Rafael Bielsa, aprobarán el acuerdo y pondrán fin a este raro episodio del arte latinoamericano. Luego, los cuadros deberán ser embalados y trasladados a Buenos Aires, específicamente al Museo Nacional de Buenos Aires (MNBA), donde estarán tres años en una suerte de guarda o comodato. Se prevé que en ese lapso se expondrán en una sala del MNBA. A cambio, los familiares de Deira ofrecerán un cuadro del artista a la Universidad de Chile. “Para firmar el acuerdo la UCh nos pidió que el MNBA aceptara el comodato y la muestra -remarca la hija de Deira-. Nosotros presentamos una carta muy elogiosa de las autoridades, luego de reunirnos con Andrés Duprat [director del MNBA]; Mariana Marchesi [directora artística] y el equipo legal”.
“Estoy muy contenta de no haber bajado los brazos -dice Silvina Deira a LA NACION-. Mucha gente me ayudó mucho y mucha gente no. Era correcto lo que estábamos haciendo para tratar de llegar a buen puerto. Algunos nos dijeron que era imposible, porque las obras estaban registradas como parte del patrimonio de la universidad. Nunca perseguimos un fin económico, no sabemos si las obras valen un millón o diez millones. Queremos que las obras se vean en el país, que se muestren; son unos cuadros muy fuertes que son la imagen de una época y de una situación en particular. Mi viejo estaría muy orgulloso de sus hijos y de que la gente pueda ver sus cuadros”.
La serie Identificaciones denuncia el hambre, las guerras y la práctica de cortar manos para que los cuerpos no puedan ser identificados, práctica común de las dictaduras. “Fueron pintados en blanco y negro para dar el tono de ‘testimonio’, como si fuera un diario -había dicho la curadora María José Herrera a este diario-. Américo Castilla, amigo de la infancia de Deira, lo ayudó con los fondos de la tela para poder terminarlos en una noche. Una especie de maratón. Fueron expuestos primero en la galería Carmen Waugh de Buenos Aires en 1971 y luego viajaron a Chile”. En 2022 y después de un largo periplo, las pinturas de Deira volverán a la Argentina.
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