Volver al futuro
Luis Benedit habló con adncultura sobre la instalación que presentó hace 37 años en el MoMA y que ahora, adquirida por Eduardo Costantini, coincidirá en el Malba con su obra reciente
Fitotrón , la obra de Luis Fernando Benedit, está en Buenos Aires. Adquirida en 2008 por Eduardo Costantini y cedida en comodato al Malba, la instalación que el artista concibió en 1972 para presentar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York tiene una sala propia para crecer. Este regreso, el hecho de venir de otro lugar y de otro tiempo, sirve como comienzo para la conversación. Benedit está preparando para mayo una muestra en este mismo museo, muy lejos de aquellos experimentos. Mientras supervisa los ajustes finales y pone a prueba el sistema de riego de las plantas que crecen bajo una especie de caja de acrílico y aluminio -de eso se trata Fitotrón -, la pregunta se impone, y por urgente se descuidan las formas.
-¿Qué pensás hoy de esto?
-Podría decir ¿cómo yo hice esto?, y es válido. Sin embargo, como cambio mucho, estoy acostumbrado a ver mis cambios. Esta obra tiene un contexto muy específico, que está ligado a mi investigación en ciencia en la década del 70.
Falta poco para que dejemos el Fitotrón tranquilo con su suelo de roca volcánica, que recibe el riego periódico de una solución de nutrientes que, a su vez, se drena y recicla entre 200 litros de agua y minerales que circulan de manera automática y mecánica. También quedará prendido un conjunto de lámparas mezcladoras de 250 voltios, la fuente de luz que asegura la fotosíntesis.
Benedit también sabe cómo cultivar el arte de conversar, con dosis equivalentes de sentido del humor e inteligencia. Baja por la escalera del Malba y se instala en la confitería: "A partir de los años 60 entré en el terreno de los proyectos que ligaban el mundo de la naturaleza con el arte. Pero ya en la década del 70, para la Bienal de Venecia, presenté las 4000 abejas que se alimentaban de flores artificiales. El tema de esa bienal era arte y ciencia, ¡y yo me lo tomé en serio! Pero es un terreno que se me fue agotando por dificultades varias: era muy difícil conseguir cucarachas en Munich para la muestra que me habían invitado, u hormigas en Kent. En este último caso, un amigo me consiguió un hormiguero del que sólo salió, después de un largísimo rato de espera, una única hormiga rubia".
Si eso es o no es arte también fue el tema de debate: "Desde lo científico era un aficionado. Fitotrón nació sobre la base de un artículo de revista que podría haber dicho: «Haga su hidroponia». Y para el arte no era arte. Además, era invendible".
Desde Microzoo , en 1968 en la galería Rubbers, hasta Biotrón , el de las abejas en la Bienal de Venecia en 1970, pasando por Fitotrón hasta la fecha, Benedit concibe el mundo natural como una gran enciclopedia. Sus últimos trabajos ya no son las experiencias de sistemas naturales puestos en sistemas artificiales como los mencionados, sino que pertenecen a una etapa en la línea de los gabinetes de curiosidades.
Los huesos rigen y dan forma a los objetos que traen una lectura muy aguda del pasado: "Me gusta trabajar con citas que delatan una existencia: los huesos, las marcas de ganado, el alambrado. Esta muestra que estoy preparando tiene al caballo en el sentido de animal político en la historia argentina. Voy a mostrar unos espejos cuyos marcos tienen grabados de cortes de caballos". Benedit viene buscando huesos desde hace unos cuantos años y ha logrado un efectivo sistema de trueque: "Cambio bolsas de huesos por botellas de vino".
Contra la interpretación
La muestra que se inaugurará a mediados de mayo y culminará a fin de julio tendrá perros hechos con diferentes materiales, obras de pared muy pequeñas, acuarelas de pequeño formato, trabajos con huesos de pájaros y calaveras de ciervos, entre otros. Una recreación de la leyenda de San Huberto, el santo patrono que se invoca como protector contra la rabia. También la leyenda lo ubica como el que protege a cazadores y matemáticos. En el cuadro de Brueghel padre y Rubens La visión de San Huberto , se lo ve con su caballo, rodeado de perros y el ciervo con la cornamenta en la que el futuro santo vio el crucifijo y escuchó las palabras para su salvación.
"Suerte que estás tan religioso", le podrán volver a decir a Benedit, como cuando a una señora muy creyente le encantó que hubiera puesto cruces en una muestra. "Lo de la interpretación de lo que uno quiso hacer es muy divertido. O es eso de que estoy muy religioso porque ven cruces donde yo no puse, o que ven obscenidades donde ni siquiera las había pensando. Antes me preguntaba si hay que explicar o no. Al final decidí que no."
"Si pudiera sintetizar estas dos etapas de las que estamos hablando, diría que se puede ir al futuro con la obra que hice en los 70 e ir al pasado con la de los 90." Al menos mientras dure la futura muestra, en el Malba se podrán ver estas dos versiones del artista, al mismo tiempo.
FICHA.
adn*BENEDIT.
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