Viviana Rivero, la escritora del medio millón de ejemplares salta al cine y la TV
Creció en una casa donde su papá escribía, su abuelo escribía. Viviana Rivero (Córdoba, 1966), autora de siete novelas y de un libro de relatos en colaboración con Lucía Gálvez, es una de las pocas escritoras full time. En 2010, después de ganar un concurso de novela histórica auspiciado por la provincia de San Luis con Mujer y maestra, donde se cuenta la historia de una de las pioneras que dedicaron su vida a la enseñanza, decidió dejar su profesión de abogada y dedicarse de lleno a la ficción. Fue una apuesta que dio resultados. Hoy su obra se lee en la Argentina, Chile, Uruguay y México. En España, la faja que ciñe su novela Sí, de 2017, aclara que Rivero ya vendió más de medio millón de ejemplares.
El abuelo de Rivero no llegó nunca a publicar, pero Pedro Adrián Rivero sí. "Editaba cuando ganaba un premio –dice la hija del autor de Los gallos del diablo-. En mi casa mi madre decía: ‘Acá nadie va a seguir carreras que tengan que ver con la literatura porque para loco ya está su padre’. Éramos tres hermanos y ninguno escribía". Sin embargo, la mayor de los tres deshizo el hechizo materno. Cuando sus propios hijos dejaron de ser niños, ella empezó a escribir una novela histórica porque era lo que le gustaba leer.
"Mi padre se enteró cuando el libro estaba casi listo -recuerda Rivero-. Creo que le pareció exagerado que hubiera empezado con una novela". Él no fue el primer lector. "Me fui de vacaciones a la playa y conocí a una señora un poco más grande que yo que leía de todo; libros nacionales e internacionales, buenos y malos". Se acercó y le contó que había escrito una novela. Le pidió que la leyera y que fuera sincera. "Si se la daba a mi familia, me iban a decir que estaba perfecta". Concertaron encontrarse quince días después. El veredicto de Ana Flores fue contundente: la novela la había atrapado. "Ella fue muy importante; fue mi primera lectora y la que me animó a publicarla", dice.
La experiencia de la autora se asemeja a la de muchos otros escritores noveles. "No sabía si iba a llegar a ser un verdadero libro -cuenta-. Me preguntaba si la trama, si los personajes estaban bien. Lo terminé y fui a las dos grandes editoriales, Grupo Planeta y Random House". Como suele ocurrir, ni siquiera lo recibieron en mesa de entrada. Era 2008. Rivero marchó entonces a una editorial cordobesa, El Emporio. "Me cobraron-aclara-. Porque a las grandes editoriales no se tiene acceso y las chicas cobran. Era toda una decisión porque hacer un libro es caro". Secreto bien guardado se convirtió en un módico best seller serrano. En seis meses, se publicaron 6000 ejemplares y, con el tiempo, la flamante escritora comenzó a recibir ganancias. Pocos meses después, representantes de Grupo Planeta y de Random House tocaron a su puerta. Hoy su obra se publica en Emecé.
Un método exhaustivo
Esa exitosa primera novela se convertirá en serie televisiva de la mano del director Alberto Lecchi y la guionista Silvina Frejdkes. Las grabaciones comenzaron el lunes 5 y los actores elegidos para protagonizar la historia de amor de una chica judía y un joven militar nazi son Oriana Sabatini y Vico D’Alessandro. "Mis libros siempre tienen una historia de amor –cuenta-. Una lectora me dijo que el amor era solo un pretexto para contar la historia de una vida. No me preocupa que digan que mis libros son románticos. El amor marca a todos los seres humanos en distintas dimensiones: el amor a la tierra, a las vocaciones, a los hijos. No son novelas rosas".
Rivero también vendió ideas a cadenas de televisión y se presentó un proyecto al Incaa para filmar una película con un guion suyo. "Cuando me preguntan si el libro de papel va a sobrevivir, digo que siempre van a existir los contadores de historias. No sé si el libro tal como lo conocemos está a salvo, pero los escritores sí", se esperanza. Trabaja, además, en un plan innovador que unirá la escritura con Internet, pero eso se dará a conocer luego del Mundial de Fútbol, hito divisorio de 2018.
Heroínas del pasado
La hija del escritor bohemio de los años 60 mantiene vínculos con colegas y lectores. "En Córdoba hay muchas narradoras históricas –destaca–. Todas somos de carreras universitarias que no tienen nada que ver con la literatura. Fernanda Pérez, Graciela Ramos y Reina Carranza, la abeja reina. Además está Cristina Bajo, que era amiga de mi padre". A su vez, trabó amistad con lectoras porteñas y cordobesas, con las que crearon grupos de WhatsApp para estar al día. "Tengo un 70% de lectoras y un 30% de lectores", asegura. Muchos le envían mensajes por redes sociales para felicitarla, hacerle comentarios o contarle un episodio vinculado con alguna de sus novelas.
Respecto de los reclamos del movimiento feminista, Rivero señala que las mujeres con visibilidad pública tienen la responsabilidad de dar voz a las que no tienen voz. "La violencia y la desigualdad están presentes en muchos ámbitos –sostiene–. Para las que escribimos, el pasado es muy tentador porque siempre encontraremos una primera mujer cirujana, o científica, o la primera mujer que dictó una sentencia judicial. Esas son las heroínas que me interesan".
A los 50 años, Rivero afirma que las cosas más queridas por ella han sido los libros. ¿Un consejo para aquellos que quieran, como hizo ella años atrás, dedicar su vida a la escritura? "Uno tiene que seguir lo que dice el corazón. Me dijeron muchas veces que esperara, pero yo confiaba en mi libro. Hay que ser arriesgado y animarse a hacer cambios profundos".
Más leídas de Cultura
“Un clásico desobediente”. Gabriela Cabezón Cámara gana el Premio Fundación Medifé Filba de Novela, su cuarto reconocimiento del año
Perdido y encontrado. Después de siglos, revelan por primera vez al público un "capolavoro" de Caravaggio
Esta tarde. Se presentó un libro que recorre vida y obra de un notable médico en el Museo Mitre