"Algo andaba mal. Falta una pieza del rompecabezas", dice la reconocida fotógrafa Mary Ellen Mark en un documental estrenado en 2013. Fue una de las formas de hacer mundialmente conocida a Vivian Maier (1926-2009), una solitaria niñera estadounidense con acento francés, cuya pasión fue pasear con su cámara por las calles de Nueva York y Chicago.
Dejó unas 150.000 imágenes que recuerdan a grandes fotógrafos callejeros como Diane Arbus, Garry Winogrand o Lee Friedlander. Muchas de ellas se exhibieron en 2017 en FOLA, que abrirá en marzo su temporada con otra muestra dedicada a sus trabajos en color.
"Tenía muy buen ojo, muy buen sentido del encuadre. Tenía sentido del humor y de la tragedia. Hermoso sentido de la vida, del ambiente... Lo tenía todo. Si se hubiera dado a conocer, se hubiera convertido en una fotógrafa famosa", observa Mark en Buscando a Vivian Maier, el film donde otros testimonios afirman que tenía también "un lado oscuro". "Ms. Maier me daba comida a la fuerza. Me agarraba fuerte, me metía la comida hasta la garganta y me ahorcaba hasta que me la tragara. A veces se ponía como loca", dice una de las mujeres entrevistadas.
Algo muy distinto sugiere un aviso fúnebre publicado en el Chicago Tribune en 2009 por quienes la ayudaron económicamente durante su vejez: "Segunda madre de John, Lane y Matthew, un espíritu libre que tocó mágicamente las vidas de quienes la conocieron. Siempre dispuesta a dar su consejo, opinión y ayuda". Esa pista fue lo primero que encontró sobre ella el agente inmobiliario John Maloof al iniciar una obsesiva investigación, tras haber comprado por 380 dólares en una subasta una caja repleta de negativos. El único dato disponible hasta entonces era el nombre de la misteriosa mujer, sin rastros en Google.
Más tarde supo que había sido abandonada por su padre a los cuatro años y que pasó parte de su infancia en Francia, de donde provenía su madre. Su espíritu aventurero la llevó incluso a visitar varios países, en un viaje de ocho meses a fines de la década de 1950. Acumuló así decenas de miles de negativos que no reveló ni quiso mostrar.
"Hemos tenido más interés en el trabajo de Vivian Maier que en el de cualquier otro fotógrafo", afirma en el documental Howard Greenberg, galerista dedicado al legado de maestros como Henri Cartier-Bresson, Walker Evans, Robert Capa y Brassaï. Varias piezas del rompecabezas que fue su vida, sin embargo, siguen ausentes.