Vigilia del 9 de Julio: ¿Por qué la invitación del Presidente a los gobernadores cita “El dogma socialista” de Esteban Echeverría?
Especialistas reflexionan sobre el uso de “frases grandilocuentes” de la historia en la política de hoy, para “ligar la experiencia libertaria del presente con los prestigiosos pergaminos de la tradición liberal del siglo XIX”
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La invitación del presidente Javier Milei a gobernadores y otros representantes para asistir al acto por el 208° aniversario de la Declaración de la Independencia, que él encabezará en la Casa Histórica de Tucumán, el lunes a las 23, incluye una cita del escritor y político Esteban Echeverría (1805-1851). Junto con Juan Bautista Alberdi, Domingo F. Sarmiento, Juan María Gutiérrez y Pedro de Angelis, el autor del poema La cautiva y el truculento relato El matadero -textos fundacionales de la literatura argentina-, fue uno de los exponentes más destacados de la Generación del 37.
“Las glorias colectivas de la revolución son aquellas conquistadas por el heroico esfuerzo de la Nación en la guerra de la independencia y por los patriotas de mayo y julio: todas ellas son santas y legítimas. Esteban Echeverría”, se lee en un cuerpo tipográfico más pequeño y diferente de la pomposa cursiva de la convocatoria presidencial. Por las demoras en la aprobación de la “ley Bases”, el Pacto de Mayo con el que el Presidente quería celebrar el 25 de Mayo en la ciudad de Córdoba se postergó para el 9 de Julio en la capital de Tucumán.
La cita está tomada del capítulo sexto de El dogma socialista, titulado “Adopción de todas las glorias legítimas, tanto individuales como colectivas de la revolución; menosprecio de toda reputación usurpada e ilegítima”. Echeverría publicó El dogma socialista en 1846 (otra versión, con otro título, había sido publicada en 1839 en Montevideo), como respuesta a la “anarquía del presente” y el “despotismo”, en clara referencia al gobernador de la provincia de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas, que en su época hizo uso y abuso de “poderes extraordinarios”. Se lo considera un antecedente de la Constitución Nacional de 1853.
Echeverría enfatiza la línea genealógica “Mayo, Progreso y Democracia” para vincular el proyecto de la Generación del 37 con la Revolución de Mayo y así oponerse al sistema opresivo con fundamento plebiscitario de Rosas. El término “socialista” no es paradójico porque con él se aludía a la “comunidad social” y democrática a que aspiraba la Asociación de Mayo, organización clandestina que presidió Echeverría.
“Mucho tiempo hace que andamos como todos en busca de una luz de criterio socialista, [sic] y mientras no nos hagan otros esa revelación, debe sernos permitido tomar por guía la que hemos columbrado y, decir nuestro pensamiento en voz alta -escribió Echeverría-. Todos los partidos desde el principio de la revolución han gritado, y se han hecho la guerra a nombre de la libertad; Rosas, Oribe y muchos de sus antagonistas vociferan también libertad; pero ¿qué es la libertad? La libertad soy yo, contestarán. [...] Nosotros decimos desde el año treinta y siete: Mayo, Progreso, Democracia, y explicamos esa fórmula. Si hay bandera más alta y legítima que la nuestra, que se levante y flamee ufana: la saludaremos y aclamaremos como la bandera regeneradora de la patria”.
Consultado por LA NACION, el doctor en Estudios Políticos por la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales y profesor investigador de la Universidad Torcuato Di Tella, Darío Roldán, sostiene que en cualquier autor pueden encontrarse frases grandilocuentes para usos varios. “El problema es que así despojadas solo pueden ser apoyo para cualquier cosa -observa-. La interpretación de Echeverría, igual que la de Alberdi y Sarmiento, es mucho más compleja que la vulgata que circula casi desde el principio de los tiempos, puesto que todos reflexionaron acerca de las consecuencias de la Revolución y, sobre todo, del modo en que esta no produjo un progreso lineal y ascendente. De hecho, la necesidad de reflexionar sobre el vínculo entre la política, la historia y el contexto que explica la sucesión de regímenes que, por distintas razones, no pudieron ‘ordenar’ ni política ni institucionalmente el país requiere reconstruir el ‘sistema’ que les confiere sentido”.
El historiador Fabio Wasserman intuye que los asesores del Presidente utilizan inteligencia artificial para componer textos oficiales. “En general, lo que veo es que el mileísmo hace numerosas referencias al pasado argentino, en particular al del siglo XIX, que no solo presentan interpretaciones discutibles sino también errores groseros -dice-. Por ejemplo, señalar que en 1853 la Constitución fue firmada por catorce provincias cuando precisamente el problema era que Buenos Aires no la había firmado. O señalar que Mariano Moreno fue uno de los redactores de la Independencia, cuando murió en 1811. Mi impresión es no les preocupa en lo más mínimo que las referencias sean correctas o incorrectas”. Los usos antojadizos del pasado equiparan a Milei con Cristina Kirchner.
“Es parte de la argumentación de Echeverría en la que busca filiar lo que podía recuperarse de la experiencia histórica reciente, a fin de superar los conflictos entre unitarios y federales -señala el autor de 1810. Crisis, revolución y guerra sobre el fragmento citado por el Gobierno-. Lo único que encuentra es el proceso revolucionario e independentista, ya que rechazaba todo lo colonial. En cierto sentido, puede ser análogo al discurso del mileísmo que apunta a poner fin a la casta política que exprime a la sociedad, ‘los argentinos de bien’, desde hace más de cien años al instaurarse el colectivismo”.
“Un dato significativo es que Milei es el primer presidente argentino desde la restauración democrática preocupado por forjar un linaje liberal -dice a este diario Juan Giani, licenciado en Filosofía y docente de la carrera de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Entre Ríos-. Es algo poco habitual”. Para Giani, el Presidente, en su idea de dar una batalla cultural, incluye la historia. “Y por lo tanto intenta arraigarse en la tradición liberal -agrega-. Ostensiblemente lo hace con Alberdi, en menor medida con Roca, y creo que esto de Echeverría forma parte de esa operación, es decir, tratar de ligar su experiencia libertaria del presente con los prestigiosos pergaminos de la tradición liberal del siglo XIX”.
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