Vida de artista
Con la colaboración de su hijo Joe, el escritor ?y dibujante Anthony Browne escribió su ?autobiografía bajo la forma de un cuento infantil
Para alguien que a los cuatro años imaginaba su futuro "en un ring de box más que en un estudio" y que después, en la primera adolescencia, creyó que iba a ser rugbier, hay que reconocer que se equivocó de lado a lado. Porque Anthony Browne llevaba el dibujo y la creación de historias en la sangre. Esto no es una metáfora: hijo de un padre que fue profesor de arte y caricaturista, pero también soldado, boxeador y hasta actor amateur , el arte iba a ser el único camino posible para este joven inglés siempre atraído por la "vulnerabilidad" de las personas y de las cosas.
Browne, que tiene ya más de 40 libros infantiles publicados, como autor e ilustrador, y numerosos premios ganados (entre ellos, el Christian Andersen, en 2000), en Jugar el juego de las formas -título que recrea el de otro libro suyo, El juego de las formas , de 2004- acomete, esta vez, un género distinto: la autobiografía. Cuenta para su empresa con un asistente excepcional, su hijo Joe, que fue tomando notas y apuntes de la vida de su padre en largas y agradables tardes de charlas y dibujos.
Como en sus obras para chicos, esta narración de hechos ciertos tiene, por supuesto, esos mismos lugares escondidos que Browne va creando para sus textos y sus acuarelas, en busca de atraer la atención de sus pequeños lectores y divertirlos y hasta preocuparlos. El libro se escribe, sobre todo, para compartir su "apasionada convicción en la fuerza del arte para enriquecer nuestras vidas", pero es también la descripción de cómo alguien aparentemente común va a encontrar en el arte su salvación. Siempre con imágenes y textos, y "piernas que esconden piratas", porque "para una niña o niño, un par de piernas guardan infinidad de posibilidades; los calcetines y los zapatos son sólo un punto de partida de menor interés".
Seguir la vida de Browne, sus pormenorizadas descripciones, es tarea fácil porque, a partir de una narración muy sencilla, el autor cuenta un cuento para niños con final abierto. En este largo cuento infantil hay, obviamente, una familia omnipresente: papá (el gran héroe e inspirador de sus personajes más importantes: los gorilas y el tímido y soñador chimpancé Willy), mamá ("nuestra Doris") y un hermano, Michael. También, las primeras lecturas (ese "embriagante cóctel de reinas asesinas, orugas parlantes y sombrereros locos" de Alicia en el País de las Maravillas y las ilustraciones de John Tenniel), los primeros trabajos (diseñador gráfico frustrado, ilustrador médico y de postales), los grandes maestros: Francis Bacon y los surrealistas, y toda la historia del arte plástico, y la forma ideal: el libro-álbum. Del relato minucioso de sus experiencias va brotando también la reflexión sobre un campo tan específico como el de la ilustración y la narración para chicos, uno de los aportes fundamentales de esta intensa y magníficamente ilustrada autobiografía: el valor del arte para los niños, "tantas veces subestimados" en su capacidad de comprensión.
En este libro se descubre a la persona detrás del gran artista y, como dice Borges, "el hombre era parecido a la voz".
JUGAR EL JUEGO DE LAS FORMAS
Por Anthony y Joe Browne
FCE
- Trad.: María Vinós
- 240 páginas
- $ 155
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