Victoria Ocampo y José Ortega y Gasset: historia de una amistad y cientos de cartas
Mañana, en el marco del programa Conexión Buenos Aires-Madrid, se presenta el libro “Entre el corazón y la razón”, que reúne el intercambio epistolar entre José Ortega y Gasset y Victoria Ocampo
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Ella le escribía en francés; él respondía en castellano. Él a veces la llamaba “Gioconda en la Pampa”, “Nike” (diosa de la victoria en griego); ella le decía “querido filósofo” o, simplemente, “Ortega”.
Cuando se conocieron, Victoria Ocampo rondaba los veintisiete años y José Ortega y Gasset los treinta y cuatro. Él ya era un pensador reconocido; ella aún no se había convertido en la figura clave de la cultura argentina que estaba destinada a ser.
Educada por institutrices francesas –consideraba al francés su lengua madre- y dueña de una inquietud intelectual que desentonaba con lo exigido a las mujeres por aquel entonces, Victoria vivía con los ojos puestos en la literatura y el pensamiento de Francia y Gran Bretaña. Lo español estaba absolutamente fuera de su radar, hasta que en 1916, durante la primera visita del filósofo a Buenos Aires, ambos coincidieron en la casa de una conocida en común.
Para la argentina –así lo contaría ella mucho tiempo después, en un número de la revista Sur- el encuentro tuvo algo del orden de la revelación. “En él, descubrí a España. Una España deslumbradora”, escribió Victoria Ocampo en 1965, diez años después del fallecimiento de Ortega y Gasset.
Luego de aquella primera charla en la que ella quedara obnubilada ante la erudición del filósofo, y él maravillado por la sagacidad de la aristocrática muchacha, ambos iniciaron un profuso intercambio epistolar que se extendió durante unas tres décadas
Lo cierto es que, luego de aquella primera charla en la que ella quedara obnubilada ante la erudición del filósofo, y él maravillado por la sagacidad de la aristocrática muchacha, ambos iniciaron un profuso intercambio epistolar que se extendió durante unas tres décadas. Los respectivos recorridos personales e intelectuales terminarían impregnando esas misivas, así como el empuje, consuelo, estímulo y acompañamiento que se fueron brindando, según fueran las circunstancias, el uno al otro.
Entre lo íntimo y lo público
Mañana, en la Casa de América de Madrid, en el marco del programa Conexión Buenos Aires-Madrid, se presentará Entre el corazón y la razón, libro que reúne las cartas que José Ortega y Gasset y Victoria Ocampo intercambiaron entre 1917 y 1941. Editado por Biblos, el volumen (que luego se presentará en Buenos Aires, durante la Feria del Libro) es fruto de la colaboración entre la Fundación Ortega y Gasset Argentina y la Fundación Ortega Marañón España, y del trabajo que, en Buenos Aires, encaró Marta Campomar (autora, entre otros, de Ortega y Gasset en La Nación), secundada por Alejandra López Goñi y la traductora Cecilia Verdi.
“Había un encargo inicial de Victoria y Soledad Ortega Spottorno [hija del filósofo] de publicar las cartas”, explica Inés Viñuales, directora de la Fundación Ortega y Gasset Argentina. De hecho, en 1955, tras la muerte de Ortega, Victoria continuó el diálogo epistolar con Soledad, quien trabajó en la editorial de Revista de Occidente y, entre otros proyectos, impulsó la creación de la Fundación Ortega y Gasset. “Eran dos mujeres llevando adelante emprendimientos culturales en un mundo complejo”, describe Viñuales, además de anunciar que entre los proyectos de la Fundación está publicar, también este año, un segundo volumen de cartas: las de Victoria y Soledad.
En cuanto a Entre el corazón y la razón, es el resultado de casi ocho años de trabajo, con una pandemia en el medio. Hubo que ubicar manuscritos, sistematizar la enorme cantidad de material, establecer una cronología (algunas cartas no tenían una fecha precisa), traducir las misivas que estaban en francés (en el libro se publican las dos versiones, original y traducida), abordar el cuidadoso trabajo de las notas que ayudan al lector a entender la profusión de citas, menciones a obras literarias o artísticas, referencias a músicos, artistas y escritores, comentarios sobre hechos acontecidos en la Argentina, en España o en cualquier otra parte del mundo. Quienes intercambiaron esas cartas eran dos personas absolutamente abiertas a todo cuanto pasaba en su tiempo, ávidas de cruzar fronteras geográficas, lingüísticas e intelectuales, y devotas de un diálogo que no estuvo exento de fricciones y sonoros silencios.
“Querido amigo: He comenzado tantas cartas para usted que no me creería si me detengo a contarlas”, escribía Victoria en 1923. “¿Qué proyectos tienes? ¿Te veremos por aquí? ¿Escribes? Tengo mucha fe en una etapa tuya de seria concentración”, apuntaba en uno de sus envíos el autor de La rebelión de las masas.
Como ocurre con los diarios íntimos o las memorias, el género epistolar discurre por una zona difusa, entre lo íntimo y lo público. En las cartas de Entre el corazón y la razón asoma la profunda tensión y productividad inherentes al cruce entre ambos aspectos. En paralelo, y afectando el intercambio epistolar, se sucedían los eventos: Ortega fundaba Revista de Occidente; Victoria, Sur. Ortega publicaba en su editorial –y escribía el epílogo- del ensayo de Ocampo De Francesca a Beatrice. A través de la Divina Comedia. Victoria comentaba los frecuentes artículos de su amigo en La Nación, lo hacía partícipe del devenir de Sur. A mediados de los años 30 sobrevino la Guerra Civil Española, luego la Segunda Guerra: Ortega se vio obligado a partir al exilio mientras su continente se desangraba; Victoria no dudó en ayudarlo.
Arte de la conversación transmutado al papel: también eso, en todo lo que el diálogo tiene de ejercicio reflexivo y construcción de lazo, late en las cartas de ambas figuras. “Había que ponerlo en valor y a disposición de los investigadores”, señala Viñuales. Y allí está Entre el corazón y la razón, al alcance tanto de especialistas como de entusiastas y curiosos.