Víctor Magariños: un lugar en el mundo
Su casa-taller de Pinamar será declarada patrimonio histórico cultural y la galería Altera está exponiendo sus obras. Además, el Museo Nacional de Bellas Artes prepara para abril una muestra antológica.
EL pintor Víctor Magariños D. fue una gran figura de la abstracción. Aunque su obra tuvo atisbos figurativos, tempranamente comenzó a realizar una pintura en la que confluyeron tanto el rigor derivado de las grandes reglas de composición como la fantasía.
Había nacido en Lanús, en 1924, pero pasó veintiséis de su vida en Pinamar, donde murió imprevistamente, en 1993. Estaba solo, en su casa-taller, donde venía realizando un conjunto de grandes estructuras en madera y una pintura de porte mayor. Por rara coincidencia, su fin fue análogo al del belga Georges Vantongerloo, de cuyas ideas se consideraba continuador y a quien le dedicó un valioso estudio. Ahora, por primera vez -gracias a las gestiones de su compañera, Dolores Rubio, y a la Asociación de Amigos, constituida por vecinos de la zona- se está exponiendo su obra en la ciudad marítima donde el pintor eligió vivir y trabajar. Con el auspicio de la municipalidad local, se muestran en la galería Altera las obras sobre papel que realizó entre 1950 y 1993, algunas estructuras del mismo material, un trabajo en madera y un acrílico de dos metros de lado.
La muestra se inscribe en la primera etapa de un proyecto que incluye la edición de un libro sobre la obra y el pensamiento del artista, una gran retrospectiva en el Pabellón del Museo Nacional de Bellas Artes para abril próximo, y la transformación de su casa-taller en casa museo (como paso previo, se está gestionando declararla patrimonio histórico cultural). Vale la pena conocer el texto de la placa conmemorativa: "Taller y jardín de Víctor Magariños D. (1924 - 1993). Construido por él en el verano de 1967 en estas dunas, por entonces zona rural de Pinamar. Este médano y la naturaleza que lo rodea fueron su lugar en el mundo. La Asociación de Amigos que lleva su nombre está trabajando para cumplir con el deseo de quien lo creara: preservar este espacio." Debe añadirse, además, que también se está organizando un archivo con los escritos, la correspondencia, las reseñas gráficas de su trayectoria, las fotografías y un catálogo razonado de su obra.
Escasas muestras individuales
Las muestras individuales de Magariños en Buenos Aires fueron escasas y espaciadas. La primera se realizó en la galería Juan Cristóbal, del Instituto de Arte Moderno de Buenos Aires, en 1951, año en el que el artista obtuvo una beca del gobierno francés para proseguir su formación en París. Pasaron treinta y tres años antes de que volviera a presentarse, en 1984, en el Centro de Arte y Comunicación. La siguiente muestra se organizó en 1991, en la Fundación Banco Patricios, y la última y póstuma (una antología de obras sobre papel) en el Centro Cultural Borges, en 1996.
Como se ve, en el país hubo sólo cuatro oportunidades de apreciar sus exposiciones individuales (cinco, si se cuenta la que ahora lo representa en Pinamar). No obstante, fueron suficientes para que Magariños ganara el respeto de sus pares y de la crítica. Por lo demás, repercutió en nuestro medio la muestra individual de homenaje a Vantongerloo, "Finito infinito", que realizó en Bruselas en 1986, en el Museo de Arte Moderno de los Musées Royaux des Beaux Arts.
Inteligencia y sensibilidad
Artista con ideas muy arraigadas, por las que acostumbraba pelear, Magariños supo transmitirlas, tanto desde su obra como desde la cátedra de pintura de la Escuela Nacional de Artes (donde había estudiado), desde un manifiesto (a los que solía recurrir), o desde una sencilla mesa de café.
Su obra, de gran originalidad y precisión constructiva, reconoce la influencia de Vantongerloo, con el que se encontró en París en 1950 y a quien dedicó un libro, donde publicó los escritos originales que el belga le había dejado a Ignacio Pirovano. Creía, como aquél, que "el arte y la vida están ligados a las energías cósmicas que subyacen en el hombre". En el estudio titulado Vantongerloo y el arte cosmológico, más allá de las últimas tendencias , apuntó que "consustanciarse con los misterios del origen, del destino y de la significación del Universo no es desligarse del origen, del destino y del significado del ser humano; es ir a sus raíces, a la esencia misma de su existencia".
En suma, la acción intelectual de este artista fue el resultado de un proceso reflexivo en el que la inteligencia, la sensibilidad y la intuición se combinaron sutilmente. De ahí, la idea de perfección cósmica que transmiten sus trabajos, cuando intentan evocar la enigmática armonía del Universo.