Vargas Llosa: cómo convertirse en estrella con las armas de la ficción
El Nobel peruano presentó Cinco esquinas en una charla con Jorge Fernández Díaz; un ida y vuelta de la condena de la cultura de masas a la celebración de la alta cultura
La presentación de Cinco esquinas, la última novela de Mario Vargas Llosa, fue una de las más convocantes de esta edición de la Feria del Libro. En una sala completa, con público que siguió la charla afuera a través de una pantalla gigante, el escritor peruano conversó con Jorge Fernández Díaz sobre literatura, política y periodismo, entre otros temas.
En el inicio de la presentación, Fernández Díaz recordó que la visita anterior del premio Nobel de Literatura había sucedido en un contexto político diferente. Cinco años atrás, Vargas Llosa había sido invitado para inaugurar la Feria del Libro y su nombre había generado críticas por parte de un grupo de intelectuales afines al gobierno anterior. En esta oportunidad, el autor de Pantaleón y las visitadoras vino al país a presentar un libro, que fue definido por Fernández Díaz como un "thriller político, erótico y social". "Me alegra volver a Buenos Aires en condiciones más sosegadas", dijo Vargas Llosa. Desde la primera fila de butacas de la sala Jorge Luis Borges, lo escuchaba sonriente Isabel Preysler, que un rato antes, al ingresar al lugar, había generado revuelo entre los fotógrafos y el público que la rodearon con los flashes. Durante la espera para ingresar (la gente comenzó a hacer fila seis horas antes de la hora de la charla), muchos se preguntaban si Vargas Llosa llegaría solo o acompañado por su pareja.
El periodismo amarillo y la prensa del corazón fueron dos de los temas sobre los que el escritor habló durante la presentación. También, sobre los efectos de la cultura del entretenimiento en la sociedad. "Adormece, aletarga, genera pasividad. La cultura, en cambio, debe generar pensamiento crítico para que uno sienta la necesidad de transformación, de progreso."
Su novela, que transcurre en Cinco esquinas, un barrio decadente de Lima, aborda la cuestión del periodismo amarillo a través de un personaje al que le toca ejercer "ese periodismo vil", según palabras del autor. "Es un personaje que se fue imponiendo a lo largo de la escritura. Llegué a tenerle cariño."
El ejercicio de ese periodismo vil, que en tiempos de Fujimori y Montesinos se utilizó en Perú para castigar a los opositores al régimen, es el disparador de la trama que también tiene una muerte y mucho de erotismo.
Cuando Fernández Díaz le preguntó si el sexo funcionaba en la novela como una contraposición a la violencia política que se vivió en su país, el escritor dijo: "A veces el sexo puede ser una forma de salvación".
El inmortal
Así como en este caso los personajes se le fueron imponiendo y adquiriendo una voz y una mirada propia, Vargas Llosa contó que al escribir suele seguir más la intuición que un plan. "Necesito un esquema para empezar a escribir, que finalmente nunca respeto. Trazo trayectorias, estructuras, imagino los destinos de los personajes. Pero no sé qué sucederá. Por eso escribo el primer borrador rápido, casi sin detenerme en correcciones. Luego llega la etapa que más disfruto, que más placer me da: reescribir." Fernández Díaz remarcó que en este libro hay "un lenguaje que parece invisible". "Así es. Me propuse trabajar con el lenguaje de modo que no llamara la atención. Quería que la historia no pareciera escrita sino vivida".
Una anécdota que Fernández Díaz contó al inicio y luego retomó durante la charla reveló el orgullo que le provocó a Vargas Llosa ser incluido en la colección La Pléiade, de la prestigiosa editorial francesa Gallimard. "La noticia me dio más felicidad que haberme ganado el Nobel. Ser publicado en esa colección asegura inmortalidad a los autores", dijo.
La política estuvo presente varias veces a lo largo de la charla. En un momento, Fernández Díaz le preguntó si este libro podría ser una especie de "ajuste de cuentas" con Fujimori, con quien Vargas Llosa compitió por la presidencia de Perú. "No, de ninguna manera. Le agradezco a Fujimori haberme ganado las elecciones en aquella oportunidad porque me devolvió a la literatura, que es mi verdadera pasión".
Hubo aplausos del público. Poco después, Vargas Llosa citó a Gustave Flaubert, su autor preferido, cuando dijo que "escribir es una manera de vivir". "Si uno siente pasión por lo que hace, toda la vida se organiza en función de esa pasión, que en mi caso es la literatura. Escribir le da sentido a todo lo que hago. A veces creo que tengo un espía dentro mío que, mientras vivo, anota cosas que suceden y que escucha para luego volverlas literatura."