Vandalismo, andamios y publicidad: restauran monumentos porteños por $ 40 millones, ¿quién paga los gastos?
Las fuentes de la 9 de Julio, el Monumento de los Españoles y el de Bernardo de Irigoyen, por ejemplo, forman parte de un programa en el que empresas pagan la recuperación de obras deterioradas a cambio de publicidad
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Desde hace varias semanas, en diferentes puntos de la ciudad de Buenos Aires se ven andamios con publicidades que cubren monumentos públicos. El Monumento a la Carta Magna y las Cuatro Regiones (conocido como de los Españoles), el Monumento a Giuseppe Garibaldi, dos fuentes monumentales de la avenida 9 de Julio, la hermosa escultura de Alberto Lagos, El arquero de san Sebastián, y el Monumento a Bernardo de Irigoyen, en la esquina de la avenida Callao y Paraguay, son algunos de ellos. Algunos pensaron que se trataba de un nuevo y curioso mecanismo de recaudación del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, pero no es así exactamente.
El gobierno porteño administra 2500 monumentos; por el deterioro que provoca el paso del tiempo y la situación ambiental (lluvias, hollín, excrementos de aves) y por vandalismo y robos de metales, muchos de ellos están en proceso de puesta en valor. Actualmente, nueve monumentos porteños están siendo restaurados por el Ministerio de Espacio Público con los aportes de empresas privadas -Samsung y Chevrolet- que, a cambio de publicidad, pagan los costos de la restauración, calculados en más de cuarenta millones de pesos. Esto es posible debido a la ley 6163, que habilita el patrocinio privado en determinadas actividades en la ciudad de Buenos Aires.
“Se entiende por patrocinio al aporte económico de carácter no tributario que realicen las personas humanas o jurídicas de carácter privado en contraprestación a la difusión del nombre, denominación, marca, imagen, productos y/o servicios del patrocinador en los activos mencionados en el artículo 3°”, se destaca en en artículo 2º de la ley. Se pueden patrocinar actividades de carácter cultural, educativo, turístico, social, tecnológico, comercial, deportivo y recreativo; sedes e instalaciones; campañas de comunicación, concientización y prevención en materia de salud, educación, cultura, seguridad vial y medio ambiente, y restauraciones de entornos urbanos, edificios, monumentos, fuentes ornamentales, esculturas y toda clase de bienes muebles o inmuebles de interés histórico, artístico o cultural.
“A cambio de la publicidad, las empresas se hacen cargo de los costos de restauración -dice a LA NACION el subsecretario de Paisaje Urbano, el arquitecto Juan Vacas-. No se ven muchas personas trabajando en los monumentos todo el tiempo porque la restauración se hace en los talleres del gobierno porteño, que se encuentran en el Patio de Esculturas”. También conocido como MOA (Monumentos y Obras de Arte), allí se ocupan del saneamiento, puesta en valor y limpieza de las esculturas que han sido vandalizadas o dañadas por el paso del tiempo y la situación ambiental. Las piezas de bronce robadas de los monumentos centenarios se venden a chatarreros. “Actualmente, los nuevos monumentos no utilizan bronce y cuando hay que restaurarlos se usan otros materiales”, dice Vacas, para quien el vandalismo de monumentos es un problema que padecen muchas ciudades. También en Buenos Aires algunos grafiteros no pueden evitar expresarse sobre la obra de artistas que los precedieron. Algunas soluciones a este problema ideadas por funcionarios es el uso de cámaras (que semanas atrás posibilitó la recuperación de la estatua de Anna Frank) y el enrejado.
Vacas es también vocal de la Comisión Nacional de Monumentos, que desde hace pocas semanas preside la antropóloga especializada en patrimonio Mónica Capano. “Los trabajos duran entre cuatro y seis meses y solo unos pocos se hacen in situ”, informa. La restauración depende del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana y el cobro del patrocinio corre por cuenta del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción del gobierno porteño. “No todos los monumentos que pertenecen a la ciudad de Buenos Aires fueron declarados monumentos nacionales, pero hay que avisar a la Comisión de Monumentos cuando las restauraciones se hacen en un monumento nacional [el Monumento de los Españoles, por ejemplo]”. Además de las publicidades de empresas, aparece la del gobierno porteño con su lema “La transformación no para”.
“La ciudad sigue poniendo mucha plata en la restauración de monumentos”, agrega Vacas, y da como ejemplo la megarrestauración del grupo escultórico de la Plaza del Congreso, que no tiene patrocinio. Los nueve monumentos que están siendo reparados son el Monumento a la Carta Magna y las Cuatro Regiones (de los Españoles) con un costo de 8.390.000 de pesos; el Monumento a Giuseppe Garibaldi, por $7.500.000; El Arquero de san Sebastián, por $2.250.000; el Monumento de Residentes Sirios a la Nación Argentina, por $1.500.000; dos Fuentes Monumentales de la avenida 9 de Julio, por diez millones de pesos; el Monumento a Nicolás Avellaneda, por $5.250.000, y el Monumento a Bernardo de Irigoyen, por $5.250.000.