Van Gogh vuelve a la vida en una película animada que rescata su imaginario visual
Para Loving Vincent, que llega a fin de mes, se pintaron a pincel 65 mil fotogramas; actividades en torno de su único cuadro en el Bellas Artes
La noche estrellada, la obra que Van Gogh pintó en 1889, cobra vida. Parpadean los astros arremolinados y cantan los grillos en el paisaje nocturno. La estampa, como tantas otras retratadas por el holandés en decenas de sus cuadros, pasan de la estaticidad al movimiento en la historia narrada en Loving Vincent, la primera película animada pintada completamente a mano y que estos días llegó a Buenos Aires. La Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes celebró la primera proyección del film en un adelanto a su estreno local, previsto para el 26. La producción, dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman, es la primera creación de la historia de cine al óleo. Más de cien pintores recrearon el trazo del artista a través de los más 65.000 óleos que dan forma a la película, fotograma a fotograma, pintados sobre proyecciones de secuencias grabadas previamente con actores reales.
Loving Vincent refleja con contundencia dos aspectos principales de la vida del postimpresionista: su talento y su tortuosa existencia, con central énfasis en su trágico final pero con un mensaje optimista. Tomando como escenario la localidad de Arlés (Francia), donde Van Gogh (1853-1890) pasó la última etapa de su vida, el disparador de la historia es una carta, una de las tantas cartas que el artista intercambió con su hermano Theo, pero con una particularidad: ésta nunca llegó a entregarse y tanto su emisor como su destinatario ya no viven. En su intento por hacer llegar este mensaje a un posible destino, Armand Roulin, hijo de Joseph, el cartero que rutinariamente se encargaba de la correspondencia del pintor (ambos retratados en vida por el holandés), es quien se esfuerza por dilucidar los misterios en torno a la muerte del genio. ¿Fue realmente un suicidio o víctima de un asesinato?
El Museo Van Gogh de Amsterdam, que colaboró en la realización de la película, destaca la trascendencia de esta pieza cinematográfica para la difusión de la obra y vida del artista, contó a la nacion el director de la institución, Axel Rüger.
Los campos de trigo y los cuervos revoloteando, los lirios y cipreses, los girasoles, la vida campesina, el café con terraza en Arlés y personas cercanas que el artista retrató en sus cuadros, como el Dr. Gachet y su hija Marguerite o los dueños de la posada Ravoux son parte fundamental de esta historia, que sumerge al espectador en una experiencia onírica tanto como documental. "Hablaremos a través de nuestras pinturas", dijo el artista a su hermano Theo, marchand que lo vinculó con la vanguardia parisina de finales del siglo XIX.
En la Argentina, sólo hay una obra de Van Gogh expuesta al público. Se trata de Le moulin de la galette, pintado por el artista en 1886 y expuesto en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, que estos días celebra también una actividad infantil teatralizada que tiene a Van Gogh como protagonista. Los actores Pablo Hofman y Cecilia Arthagnan protagonizan al pintor holandés y a su cuñada Johanna y hacen un recorrido por la galería de los impresionistas del museo. La actividad, que se hará hoy y el próximo domingo a las 17 horas, invita a los niños a escribir cartas dirigidas a Vincent o a recrear sus dibujos.
El óleo, de 61 por 50 centímetros, fue adquirido por el museo en 1930, cuando los pintores impresionistas y posimpresionistas empezaban a cobrar protagonismo en el mercado. El entorno del molino de viento retratado en Le moulin de la galette se ubica en la colina de Montmartre, donde residió el holandés, y fue motivo de inspiración también para otros genios de la pintura.
Un sinfín de artistas han hecho suya la obra de Van Gogh a lo largo de las décadas. En la Argentina, la colección Fortabat exhibe dos pinturas de Carlos Alonso alusivas a su figura: El pintor caminante y La oreja. Otros creadores, como Benito Laren, también le han rendido homenaje, en su caso, con remasterizaciones como la del propio Le moulin de la galette con su obra El molino de la otra noche.
A casi 130 años de la muerte del artista, sus obras se siguen revisitando en el cine y en la plástica, y, como era su deseo, siguen hablando por él en su ausencia.
Vincent, también en novela gráfica
La ilustradora holandesa Barbara Stok, reconocida en su país por sus tiras cómicas, es autora de Vincent, novela gráfica que narra episodios del último tramo de la vida del pintor en el sur de Francia: su deseo de crear una casa para artistas, su enfermedad mental, el incidente de la oreja y su relación con Theo. La artista viajará la próxima semana a Buenos Aires y participará en una charla abierta el viernes, a las 19, en la Asociación de Amigos de Bellas Artes. En diálogo telefónico con la nacion desde Holanda, la artista cuenta que fue el Museo Van Gogh el que le encargó la realización del libro. La artista procuró retratar al pintor "lo más fielmente posible, de tal forma que no fuera una caricatura". La ilustradora eligió para Vincent un trazo sencillo. "Tengo una sola manera de dibujar, ya que nunca fui a escuelas de arte. Me sirvieron de guía sus propios autorretratos".
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