"Van Gogh plagió a artistas japoneses"
"Me quedé sin aliento cuando descubrí, en la pared del fondo de la pequeña habitación del templo a la que nos había llevado el monje, el cuadro de Los lirios, de Van Gogh. Si era el cuadro de Van Gogh, y lo era sin ninguna duda, ¿cómo podía ser de un japonés del siglo XIII?", se pregunta el narrador de Sakura (Editorial El Ateneo), la novela de Matilde Asensi en la que un grupo busca el Retrato del Dr. Gachet, la obra de Vincent Van Gogh cuyo paradero se desconoce desde 1996. El parecido a primera vista con la obra del artista holandés había desconcertado a los personajes a quienes alguien explicó enseguida que lo que estaban viendo no era una obra de Van Gogh, sino una del artista japonés Ogata Korin, pintada en 1705, Biombo del lirio. "… todos los impresionistas y postimpresionistas admiraban enormemente la pintura japonesa y Van Gogh más que nadie", intentó argumentar uno de ellos a lo que otro respondió que puede llamarlo "admiración, pero que hoy en día se consideraría una copia pura y dura".
Asensi puso en boca de ese personaje su propia convicción y experiencia. Así lo narra en una entrevista vía correo electrónico al ser interrogada por el parecido entre Los Lirios con la obra de Korin, similitud que no había encontrado en todos los libros e investigaciones sobre la obra de Van Gogh que llevada leídas, por lo que se podría considerar un hallazgo suyo.
"Lo descubrí por casualidad, estudiando la pintura de los artistas japoneses de Ukiyo-e, que es el nombre que recibe el estilo que tanto influyó en los impresionistas europeos. Acababa de leer en la biografía sobre Vincent, escrita por Stephen Naife y Gregory White Smith, cómo éste debía de haberse echado en el suelo durante muchos días para poder pintar Los Lirios desde el ángulo que lo hizo. Cuando, de repente, me encontré con el Biombo de los lirios de Ogata Korin, y me quedé con la boca abierta por la sorpresa".
Otros ejemplos, para Asensi, son las copias o inspiraciones que encuentran obras del holandés como Ciruelo en flor o Puente bajo la lluvia, con obras del artista japonés Utagawa Hiroshige. Al referirse al primero Asensi detalla: "Todavía se conservan los dibujos que hizo (Van Gogh) para copiar la obra al lienzo con un tamaño mayor. Y lo mismo ocurre con Puente bajo la lluvia, en la que copia de nuevo a Hiroshige. Copió, o como diríamos actualmente, plagió a muchísimos pintores japoneses: Hokusai, Eisen, Yoshitora, Kunisada…".
Los historiadores de arte hablan del nexo entre Van Gogh y el arte japonés en términos de inspiración y admiración. Van Gogh hablaba de envidia. Así lo explicó en 1888: "Envidio a los japoneses por esa enorme claridad que tienen todas sus cosas. Su trabajo es tan fácil como el respirar y dibujan una figura con unas cuantas líneas certeras como si fuera tan simple como abrocharse los botones de la chaqueta".
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