Usan técnicas de la NASA para espiar debajo de las muchachas de Vermeer, sin quitarles la pintura
La pandemia dio grandes posibilidades a la ciencia en el arte: con los museos cerrados, se descolgaron cuadros y analizaron pinturas cuyas atribuciones a grandes maestros aún generan dudas
- 9 minutos de lectura'
WASHINGTON.- La pregunta que se proponen responder los expertos de la Galería Nacional de Arte de Washington es la siguiente: ¿los dos cuadros atribuidos a Johannes Vermeer que integran la colección del museo son realmente obra del artista holandés del siglo XVII, célebre por su detallada representación de la vida de la clase media de su época?
Los cuadros no son falsificaciones obvias. De hecho, una es considerada una obra maestra, pero son inusuales dentro del corpus de obra de Vermeer: más pequeños que el resto, y pintados sobre madera, no sobre lienzo. “Y por lo tanto parecen un poco diferentes del resto de su obra”, dice Melanie Gifford, investigadora de conservación de la Galería Nacional.
Muchacha con sombrero rojo es una de las 34 obras de arte consideradas casi por consenso como Vermeers auténticos. La otra obra, Muchacha con flauta, “solo es atribuida cautamente a Johannes Vermeer”, según consigna el sitio web del museo, ya que “no se ajusta a los estándares del maestro”. Sin embargo, ambas comparten similitudes estilísticas entre sí y con otras pinturas del artista. Entonces, si la Muchacha con flauta no es un Vermeer auténtico, tal vez Muchacha con sombre rojo tampoco lo sea. Todo un dilema.
“Las dudas sobre la atribución del cuadro vienen desde hace décadas”, dice Gifford. Ahora, con ayuda de un científico que antes diseñaba cámaras de reconocimiento para aviones y de una tecnología que se usó para estudiar el planeta Marte, los expertos en arte intentan responder enigmas como el de los Vermeer.
Escanear la galería
La pandemia de Covid-19 resultó ser una bendición para la ciencia del arte. Como la Galería Nacional y otros museos cerraron temporalmente sus puertas, los cuadros más venerados pudieron ser descolgados de las paredes sin causar bronca o frustración entre los visitantes.
John K. Delaney, científico de imágenes de la Galería Nacional, dijo que él y su colega Kathryn Dooley fueron calladitos durante seis u ocho semanas y escanearon a fondo todos los Vermeers del museo, incluidos los que tienen un signo de interrogación.
La vida de Vermeer, que murió en 1675, a los 43 años, está envuelta en el misterio. Su obra fue casi olvidada durante dos siglos, hasta que los críticos la redescubrieron en el siglo XIX y lo celebraron como un maestro en el uso del color para capturar las gradaciones de la luz, la sombra y las texturas.
“Estamos tratando de establecer una comprensión de su técnica pictórica”, dice Delaney. “La gente quiere saber si todo esto es Vermeer o si está involucrada la mano de alguien más.”
La Galería Nacional también posee dos lienzos, que al igual que Muchacha con sombrero rojo, son atribuidas con certeza a Vermeer. Esos tres cuadros, y Muchacha con flauta, ya están de vuelta en exhibición en las paredes del ala oeste del museo, que reabrió en mayo. Pero el análisis de los datos del escaneo continúa.
En el pasado, lo único que tenían para trabajar los curadores y conservadores de arte era lo que podía verse en la superficie de la obra y cualquier otra cosa que pudieran desenterrar a partir de los documentos históricos. Muy cada tanto, tenían la chance de retirar una pequeña escama de pintura para analizar las capas de una obra de arte.
Los rayos X proporcionaron las primeras imágenes de lo que podía estar debajo de las capas superiores visibles de pintura. A través de una técnica llamada fluorescencia de rayos X (XRF), también se pueden identificar elementos como zinc, plomo y cobre, que están presentes en ciertos pigmentos. Estos elementos absorben rayos X y reemiten la energía en longitudes de onda características, como una especie de huella dactilar atómica.
La especialidad de Delaney es uno de los métodos más nuevos que existe, la espectroscopia de imágenes por reflectancia, que aprovecha el hecho de que diferentes moléculas absorben luz en diferentes longitudes de onda. Al analizar la brillantez de los colores que rebotan en algo, los científicos pueden identificar de qué material está hecho ese objeto. Esa técnica es de gran utilidad para los geólogos que estudian minerales en la superficie de un paisaje. También ayuda a las empresas farmacéuticas a garantizar la pureza de sus medicamentos, y los expertos en inteligencia militar usan imágenes similares tomadas por satélites y aviones para encontrar objetivos enemigos ocultos.
Es una técnica que los geólogos también encuentran de gran utilidad. Al volar sobre un área con una cámara sofisticada que recopila datos en longitudes de onda visibles e infrarrojas, pudieron identificar diferentes tipos de rocas. El Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA y los vehículos rover Curiosity and Perseverance utilizan espectroscopía de imágenes por reflectancia para identificar minerales en el planeta rojo.
Marcello Picollo, investigador del Instituto de Física Aplicada Nello Carrara, en Florencia, Italia, formó parte del primer equipo que aplicó la técnica al estudio de una obra de arte. Formado como geólogo, Picollo se dio cuenta de que muchos pigmentos son básicamente minerales triturados. La espectroscopia de imágenes por reflectancia también puede identificar moléculas orgánicas como las del insecto conocido como “cochinilla del carmín”, con el que se fabrica un pigmento rojo intenso. “Es una excelente y poderosa técnica de investigación”, dice Picollo.
Pero esos sistemas de cámaras tenían que ser modificados para ajustarlos a las necesidades de los museos de arte, o sea, para poder estudiar de cerca y con alta precisión los cuadros sin usar una luz demasiado brillante y potencialmente dañina para la pintura. Aproximadamente al mismo tiempo que los científicos italianos desarrollaron sus sistemas, Delaney empezó a trabajar como consultor de la Galería Nacional de Arte de Washington.
Los primeros dispositivos que usó Delaney podían tomar imágenes a diferentes longitudes de onda, así que eran llamados “cámaras multiespectrales”. Con el tiempo, los dispositivos se fueron sofisticando, hasta ser capaces de diferenciar entre una variedad mucho mayor de longitudes de onda. Actualmente, son tan potentes que ya no se los llama multiespectrales, sino hiperespectrales.
En 2007, el museo contrató a Delaney a tiempo completo, y el experto empezó a colaborar con otros colegas de todo el mundo, incluidos los del Museo Getty de Los Ángeles, la National Gallery de Londres y el Rijksmuseum, en Ámsterdam. “Delaney fue el tipo que realmente abrió la puerta para el uso masivo de está técnica en el arte”, reconoce Picollo.
Cuando terminó su doctorado en química, en 2010, Katrhyn Dooley quería encontrar un trabajo donde poder usar sus conocimientos en espectroscopía. Y así fue como se topó con la beca de investigación que ofrecía la Galería Nacional. “Siempre pensé que terminaría trabajando en algún sector de la industria, aplicando la espectroscopía para analizar algo”, recuerda Dooley, ahora científica de investigación del museo. “Pero resulta que al final analizo obras de arte, ¡y está buenísimo!”
El laboratorio de la Galería Nacional de Arte de Washington tiene un caballete motorizado que mueve la pintura frente a la cámara, hacia adelante y hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo. Para cada punto, la cámara recoge información de reflectancia muy detallada de un amplio rango de longitudes de onda. Ese escaneo puede durar horas y genera cientos de gigabytes de datos. La cámara hiperespectral también puede ser intercambiada por un espectrómetro de fluorescencia de Rayos X.
Lo que hay debajo
Entre las colaboraciones de Delaney con el museo Getty, se destacan los escaneos hiperespectrales que revelaron detalles de una pintura oculta debajo de Un anciano en traje militar, de Rembrandt. Desde hacía tiempo se sabía que Rembrandt había pintado esa obra encima de otra, y los rayos X habían mostrado que la primera pintura estaba “totalmente al revés de lo que luego se pintó encima”, dice Karen Trentelman, jefa de estudios técnicos del Museo Getty.
Era otro retrato, aproximadamente del mismo tamaño, pero no se sabía mucho más. “Cuando hay un Rembrandt oculto, todos quieren saber qué es”, dice Trentelman. “Pero obviamente no íbamos a raspar el Rembrandt de la superficie para llegar a lo que está debajo.”
El Getty no tenía una cámara hiperespectral, pero Delaney vino en su ayuda. “De hecho, embaló la cámara y voló desde Los Ángeles para trabajar con nosotros en eso”, dice Trentelman.
Según el análisis de fluorescencia de rayos X, la distribución de átomos de hierro y cobre en la primera pintura revelaba la imagen de un hombre más joven, vestido con una túnica. La imagen hiperespectral reveló todavía más: por lo menos cuatro pares de ojos. Parece que Rembrandt dudaba de dónde colocar los ojos”, dice Trentelman. Con la ayuda de Delaney, el Getty ahora está comprando un sistema de cámara hiperespectral, cuya llegada Trentelman espera para los próximos meses.
Pero en la Galería Nacional de Arte de Washington la reflectancia hiperespectral y los escaneos de fluorescencia de rayos X de los cuadros de Vermeer ayudaron a identificar los pigmentos y proporcionaron información sobre la técnica pictórica del artista.
La infinidad de datos hiperespectrales puede usarse para generar imágenes de “falso color”, muy similares a las utilizadas por los científicos planetarios para identificar detalles sutiles en la superficie de otros planetas.
Las pinturas de Vermeer son famosas por la minuciosidad de sus detalles, tan precisos que algunos llegan a sugerir que el artista usó un dispositivo óptico llamado cámara oscura para trazar correctamente las perspectivas. Sin embargo, las imágenes infrarrojas y de rayos X muestran pinceladas más gruesas en las capas inferiores.
“En la fase preliminar, cuando está diseñando la composición, la pincelada de Vermeer es bastante ágil”, dice Dooley. “Es un esbozo de trazos gruesos, mucho más relajados y sueltos de lo que el público suele pensar cuando piensa en Vermeer.”
En cuanto a las preguntas sobre quién pintó realmente Muchacha con sombrero rojo y Muchacha con flauta, Marjorie E. Wieseman, directora del departamento de pintura del norte de Europa de la Galería Nacional, prefiere no adelantar conclusiones. “En estas pinturas sigue habiendo algunas anomalías en comparación con otras obras de Vermeer”, dice. “¿Cuántas de esas anomalías se pueden explicar de manera plausible y cuántas seguirán siendo rarezas o curiosidades?” Gifford, la investigadora de conservación del museo, dice que esperan poder publicar sus hallazgos el año que viene. “Todavía estamos debatiendo.”
(Traducción de Jaime Arrambide)