Una relación vital con el presente
Una obra de Max Gómez Canle obtuvo el primer premio en el certamen organizado por la galería Klemm; otra de Pablo Zicarello obtuvo el segundo premio adquisición
El premio Klemm siempre es un buen termómetro para medir la temperatura del ambiente artístico actual, ya que no impone límites de edad ni de formato. Lo que pretende es una relación vital con el presente y romper con las divisiones entre técnicas empleadas, así como buscar un balance entre artistas jóvenes y consagrados. Algo que ha hecho con creces en 2014, tras casi dos décadas de trayectoria. En esta 18a edición, un jurado integrado por Federico Baeza, Valeria González, Mercedes Casanegra, Adriana Lauría y Graciela Taquini seleccionó 32 trabajos entre más de 700 presentados.
El peso de una sombra, de Max Gómez Canle, fue la obra ganadora, que pasará a integrar la colección Klemm, recompensa aún mayor que la monetaria ($ 50.000), ya que convivirá con otras de prestigiosos artistas como Warhol, Beuys y Magritte, y con producciones emblemáticas de la década del 60 en la Argentina. El segundo premio adquisición ($ 25.000) fue para Luz accidental, de Pablo Ziccarello, mientras que Patricio Larrambebere fue distinguido con la mención no adquisición ($ 5000). Hubo otras especiales para Érica Bohm y Florencia Levy. Max Gómez Canle pinta como un renacentista. El peso de una sombra es un pequeño paisaje con ruinas que pende a la sombra de una construcción piramidal negra, cuyo vértice mira al espectador. A mitad de camino entre categorías, representa un giro en la carrera del artista que materializa en sus paisajes florentinos figuras geométricas basadas en artistas concretos argentinos.
Luz accidental, de Pablo Zicarello, es una fotografía analógica de 2002 de gran tamaño, que convierte la luz reflejada sobre una cortina metálica en una abstracción geométrica. Larrambebere presentó una pintura sobre tela en blanco y negro de la estación de tren Carlos Tomás Sourigues; forma parte del trabajo que realiza desde hace años sobre los ferrocarriles en nuestro país, en relación con la memoria y la historia. Las dos menciones especiales recayeron en artistas más jóvenes: Bohm, con El cristal perfecto, una instalación de cristales de sulfato de cobre azul, y Levy, creadora de 26 casos sobre el recuerdo de un lugar, una superposición de distintos elementos que evocan los lugares habitados por veintiséis personas.
Las obras se exhiben hasta hoy en la Fundación Klemm (Marcelo T. de Alvear 626), en un ágil recorrido que va de la pintura y la fotografía al video, la escultura y el dibujo. Por ejemplo, una videoinstalación de Cristina Coll, un tapiz de Guido Yannito, una escultura en cerámica de Ivana Brenner, la instalación con réplicas de tapas de discos de Aimé Pastorino, los bordados de Tamara Stuby, la pintura de Juan Astica y fotos de Santiago Porter.