Una polémica paradoja: en su primer libro, Carlos Maslatón aconseja leer menos
Además, el tuitero dice que las quemas de libros siempre le han causado “muchísima gracia”
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En la infatigable búsqueda de éxitos comerciales, el salto de las redes sociales a las librerías dejó de ser una sorpresa. Este mes, entre las apuestas editoriales de Planeta, aparece el primer libro del abogado, periodista y “tuitero estrella” Carlos Maslatón (Buenos Aires, 1958). En Téngase presente. El mundo según Carlos Maslatón, el autor afirma que leer libros no es tan importante. ¿En qué tiempo se agotará la primera tirada, de cinco mil ejemplares? Desde ahora, los lectores podrán darse el gusto de decirle “Proceda” al librero amigo.
En la portada, diseñada como la de un diario (algunos hallaron un aire de familia con la tapa de Último round, de Julio Cortázar), se destacan los elogios al autor del abogado y youtuber Tomás Rebord (para quien Maslatón ha fundado un “universo que hace tiempo merecía ser inmortalizado en un libro”), la escritora Tamara Tenenbaum (”Maslatón sabe que defiende sus ideas porque son suyas, no porque sean los mejores”) y el streamer y comediante Luquitas Rodríguez. Con loas e ironías en redes sociales, en especial en la rebautizada X (donde Maslatón tiene más de trescientos mil seguidores) el lanzamiento del libro se volvió trending topic.
“Este libro es, mayoritaria pero no exclusivamente, el resultado de mi interactividad en Internet durante el último cuarto de siglo -explica Maslatón en el prefacio, donde aclara que contó con la colaboración del ensayista Eugenio Monjeau en la recopilación del material-. Es el resultado de mis posteos en foros online, tanto los iniciados en la prehistoria social de la web como los más organizados y desarrollados a partir de Facebook y Twitter hace una década y media”.
Hace unos diez o doce años fui a comer con Maslatón al Plaza y le propuse armar un libro. Me dijo "no me interesan los libros, nunca leí un libro, agarrá mis posteos y hacé lo que quieras". Como buen visionario dejé dormir el proyecto.
— Santiago Llach (@santiagollach) August 2, 2023
Entre otras cuestiones, en su libro se refiere a hechos históricos y sociales, a sus intereses musicales y cinematográficos, a la tecnología, la política argentina, la dolarización, el marxismo, el liberalismo y sus experiencias como viajero. Hay además, apuntes biográficos (revela que hubiera querido combatir en la guerra de Malvinas) y humorísticos. También se refiere a la lectura de libros. “Siempre leí pocos libros y valoré más la noticia que el libro descriptivo o interpretativo de hechos ya sucedidos -confiesa-. El libro siempre me pareció viejo, petrificado. Y también estuve en las calles, principalmente en las calles de Buenos Aires, viendo maravillas únicas en momentos únicos. No es lo mismo estudiar la historia que recordar lo que uno recientemente vivió. Lo segundo es infinitamente más fácil, porque no hay que estudiarlo, solo hay que sentirlo”.
Maslatón. Ágrafo inconcluso. Basura sub humana. Bruto peligroso. pic.twitter.com/k6tOFnWPtS
— Omar Genovese (@genowitzky) August 1, 2023
No obstante, la frase más polémica sobre los libros y la lectura aparece en la página 27 de Téngase presente, titulada “Por el mero placer de la fogata”, donde se refiere a la quema de libros. “Hay que leer menos y pensar más -aconseja el autor-. No hay que llenar la mente todo el tiempo con lecturas. Más importante que leer como un enfermo y sin razonar nada es poder escribir un párrafo de cuatro líneas, como texto autónomo, que los demás puedan entender claramente. No voy a negar que, en lo personal, las imágenes de fogatas de libros desde Gutenberg en adelante, ya sea por causas políticas o por el mero placer de la fogata, me han causado siempre muchísima gracia. En particular, porque irritan a toda la gente de izquierda, a los pacifistas y a los prendevelas de estructura cerebral nórdica o bostoniana. De chico, mi madre se espantaba por mi falta de lectura. Me ofreció en decenas de ocasiones regalarme las obras completas de Verne, Dumas, Salgari, Hugo. Yo siempre le dije que no, que no pensaba leer un carajo, y me limitaba a seguir las informaciones del día a día en el mundo. Además, mi soberbia intelectual impidió e impide prácticamente que pueda leer un libro escrito por otro sujeto, salvo que sea inevitable y necesario”.
Maslatón adiverte que sus opiniones deben ser tomadas como tales y que “no deben ser en modo alguno consideradas como una sugerencia para hacer o no hacer determinada cosa”.
En su defensa de la “hipercomunicación internacional”, los libros y los docentes no quedan bien parados. “Porque, señores, ¿qué deberían en cambio hacer en esta era los niños y los adolescentes? ¿Leer libros de papel sucio en los que, como en el modelo de la imprenta de Gutenberg, lo que se escribió queda estático y solo puede ser modificado con otro papel bajo el título de ‘fe de erratas’? ¿Deberían prestar atención a las estupideces que dicen los maestros de todos los tipos-humanos [sic] y clases sociales que la van de sindicalistas pidiendo más sueldo a cargo de los contribuyentes? ¿Deberían escuchar mejor las boludeces insignes que dicen los profesores en el secundario?”. Para Maslatón, la “verdadera enseñanza” se halla en la actualidad en el sistema operativo iOS del iPhone y por el Android, “lleno de dibujitos para los cerebros más débiles y retorcidos”.
Debate también con la Real Academia Española. “He chequeado la delicada cuestión acerca de la acentuación o no de los monosílabos. Si bien no es ‘obligatorio’ o ‘conveniente’, vale igual hacerlo. Pero supongamos que una presunta autoridad hubiera dispuesto que no va más. ¿Y qué? A mí nadie me va a imponer cómo hablar y escribir el idioma español. Le desconozco cualquier poder de compulsión a la Real Academia Española para determinar mi uso del idioma y me declaro en la más absoluta libertad para alterar palabras, crear nuevos términos o suprimir otros que se mantienen por razones consuetudinarias. Por otro lado, cuando nosotros los judíos estábamos en España y fuimos expulsados en 1492 por los Reyes Católicos, éramos grandes desarrolladores y creadores del idioma español”. Como dice el refrán, el que nace redondo no muere cuadrado (y viceversa).
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