Una odisea criolla: El payador, de regreso en la Argentina tras un siglo y medio sin dejar rastros
La obra de Jean León Pallière realizada en el país se exhibe por primera vez en forma integral; la muestra de Colección Amalita presenta también otra pintura que reapareció en una subasta tras un largo “exilio”
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En marzo de 1958 la pujante compañía automotriz IKA (Industrias Kaiser Argentina) presentaba en un local del centro de Buenos Aires uno de sus modelos más emblemáticos, la Estanciera, fabricada hasta 1970. El slogan publicitario con el que IKA salió a vender esta pieza de diseño industrial made in Argentina fue: “Un vehículo gaucho en el campo y caballero en la ciudad”. El 30 de julio de ese mismo año, el historiador Julio Payró tramitaba la compra de Idilio criollo (1861), un óleo de Jean León Pallière que había salido a subasta en la galería Witcomb, para el hoy tan cuestionado Fondo Nacional de las Artes con el objetivo de donarlo al acervo del Museo Nacional de Bellas Artes.
Sucesos argentinos sin relación aparente con el arquetipo del protagonista del Martín Fierro, que hoy vuelven a entreverarse. Por primera vez en más de 150 años, la obra de Pallière (Río de Janeiro, 1823-Lorris, Francia, 1887) realizada en la Argentina es exhibida de forma integral y analítica en la exposición Red Pallière que Colección Amalita aloja hasta el 25 de febrero.
Idilio criollo fue hasta aquí el único de los óleos de Pallière que se había exhibido, dado que el pintor viajero descendiente de una familia de artistas de Burdeos fue difundido a través de sus carpetas de litografías donde plasmaba paisaje y costumbres del vértigo horizontal argentino del siglo XIX. Lo que hay en el segundo subsuelo de Colección Amalita luego de atravesar El censo de Belén, esa maravilla nevada de Brueghel el joven, es lo que el historiador y curador Roberto Amigo llama “un rescate patrimonial argentino”.
En efecto, estas obras a las que había hecho mención nada menos que Eduardo Schiaffino (fundador del MNBA) en su canónica La pintura y la escultura en Argentina (1933) apenas si se dejaron ver hacia 1860 con lo cual eran referenciadas de forma casi oral. En algunos casos porque quedaron en colecciones privadas (Idilio criollo pertenecía a la familia Cambaceres) argentinas, pero también porque otras solo conocidas en versión litográfica salieron muy pronto del país con destino incierto hasta la segunda década del siglo XXI.
Es el caso de Tropa de carretas en la pampa (1860) y El payador (1864), obras que fundan iconografía y que aparecieron en remates en Christie’s de Londres y Nueva York en 2019 y 2022. Amigo, especialista en el siglo XIX, explica que Schiaffino (1858-1935) se había referido a la primera como la mejor representación del paisaje llano de la pampa, pero siguiendo la litografía que aquí también se exhibe. “El problema es que la vio invertida y sin la paleta romántica que Sheridan le dio al cielo”, profundiza.
Pallière realizó esta masterpiece en colaboración con el misterioso Henry Sheridan, un hijo de estancieros irlandeses dedicados a la cría de ovejas nacido en Ranchos (120 km del Congreso por la ruta 29) que partió a la isla esmeralda con su madre a los dos años para regresar convertido en paisajista a los 24. La obra pintada a dúo (anticipando una genealogía que lleva hasta Kuitca y Prior) se cree que fue realizada entre noviembre de 1858 y junio de 1859 representando el viaje que Pallière hizo entre Mendoza y Rosario acompañando al Duque de Mecklenberg-Schwerin.
La caravana de gauchos con sus carretas que oscila entre la escuela romántica y el exotismo de la segunda mitad del XIX pone al canon en crisis. Amigo señala que tanto Tropa de carretas como El payador (antes conocida como El guitarrero, Gaucho cantando o Bajo el alero) fueron mostradas en el almacén naval Fusoni, antecedente del circuito de galerías y museos actual, y que tanto Prilidiano Pueyrredón como Cándido López tuvieron que haberlas visto. Por las anotaciones de Pallière se sabe que el cielo fue obra de Sheridan quien inaugura una representación del horizonte y el cielo argentinos que se puede rastrear en Antonio Berni (Pampa tormentosa) y hasta en los cielos de Oscar Bony como huella iconográfica.
“Este conjunto de obras revela que antes que Pueyrredón son Pallière y Sheridan quienes instalan la atmósfera argentina en la pintura”, asegura Amigo, que no esquiva la polémica con la historiografía fundante. Debajo del cielo de Sheridan, el francés nacido en el entonces Imperio del Brasil hace un uso experto de la figura en miniatura que Cándido López explotaría en su icónica serie de la Guerra del Paraguay (1864-1870), y el resto es historia (del arte).
El paisaje de Pallière & Sheridan se subastó el 29 de octubre de 2019 en 125 mil libras; no se había visto en público desde 1860, cuando el joven pintor murió con solo 27 años y la familia regresó a Irlanda legando a su descendencia todas sus obras. Ahora forma parte de una colección privada argentina “muy cerrada” a la que Amigo y Colección Amalita convencieron de mostrar.
El caso de El payador es una historia aparte. “¡Apareció!”, se sorprendió Roberto Amigo cuando desde una finca cerca de Londres le enviaron una imagen de esta obra cuyo rastro también se había perdido. Esta escena arquetípica que atraviesa la cultura argentina desde José Hernández hasta Atahualpa Yupanqui (“El payador perseguido”) y Leonardo Favio (Juan Moreira) se subastó en Nueva York en 2022 por 163.800 dólares y pasó de la descendencia de Robert Crawford al actual dueño argentino sin que nunca saliera de Irlanda e Inglaterra.
De Crawford se sabe que era un ingeniero irlandés que llegó a Buenos Aires en 1863 para la construcción del Ferrocarril del Sud y regresó a Europa en 1866 llevando entre sus pertenencias esta imagen velada a ojos argentinos por casi 160 años. Vihuela en mano, el gaucho de aire melancólico y ambiente ecléctico de Pallière (¿Un pintor gaucho en el campo y caballero en la ciudad?) está de regreso en la pampa, bastante distinta a la que el pintor viajero registró en la fundación de la iconografía criolla y los cimientos de la futura industria argentina.
Para agendar:
RED Pallière-Pintura, familia y amistad en el Siglo XIX, hasta el 25 de febrero en Colección Amalita (Olga Cossettini 141). Jueves a domingos, de 12 a 20.
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