Una novela ciberpunk de Juan Mattio ganó la tercera edición del Premio Fundación Medifé Filba
“Materiales para una pesadilla”, el libro del periodista y escritor argentino, que recibirá $750 mil, fue elegido entre otros doscientos
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La espera llegó a su fin y hoy se conoció el nombre del ganador de la tercera edición del Premio Fundación Medifé Filba de Novela, que reconoce la mejor novela de un autor argentino publicada en el país en 2021. Materiales para una pesadilla (Aquilina), novela “ciberpunk” de Juan Mattio, fue la elegida por el jurado integrado por María Teresa Andruetto, Fabián Casas y Mariana Enriquez. Era una de las cinco finalistas junto a La jaula de los onas de Carlos Gamerro, Modesta dinamita de Víctor Goldgel, Olimpia de Betina González y Hay que llegar a las casas de Ezequiel Pérez. El autor se hizo acreedor de los 750.000 pesos del premio.
“Entre la furiosa melancolía de la novela negra, con amantes arrinconados por la madrugada, los secretos y la muerte, y el vértigo de un ciberpunk existencial que corporiza el horror, la naturaleza trágica de este libro nos envuelve con toda su hipnótica potencia”, sostuvo el editor de la novela, el escritor Ricardo Romero. Según contó Mattio, Romero fue el único que leyó las tres versiones de Materiales para una pesadilla.
Por tercera vez consecutiva desde su lanzamiento, un escritor se lleva el Fundación Medifé Filba de Novela. En 2020 resultó premiada El último Falcon sobre la tierra, de Juan Ignacio Pisano, y en 2021, Los llanos de Federico Falco. En esta edición concursaron 201 novelas de 113 editoriales de varias provincias.
¡Llegó el momento que tanto estábamos esperando!🤩
— Fundación Medifé (@FundacionMedife) November 29, 2022
El jurado decidió quién se llevará el premio Fundación Medifé Filba y la persona ganadora es @juanmattio, con la novela Materiales para una pesadilla, editada por #AquilinaEdiciones. 🥳
¡Felicidades!
#PremioFMF pic.twitter.com/Kf5uVcnmvn
Mattio nació en 1983 en la provincia de Buenos Aires y vive en el barrio de Once. Es periodista y escritor, y forma parte de Proyecto Synco, un observatorio de ciencia ficción, tecnología y futuro que toma su nombre de un sistema de información y control en tiempo real de las empresas de propiedad social durante el gobierno de Salvador Allende en Chile. Fue editor de las revistas culturales Juguetes Rabiosos, La Granada y Sonámbula. Publicó las novelas Punto ciego (Vestales, 2015), escrita en colaboración con Kike Ferrari; la elogiada Tres veces luz (Aquilina, 2016), por la obtuvo una mención en el premio Casa de las Américas y, en 2021, Materiales para una pesadilla. En 2017 la Biblioteca Nacional Mariano Moreno le otorgó una beca de investigación para trabajar sobre los aportes de Ricardo Piglia al género policial. Actualmente coordina talleres de lectura y escritura.
El jurado destacó que Materiales para una pesadilla es una “novela compleja, emocionante y ambiciosa, incómoda, para nada complaciente, que trabaja sobre la fragilidad de lo humano y sus certezas, sobre los lenguajes y los duelos, sobre cómo esos lenguajes producen realidades y alienaciones”. En el momento del lanzamiento, el autor había revelado que tenía muchas versiones previas de la historia hasta que encontró a la protagonista, una máquina que deviene objeto de investigación de Keiner, el narrador, por decisión de Katy, la mujer que amó (y que ha muerto). La novela de Mattio alterna la ciencia ficción con el policial noir, la cibernética, la elegía y la historia de espías.
“Materiales maneja tres tiempos: el pasado histórico, el presente de la novela y el futuro y en los tres tiempos está la máquina con su presencia”, dijo el autor en diálogo con la periodista Lala Toutonian semanas atrás. En su investigación (similar a una deriva virtual), el narrador descubre el proyecto de una escritora japonesa que trabaja para una red social (Die Toteninsel, “la isla de los muertos”) que abre la posibilidad de establecer vínculos con los que han fallecido (o con los restos codificados por la tecnología), y el de un escritor argentino que escribe relatos para los servicios de inteligencia en la turbulenta década de 1970.
También es una novela sobre la Argentina, el lenguaje y la memoria. “Intentaba pensar cómo el lenguaje guarda memoria a veces de una forma no consciente de ciertas experiencias históricas -declaró el autor-. Cuando alguien en una conversación dice: ‘Este parcial me está torturando’, uno entiende qué dice, pero además tiene un sentido que está debajo de esa palabra, tortura, que también escuchamos y decidimos ignorar. Como no es el sentido que le está dando la persona, no lo vamos a tomar, pero está ahí. Así con un montón de palabras que la experiencia histórica de la dictadura dejó marcadas”.