Una mujer y su época
DELFINA BUNGE, DIARIOS INTIMOS DE UNA EPOCA BRILLANTE Por Lucía Gálvez-Planeta-318 páginas-($17)
Diarios íntimos de una época brillante, pero también de una mujer excepcional, éstos de Delfina Bunge. Mujer del prolífico autor de novelas Manuel Gálvez y ella misma escritora, nació en 1881 en una familia prestigiosa y tradicional, cuyos numerosos hijos apuntaban a vocaciones diversas, fomentadas por un ambiente culto en el cual la expansión personal era posible. Así, mientras uno de los hermanos, Alejandro, trabajaba con el padre Grotte en los Círculos Católicos de Obreros, otro, Augusto, llegó a ser diputado socialista y ella, Delfina, desde adolescente puso sus miras en la literatura y la música.
En ese ambiente, crece la niña que trae como característica "la levedad", que es dócil, inteligente, notablemente inclinada a lo religioso y lo estético. Notable, sin duda, su empeño por ir volcando en un diario íntimo, según corría el paso de los años y los tiempos, impresiones, rebeldías y esperanzas de una muchacha que iba creciendo y madurando con el siglo. Cerca de diez mil páginas de apretada escritura configuran la materialidad de esos diarios, filón riquísimo para el estudio de una mujer, pero también para el análisis de una época, la de "la Argentina brillante" de aquellos años.
La tarea de transcribir esos diarios, sin duda ardua y larga, fue encarada con decisión, amor y eficacia por su nieta, la conocida historiadora Lucía Gálvez ( Mujeres de la conquista , Historias de amor de la Historia Argentina , Guaraníes y jesuitas ), quien seleccionó el material y lo glosó oportunamente. El resultado es este vasto libro que trae noticias de una de las primeras mujeres escritoras del país, colaboradora de La Nación y autora de relatos y ensayos como En torno a León Bloy , Viaje alrededor de mi infancia , Tierras del mar Azul , Las imágenes del infinito (Premio Municipal 1922) y, por sobre todo, aporta datos de primera mano sobre la vida, las costumbres y la educación vigentes en aquellos años. Más aún, trae valiosos testimonios sobre la condición de las niñas en esos hogares estructurados sobre costumbres hondamente católicas y represivas, en un ambiente teñido por un lánguido romanticismo (el 31 de diciembre de 1900, Delfina anota en su diario, en San Isidro: "Esta tarde el tiempo lloraba la muerte del siglo") y otros rasgos de la mentalidad decimonónica.
El país se preparaba para la belle époque mientras Delfina, descartada su vocación religiosa, se preparaba para el amor. Son deliciosos los relatos sobre su encuentro con Manuel Gálvez, las conversaciones, las dudas, el compromiso, la moral victoriana y la pacatería tantas veces ridículas. En pocas ocasiones se ha podido asistir a los entretelones íntimos de una relación sentimental entre dos escritores como en este caso. Verdaderamente notable. Como notable resulta la relación de Delfina con Victoria Ocampo -Victorita por entonces, quince años menor que ella-, quien suele recurrir a expresiones extremas: "Un poco de amistad para mí, Delfina. Tengo dieciséis años y a esa edad uno necesita confiar en alguien, si no el corazón estalla". Pero el final de esa amistad fue abrupto y en alguna medida incomprensible, y no llegan a convencer las hipótesis propuestas. Convence sí, la necesidad que ha tenido Gálvez de hacer conocer el entramado de aquellos viejos diarios de la abuela, que sin duda desde pequeña vio circular por la casa y por la memoria doméstica. Hay que agradecerle, entonces, la ardua tarea que ha significado expurgar en tanto texto y agradecerle también que su voz sólo sea el nexo imprescindible, la glosa necesaria y no más. Porque la voz -la palabra- de Delfina Bunge es lo fundamental. Y así se nota.
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