Una mirada renovada para ver el matrimonio
El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, le dijo el martes último al jefe de gobierno de la ciudad, Mauricio Macri, que había "faltado gravemente a su deber de gobernante y custodio de la ley" al no apelar el fallo de una jueza porteña que autorizó casar a dos personas del mismo sexo.
No trascendió tanto que pocas horas después de ese contrapunto cara a cara el prelado pudo sentirse reconfortado con la visión del matrimonio que dejaron traslucir unas mil personas, casi todas jóvenes, reunidas en un cine de la avenida Santa Fe.
Fue al presentarse el libro Novios inquietos en camino. ¿Qué buscan? ¿A dónde vamos? , del padre Gustavo Antico y el equipo de Hacer Crecer.
Hubo allí planteos positivos, optimistas, sin alusión directa al tema debatido. Aunque tras interrogantes, testimonios y búsquedas, no faltará un sentido orientador. Como en algún capítulo plantea el libro: "Ser varón y ser mujer... nos necesitamos, nos complementamos, nos explicamos...".
En el acto encabezado por Bergoglio se oyó un lenguaje renovado, estimulante, al tiempo que el padre Antico se preguntó: "¿Por qué diluir, maquillar la propuesta cristiana?". Apuntó al fortalecimiento de las familias y dijo: "Queremos apostar al amor duradero, fecundo y fiel".
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"Estamos dando nuestros primeros pasos como matrimonio cristiano y afrontando el desafío de formar nuestra propia familia", dijeron Diego del Carril y Magdalena Cornejo, con apenas un año de casados.
"Queremos aprovechar lo que nosotros aprendimos para darlo", dijeron, al referirse a los retiros para novios y para matrimonios que organiza Hacer Crecer (www.hacercrecer.org). "Las puertas están abiertas; cada matrimonio que se suma es una alegría enorme, nos enriquecemos", añadieron.
Agustín Pearson y Paz Tabanera, con cinco años de casados, llegaron de Venado Tuerto para el encuentro, con sus hijos Milagros, Francisco y Jeremías, y otro en camino, bien notable en la panza de su madre. Agustín dijo que pedían a Jesús que los mantuviera fieles a la promesa que se hicieron el día que se casaron.
Con toda naturalidad, varios chiquitos de tres o cuatro años se largaron a caminar por el escenario cuando empezó a hablar Bergoglio. "Donde hay chicos hay lío, hay movimiento, hay promesa; un chico quieto es un chico enfermo, es inquieto porque está creciendo."
El cardenal mencionó el diálogo en el oratorio La Creación , de Haydn, entre el hombre y la mujer, que se van descubriendo, sorprendiéndose. Y dijo que lo propio de un hombre y una mujer en un matrimonio, al ayudarse uno al otro a crecer, es "hacerse más hombre y más mujer".
De cara a la muchedumbre, el cardenal primado valoró el amor de los jóvenes que miran con "esos ojos asombrados hacia la esperanza". Como un signo de una misma longitud de onda, la audiencia cerró el acto cantando "Bendita sea tu pureza", con el rasgueado de guitarras, en un clima de esperanza.