“Una maraña proliferante”: la literatura latinoamericana, protagonista del congreso Desmadres
La segunda edición del encuentro literario reúne, de lunes a viernes, a más de cien invitados, entre escritores, investigadores, editores, agentes literarios y traductores
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La literatura latinoamericana será protagonista esta semana en la ciudad de Buenos Aires. De lunes a viernes, en el cuarto piso del distinguido edificio Volta diseñado por Alejandro Bustillo (Saénz Peña 832), sede porteña de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), tendrá lugar el Segundo Congreso Desmadres de Literaturas de América Latina del siglo XXI con la participación de más de cien escritores, críticos y agentes literarios, editores, gestores culturales, traductores, periodistas, investigadores y especialistas en derechos de autor de la Argentina y de once países: Brasil, Chile, Cuba, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Perú, Uruguay y Venezuela. La entrada es libre y gratuita.
La primera mesa de debate se hará este lunes a las 16. Y a las 19, el discurso de apertura ”Figuraciones digitales de escritor y canon en el siglo XXI”, a cargo de la la decana de la Facultad de Letras de la Universidad de Granada, la española Ana Gallego Cuiñas, que también participará, el viernes a las 17.30, de la actividad “Revistas culturales en el siglo XXI. Una historia a contramano”, con Rafael Sevilla (Ají), Nicolás Hochman (Desmadres), José María Brindisi (El Ansia), Milagros Porta (Taipei) y Dante Sabatto (Urbe). El congreso cuenta con el apoyo de la Maestría en Literaturas de América de la Unsam.
En el congreso están previstas mesas de debate sobre género, violencia, territorio, archivo, escrituras del yo, no ficción, fútbol y edición, entre otras temáticas. Y habrá ponencias sobre obras de María Moreno, Leopoldo Brizuela, Gabriela Cabezón Cámara, las brasileñas Ana Paula Maia y Mariana Salomão Carrara, Agustina Bazterrica, el chileno Simón López Trujillo, Camila Sosa Villada, Rodolfo Walsh, la colombiana Laura Restrepo, la boliviana Giovanna Rivero, María Negroni, Washington Cucurto, Mónica Mayer, Fernanda Laguna, Cynthia Edul, Leila Guerriero, Mariano Tenconi Blanco y los uruguayos Fabián Severo y Marosa Di Giorgio, entre otros. Se hará incluso un análisis de Sinceramente, best seller de Cristina Kirchner, el “trauma en la narrativa concentracionaria del Cono Sur” y Escuela de envejecer, de la artista Ana Gallardo, que suscitó una polémica en México.
“Este congreso es la continuación de lo que hicimos el año pasado durante el Festival Desmadres -dice el escritor Nicolás Hochman a LA NACION-. Por lo general, un congreso es algo que aburre y donde la gente no se escucha ni le interesa estar ahí. Nuestro objetivo es que pase todo lo contrario, como cuando hacíamos el Congreso Gombrowicz, y se convierta en una excusa para encontrarse, discutir y entender qué está pasando con esa cosa tan desconocida para los argentinos que es la literatura latinoamericana contemporánea. La Argentina es un país muy pendiente de leer lo que pasa en Europa, en Estados Unidos, pero muy poco de lo que se escribe acá, y ni qué hablar en otros países de la región. Siempre propongo este ejercicio: vayan y pídanle a un tío, a la vecina, que les diga el nombre de dos escritores latinoamericanos vivos, que no sean argentinos, ni tampoco Isabel Allende o Mario Vargas Llosa. Por lo general la respuesta tiende a cero”.
El lunes arranca el Segundo Congreso Desmadres. Va a ser en la sede que la UNSAM tiene en microcentro, en el edificio Volta: Diagonal Norte 832, cuarto piso. Entrada libre y gratuita, sin inscripción. Toda la info en https://t.co/VfK1eijDij pic.twitter.com/E1wDLhp1GA
— Nicolás Hochman (@NicolasHochman) November 2, 2024
En 2023, el Festival Desmadres de literatura latinoamericana (en formato híbrido) convocó a cientos de participantes de veinticuatro países y a más de tres mil asistentes. En esta ocasión, será ciento por ciento presencial.
Uno de los objetivos del evento es sumar nuevos lectores de literatura latinoamericana contemporánea. ”Nunca se escribió tanto, ni con tanta potencia, ni con tanta heterogeneidad”, dice Hochman. Agrega que habrá un mercado de editoriales argentinas que publican a autores de la región, “donde se van a poder comprar títulos de autores emergentes y consagrados, y llevarse a casa una muestra de la literatura latinoamericana actual”.
La poeta chilena María Mazzocchi participará de la mesa “Cómo se escribe en el siglo XXI”, el jueves a las 19, con Horacio Convertini, Roque Larraquy, Gonzalo León, Claribel Terré Morell y Martina Vidret.
“Latinoamérica arrastra una preocupación endémica que por primera vez advierte un estupefacto Rubén Darío al recorrer los pasillos de la gran feria parisina en calidad de cronista -dice Mazzocchi a LA NACION-. Ojea novedades, conversa con editores y se retira a reflexionar lo que más tarde volcaría como un llamado de atención a su tierra poblada de brujos y caníbales: la inexistencia de libros latinoamericanos. Más tarde escribiría Los raros, el celebrado albergue de autores proscritos por la Literatura Universal. Hoy, a excepción de algunos chispazos, la situación parece no haber cambiado demasiado. ¿Cómo resolver la marginalidad frente a la universalidad totalizante de la literatura? Si se concede a lo ‘raro’ el atributo de ‘excéntrico’, tampoco se resuelve la cuestión. El problema no tiene solución, en el sentido de franquear la hegemonía de la lengua o subsanar la falta de poder o delimitar una nueva geografía. Pensar en la reacción de los márgenes frente al poder totalizante del centro como una fuerza proveniente de los mismos márgenes se acerca a la noción de rizoma: un tallo subterráneo emite brotes de sus nudos. Un devenir por contagio que brota en los bordes, extiende conexiones y se propaga de manera rizomática, lo que quiere decir imprevisible. Imaginar la literatura latinoamericana como una maraña proliferante y monstruosa capaz de generar un puñado de caprichitos que pesadamente comienzan a despegarse y a arrastrarse en busca del centro de luz, puede ser una manera de pensar en el problema de la jungla latinoamericana en relación con la metrópolis”.
Mônica de Aquino, poeta e investigadora brasileña, integrará la mesa “Poesía y maternidad”, el miércoles a las 17.30, con Nora Domínguez, Anahí Mallol, Juana Roggero y Lucía De Leone. “Para la poesía contemporánea, tanto en Brasil como en otros países latinoamericanos, tan carentes de políticas públicas de apoyo a la publicación y circulación de libros, el gran trabajo político está siendo realizado por pequeñas editoriales, a veces formadas por una o dos personas que, mediante compromisos y apasionada actividad, hacen posible la existencia del libro y, con él, de todo un ecosistema artístico y cultural. Destaco la creciente y decisiva participación de las mujeres en este escenario, ya sea como autoras o como editoras: de sus manos se viene produciendo una revolución silenciosa, que trae no solo nuevas voces y nuevas subjetividades a la poesía, sino que además incluye, de manera asertiva y militante, temas candentes para nuestro tiempo. Mujeres editoras y poetas ponen a prueba las políticas públicas para la cultura, al mismo tiempo que amplían el repertorio de formas disponibles a través de la furiosa imaginación de la vida íntima y de las acciones más comunes de la vida cotidiana”.
Para el escritor Diego Tomasi, organizador de Desmadres, la literatura latinoamericana actual “parece ir a contramano de lo que el mercado y algunos Estados pretenden para el futuro”, dice. Coordinará la actividad especial del martes a las 19, “Fútbol y literatura. Cómo narrar la pasión en el continente del desborde”, con Nadia Fink, Juan Diego Incardona, Gastón Levin, Enzo Maqueira y Carolina Salvini.
“Mientras son cada vez menos los dueños de las editoriales más visibles, y de las obras de los escritores y las escritoras más notables, y varios gobiernos aplican políticas regresivas en áreas de cultura, como en el caso de la Argentina, que no es el único, hay una literatura floreciente -acota-. Hay cantidad, hay calidad, hay imaginación. Hay riesgo en el trabajo con el lenguaje, editoriales que todos los días deciden imprimir aun en contra de su propia subsistencia económica y reconocimiento de lectores de todo el mundo. Del barro, de la mugre, parece, resulta una generación de autores y autoras que seguirán leyéndose de varias, muchas generaciones”.
El docente y editor Martín Bericat señala que, pese a un contexto cada “vez más adverso” para los proyectos editoriales independientes, estos siguen creciendo. “Uno se sorprende con el nivel de las publicaciones -dice-. De la mano de este pequeño boom, empiezan a llegar autores de otros países de América Latina”.
El contexto sociopolítico local enmarca el evento literario. “En el caos generalizado de mil medidas abruptas del gobierno que desfinancia apoyos sociales básicos, sin lógica ni racionalidad, hay que evitar caer en falsas dicotomías -dice la escritora Sonia Budassi a LA NACION-. Por momentos, algunos medios reproducen la tontería de la pregunta que antaño se hacía a los niños: ‘¿A quién querés más, a mamá o a papá?’. Ahora parece haber algo análogo, ‘¿a quién preferís hambrear y precarizar?’. Se olvida que la cultura no es solo un motor de desarrollo intangible, en tanto promoción del crecimiento intelectual y sensible de toda sociedad que redunda en una mejor calidad de vida, sino también una fuente de desarrollo económico, muy verificable, como lo son las transacciones que, por ejemplo, han dado programas de traducción en la literatura nacional, o las películas del Incaa, el Instituto Nacional del Teatro y mil casos más. La venta de libros cayó un 40% este año”. Budassi participará de la actividad del miércoles a las 19 en Volta, “Cómo escribimos (y cómo nos escribe) la época”, con Ana María Shua, Florencia Abbate, Leticia Martin, Hoski, Gabriel Payares y Marcos Urdapilleta.
La escritora Flor Canosa formará parte de la actividad de cierre de Desmadres, el viernes a las 19 en Rabia Bar (Costa Rica 4901), con Juan Carrá, Ariel Dilon, Elsa Drucaroff y Cecilia Fanti. “Este año, en particular, estamos viviendo un contexto en donde el abandono del Estado en materia cultural se dio en múltiples direcciones -dice-. No solo se quitaron incentivos como el Premio Sara Gallardo a novela publicada por mujeres, sino que también se suspendieron los Premios Nacionales, la Cancillería atomizó los programas de traducción o participación en ferias, y las editoriales independientes están virtualmente paralizadas, tratando a duras de penas de cumplir obligaciones previas”.
Para Canosa, “apenas un puñado de valientes todavía se pone sobre los hombros la autogestión de ferias, ciclos, festivales o congresos, a sabiendas de que no hay apoyo posible a la cultura desde los organismos que deberían hacerlo”. Es el caso de los realizadores del Segundo Congreso Desmadres, cuya programación completa se puede consultar en este enlace.
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