Una historia de amor, furia y oprobio
Acusado de colaboracionista, el autor de Rigodon estuvo en la mira de la Resistencia tras el triunfo aliado
André Malraux decía que para conocer a Louis-Ferdinand Céline convenía acercarse a Lucette Destouches, la mujer que de 1936 a 1961 compartió todo con el autor de Viaje al final de la noche .
Nacida en 1912, Lucette aún vive en Meudon junto con un loro llamado Toto. Todas las mañanas se entrega a una sesión de sauna y sigue dando cursos de danza clásica. Fue precisamente una de sus alumnas, Véronique Robert, quien le propuso de escribir un libro acerca de su célebre marido. Lucette aceptó y las dos mujeres fijaron una serie de encuentros en Meudon, en Dieppe o en París, en el café instalado en la cima de La Samaritaine, con vista al río y a los tejados grisáceos.
El libro resultante, Céline secret , editado en Francia por Grasset, es un largo monólogo de Lucette -cuya voz Robert ha conseguido transcribir con impactante fidelidad- sólo interrumpido muy de vez en cuando por pequeños apuntes al margen. Céline secret arroja una nueva luz sobre la vida del escritor que sacudió el panorama literario europeo con la aparición, en 1932, de su primera novela, Viaje al final de la noche , y que luego fuese acusado de colaboracionismo y antisemitismo. Pero el libro narra sobre todo la vida de Lucette y su odisea de amor junto a Céline.
Lucette Almanzor tenía 23 años y estaba dedicándose de lleno al ballet, luego de una experiencia fugaz como actriz, cuando conoció a Céline. Este, nacido en 1894 como Louis-Ferdinand Destouches, había cursado medicina durante los años veinte, y se había volcado a escribir luego de viajar por los Estados Unidos, Africa y Europa. Para la fecha, mediados de los años treinta, Céline ya había trabajado como médico en los arrabales de París, tratando muchos casos de tuberculosis, y su Viaje... seguía suscitando todo menos indiferencia: candidato firme al Premio Goncourt, el libro perdió a último momento frente a una novela de la que hoy nadie se acuerda: Les Loups de Guy Mazeline. Un periodista acusó entonces a Roland Dorgèles, miembro del jurado, de haber influido en el fallo explicando a sus colegas "a qué peligros se exponía la Academia si premiaba un libro tan escandaloso".
André Maurois, desde el New York Times , había celebrado la prosa de Céline (que consideró semejante a la de Joyce "pero con más continuidad y menos atención a los detalles minuciosos"); Claude Lévy-Strauss, al tiempo que se preguntaba cómo definir el libro ("¿novela? ¿autobiografía?"), lo había ponderado como "las páginas de un hombre que se niega aceptar la guerra". Hasta el famoso León Trotsky escribió en 1935 un texto sobre el Viaje... en el que valoraba la novela como "un panorama de lo absurdo de la vida", de sus "crueldades y mentiras". Para Trostky, Céline era "un moralista" y su estilo, que los detractores veían descuidado, no estaba sino "subordinado a su percepción del mundo".
Sentimental vergonzante
Céline ya había tenido abundantes romances con muchas otras bailarinas antes de conocer a Lucette y hacia 1935 se la pasaba en el Café de la Paix, vecino al teatro Opéra, "siempre en busca de una nueva aventura". La obsesión por las bailarinas puede que viniese de herencia, ya que el padre de Louis-Ferdinand era aficionado a dibujarlas.
Durante su primera cita a solas, en el Jardín de Luxemburgo, a Lucette le llamó la atención que Céline no pronunciara casi ninguna palabra. Después tuvo que habituarse a su actitud siempre entre voraz y ansiosa: se sentaban a almorzar, pedían dos platos, él vaciaba el suyo en cinco minutos y decía "vámonos", cuando ella no había probado aún bocado. Lo mismo con el cine o con los libros: miraba las primeras imágenes, hojeaba las primeras páginas, se aburría o afirmaba haberlo captado todo y a otra cosa.
Hasta 1940 Lucette siguió consagrada de lleno a la danza. Cuando viajaba al extranjero, él le escribía cartas de amor. De esta manera ella descubrió que, en el fondo, él era "todo un sentimental". Pero Céline estaba legalmente casado y tenía una hija llamada Colette. Así que sólo cuando obtuvo el divorcio, pudo contraer matrimonio con Lucette. La boda se celebró el 23 de enero de 1943, en plena guerra.
El castillo de la deshonra
Entre 1937 y 1941, Céline escribió tres textos panfletarios de alto contenido antisemita: Bagatelles pour une massacre , L` école des cadavres y Les beaux draps . En febrero de 1937, después de la publicación de Bagatelles... , fue invitado a renunciar a su puesto como médico en Clichy. "Si Céline hubiese muerto cuando apararecían sus primeros panfletos, se habría tratado solamente de su talento literario", escribió alguna vez Dominique De Roux. El problema es que luego vino la ocupación nazi y Céline se mostró partidario de los alemanes. Medio siglo más tarde, su actitud sigue siendo en Francia fuente de controversias y condenas, tanto en ámbitos intelectuales como políticos.
La vida de la pareja cambió radicalmente cuando Céline decidió abandonar París, en julio de 1944, a sabiendas de que corría peligro con la ahora previsible victoria aliada. El plan consistía en ir directamente a Dinamarca pero primero debieron pasar por Alemania. De octubre a marzo de 1945 vivieron en Sigmaringen, al pie de "un castillo de opereta", al decir de Lucette. El castillo era la sede del gobierno francés colaboracionista en el exilio. El espectro de Francia en territorio alemán, a orillas del Danubio. En aquella vasta construcción, queparecía un laberinto, se producían situaciones que revelaban el temor de esos jerarcas ya condenados a la vergüenza. A la sombra de la fortaleza también se agitaba una corte de fugitivos, perseguidos por sus pecados políticos.
De Sigmaringen, Céline pasó a Dinamarca. En Copenhague, fue encarcelado. La Resistencia francesa reclamó, en vano, su extradición. Finalmente fue juzgado in absentia y declarado "una desgracia nacional".
En noviembre de 1946, Céline intentó defenderse a través de una extensa carta. "Los judíos deberían elevarme una estatua por el mal que no les hice y que tendría que haberles hecho", dijo allí. También sostuvo que "no escribí una sola línea antisemita a partir de 1937", aun cuando muchos ejemplos prueban lo contrario: por ejemplo, un artículo aparecido en diciembre de 1941 en La Garde , periódico pro-Hitler.
Lucette y Céline pudieron volver a Francia en julio de 1951, gracias a una ley de amnistía. Pero el regreso no fue nada fácil. "Mi madre y Louis nunca se llevaron bien" -confesó Lucette-. Hasta la muerte de él, en 1961, vivieron juntos en Meudon. El ejerció un poco como médico y se puso a escribir de nuevo: Normance , De un castillo a otro , Rigodon . Ella abrió un curso de danza en el que participaron, entre otras, la hija de Marcel Aymé y la mujer de Raymond Queneau. Hasta Albert Camus merodeaba por allí porque cortejaba a una alumna. Un día Lucette le quiso presentar a Céline. El contestó: "Es inútil, yo sé lo que piensa de mí".
Un pacifista, amante de los animales
Lucette confiesa que tuvo tres pasiones en su vida: "Céline, la danza y los animales". Su relato, así y todo, dista de ser complaciente: lejos de querer pintar un lazo idílico, refiere más de un episodio de infidelidad y llegado el turno de los panfletos antisemitas, no oculta su desacuerdo. "Cuando él supo lo que realmente había pasado en los campos de concentración, se sintió horrorizado. Pero nunca pudo decir: "Lo lamento, estoy arrepentido`. El siempre afirmó haber escrito esos panfletos de 1938 y 1939 con un objetivo pacifista y nada más. Para él, los judíos incentivaban la guerra y había que evitarlo."
La posición de Lucette frente a los textos antisemitas nunca ha cambiado: ella prohíbe su reedición e incluso ha entablado juicio contra quienes los han publicado clandestinamente. "Esos panfletos, que a Louis y a mí no nos aportaron más que desgracias, corresponden a cierto contexto histórico y todavía pueden, por su calidad literaria, ejercer un poder maléfico que yo he querido evitar a cualquier precio."