Una eternidad
Si la trascendencia siempre fue una obsesión humana, los griegos no tienen motivos para quejarse. Pocas culturas han tenido un impacto tan vasto y a la vez tan duradero. La imagen de arriba muestra el momento en que se revelaron, el viernes último, los cinco anillos de los Juegos Olímpicos, colocados en la Torre Eiffel, en París, a 50 días del inicio de los Juegos de Verano. La crisis política en la que se encuentra esta nación queda reducida a una anécdota trivial ante la enormidad de tiempo que los Juegos Olímpicos llevan entre nosotros. Por supuesto, no sabemos cómo se originaron. Pero casi 8 siglos antes de Cristo ya se celebraban en la ciudad de Olimpia, en el Peloponeso. Perduraron hasta que todo lo pagano fue erradicado, en el siglo IV. Se habían jugado durante 1200 años, y desaparecieron hasta que el siglo XIX los rescató y hoy son, de nuevo, un tributo al mérito y la excelencia.