Una enorme bandera argentina en la calle y en una escalera: así es el mural creado por Alfredo Segatori en homenaje a la Scaloneta
La obra “Campeones del mundo” mide 400 metros cuadrados y cubre las escalinatas de Lavalle y Alem, en pleno Microcentro porteño; el artista la presentó con un viaje en el “bondi gallery”
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Es otro lunes de enero en el microcentro porteño: los conductores se insultan en los semáforos; no son más de las 10 de la mañana y ya se sienten los 30 grados. Todos los elementos avanzan, reticentes, hacia su objetivo. Pero en la esquina de Lavalle y Leandro N. Alem algo escapa a la teleología de la rutina. El nuevo himno nacional suena a todo volumen (“Muchachos...”) y las escalinatas están pintadas con los colores de la bandera argentina. Es la inauguración de Campeones del mundo, el último mural de Alfredo Segatori, que celebra desde el sillón del “bondi gallery” —un colectivo hiper vandalizado que bien podría ser el departamento de Charly a fines de los ‘90—, estacionado frente a su creación.
Campeones del mundo forma parte de la serie Exabrupto de color. Es la faceta más abstracta de Segatori, inspirada en Siqueiros y en el expresionismo abstracto de Jackson Pollock. “Ellos lo hicieron en cuadros pero no en murales grandes ni con estos colores modernosos. Yo le digo expresionismo minimal pop”, explica a LA NACION. “Justo esta escalinata era un bloque gris minimalista. Esto no se está haciendo mucho; está más de moda lo figurativo”.
En un clima de euforia y confusión, Segatori toma el volante del colectivo e invita a todos los presentes —periodistas, transeúntes ociosos y hasta un grupo de estudiantes brasileras de fotografía— a subirse. “Esta locura no la traten de entender, no tiene cura, se lleva en la piel”, dice la cumbia y todos bailan sin saber ni preguntarse hacia dónde va la tardía caravana mundialista.
Luego de atascarse en el tráfico, el colectivo vuelve a su punto de partida. “Ahora sí, vamos a subir por la Scaloneta”, anuncia Segatori a bocinazos y avanza, pisando su propia obra. “Es arte efímero”, dice. “No sabemos cuánto va a durar”.
La intervención fue impulsada por el Ministerio de Cultura porteño, con la intención de revitalizar el microcentro. “Florida y Lavalle son las peatonales más transitadas; son el portal de acceso a la ciudad. Esta escalinata es como un anfiteatro natural, pero siempre fue un corredor apagado, sin comercios. Por eso queríamos activarlo a través del arte callejero”, dice Nicolás Martelletti, coordinador de Desarrollo Territorial del Ministerio de Cultura de la Ciudad.
Desde 1989 Segatori trabaja en la pintura mural utilizando la técnica del aerosol a mano alzada (freehand). Pionero del arte urbano, es el responsable de varias obras en toda la ciudad: Por una Cabeza, El Regreso de Quinquela, La Jirafa Mirando Miranda, Panda Pandemial tomando mate en Villa del Parque y El San Diego del Barrio de La Boca. Está por concluir El Dino en skate, en la zona de Parque Chacabuco.
“A mí me gusta trabajar así, en la calle, más que en el taller. Nunca hubiera pasado una semana en esta cuadra. Es como haber estado en Europa”, ironiza y sube la mirada hacia las cúpulas de los edificios. Ya solo quedan algunos entusiastas bailando en patas en la “pelopincho”—así rebautizó el artista a las escaleras celestes—. A la sombra, el resto mira y sonríe. Nadie quiere despertarse, salir del agua, volver al lunes, a los 30 grados.
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