Una década clave para el fotoperiodismo argentino
Entre 1965 y 1975, la fotografía de prensa vivió en la Argentina un momento revolucionario, con cambios que llegarían para quedarse. Cuando aún la televisión no había adquirido el relieve que alcanzó años después, y gracias a la experiencia de medios gráficos como Primera Plana, Siete Días Ilustrados, Gente y Panorama, cobró una importancia inédita a la hora de comunicar y cubrir acontecimientos sociales en el país y en el mundo.
"Las décadas de 1960 y 1970 fueron de un gran despliegue de acontecimientos nacionales e internacionales que se conocían fundamentalmente a través de las fotografía de la prensa", sostiene Cora Gamarnik, doctora en Ciencias Sociales, licenciada en Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y autora del exhaustivo estudio El fotoperiodismo en Argentina. De Siete Días ilustrados (1965) a la Agencia Sigla (1975), publicado recientemente por ArtexArte en la colección Pretéritos Imperfectos, donde se reconstruye la historia del fotoperiodismo argentino. La edición de este trabajo estuvo a cargo de Francisco Medail, editor de la colección y director artístico de BAphoto, que este año, a causa de la pandemia, se hará de modo virtual entre el 1º y el 15 de septiembre con el nombre de "BApotho Live".
En esos diez años, el fotoperiodismo protagonizó la historia mediática del país. "La televisión aún no era muy importante -dice Gamarnik a LA NACION-. Se incorporaron reporteros a la profesión, se produjo un recambio generacional que dio una pelea por la jerarquización profesional y surgieron nuevos medios". En su trabajo, la autora rastrea los antecedentes de la profesión y el rol de la fotografía de prensa durante la primera mitad del siglo XX. "Pero esa década es clave, un punto de inflexión en la historia de esta profesión. Quise que se comprenda el lugar de las fotografías en su lógica histórica".
Entre otros acontecimientos que sucedieron en la década 1965-1975, figuran el golpe de Estado de Juan Carlos Onganía, la llamada Noche de los Bastones Largos, el Cordobazo, la masacre de Trelew, el retorno de Perón y la masacre de Ezeiza, la campaña y la asunción de Héctor Cámpora como presidente, la presidencia y la muerte de Juan Domingo Perón y el accionar de la temible Triple A. "Y en el mundo se vivía la guerra de Vietnam, el asesinato del Che, el viaje del hombre a la Luna, el Mayo Francés, las manifestaciones estudiantiles en Europa y América Latina, las luchas anticoloniales -enumera Gamarnik, docente de posgrado en la maestría en Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de General Sarmiento-. Todo eso llegaba a distintos públicos a través de las miradas de decenas de fotógrafos, en su mayoría hombres porque casi no había fotógrafas en aquel tiempo, y en su mayoría anónimos".
Al mismo tiempo, fueron años de transformación del uso de la imagen en la prensa gráfica y se introdujo la foto en color. "La fotografía dejó de ser ilustrativa del texto escrito para pasar a ser central en la construcción de la noticia", señala la autora. En simultáneo a los cambios en los hábitos de lectura de noticias, se producía también un avance en la profesionalización, en las formas de contratación y en la relación de propiedad de las imágenes.
Relaciones conflictivas entre texto e imagen
En algunos medios, como los de la editorial Abril, la fotografía adquirió cada vez más protagonismo hasta el punto de convertirse en el elemento central de la noticia, desplazando el texto escrito. Algo similar sucedió con los de la editorial Atlántida. "Pero la convivencia entre redacción y fotografía es bastante conflictiva. Nunca las redacciones fueron espacios fáciles", indica Gamarnik.
En concordancia con la efervescencia política de los primeros años de la década de 1970, surgió además una prensa militante. "La idea de medios como El Descamisado o el diario Noticias fue pensar que la fotografía podía potenciar los textos y ser un mensaje en sí mismo, no solo un adorno. El fotoperiodismo argentino se fue modificando a partir de mediados de los años 60 en función de cambios en el desarrollo histórico del país, pero fundamentalmente por la dinámica interna que adquirió la industria editorial de diarios y revistas. Incluso muchos de los cambios producidos en el fotoperiodismo eran producto o reflejo de experiencias internacionales fructíferas que tuvieron su correlato local". Los equivalentes locales de la revista Life, donde prevalecía la cobertura fotográfica, fueron Siete Días Ilustrados y Gente.
"A partir de los años 70, la fotografía fue una herramienta que permitió combinar exitosamente algunos rasgos de la prensa popular sensacionalista con la prensa militante -sintetiza Gamarnik-. El secretario de redacción de la revista Gente, Enrique ‘Jarito’ Walker, que fue secuestrado durante la dictadura militar mientras estaba en un cine y hoy permanece desaparecido, pasó a ser el secretario de redacción de El Descamisado. Lo que aprendió en Gente lo aplicó en El Descamisado. Esos cruces no eran raros entonces". Una de las hipótesis de Gamarnik es que un nuevo tipo de fotoperiodismo y de fotógrafos en la Argentina impulsó cambios en la prensa masiva, como si la imagen fija le ganara en perspicacia y capacidad de percepción del clima social a los textos.
Iconoclastas modernos
Consultada acerca de los archivos fotográficos Gamarnik es muy clara. "Son centrales para la historia de un país. Lamentablemente, en la Argentina lo usual fue el desprecio, la desidia y la incomprensión del valor que tiene conservar y cuidar el patrimonio fotográfico. Durante muchos años no hubo políticas estatales y los medios de comunicación privados tiraron o destruyeron sus colecciones". A estos actos de iconoclasia se sumaron los robos, saqueos y en algunos casos la destrucción de archivos por razones de supervivencia, como pasó en los años de la dictadura. "Esto ha sido una constante. Ahora gente muy seria trabaja en el Archivo General de la Nación y en la Biblioteca Nacional. Hay un cambio en ese sentido", dice. Para realizar su investigación, contó con el apoyo de iniciativas particulares como los sitios web Mágicas Ruinas y Ruinas Digitales.
Para la autora, el momento actual de la profesión es poco auspicioso en cuanto a las relaciones laborales. Al mismo tiempo, destaca una "explosión" de calidad visual, de surgimiento de iniciativas como colectivos fotográficos y espacios de publicación en la Red. "En el país hay excelentes profesionales. Las muestras anuales que organiza la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) y las múltiples coberturas de lo que estamos viviendo en este tiempo de pandemia son una muestra de eso". Con imágenes del presente, se escribe un nuevo capítulo de la historia del fotoperiodismo argentino.
Otras noticias de Fotografía
Más leídas de Cultura
Un honor. Mónica Cahen D’Anvers recibió el diploma de la Academia de Periodismo en un emotivo acto con la voz de Sandra Mihanovich
Del "pueblo de los mil árboles" a Caballito. Dos encuentros culturales al aire libre hasta la caída del sol
“Un clásico desobediente”. Gabriela Cabezón Cámara gana el Premio Fundación Medifé Filba de Novela, su cuarto reconocimiento del año
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan