Una científica asegura que el Santo Sudario de Turín es auténtico
Una experta suiza asegura que la sábana con la que, según la tradición, José de Arimatea cubrió el cuerpo de Jesucristo cuando lo bajó de la cruz, es genuina
GINEBRA.- Una reputada científica suiza, experta en la historia de los tejidos, asegura que el Santo Sudario que se conserva en la catedral de Turín (Italia) es auténtico, pese a que la Iglesia Católica no lo considera oficialmente como tal.
Mechthild Flury-Lemberg, que estudió durante seis semanas la sábana con la que, según la tradición, José de Arimatea cubrió el cuerpo de Jesucristo cuando lo bajó de la cruz, aporta una serie de pruebas en apoyo de su tesis.
El lienzo fue fabricado con un tejido de lino muy caro para la época, explicó la científica en un entrevista que publica hoy el diario suizo "Le Matin".
"La imagen muestra a un hombre crucificado exactamente como lo describen los Evangelios: clavado en la cruz por la muñeca y no por las manos como lo muestran la mayor parte de las representaciones de la Pasión en la Edad Media", afirmó.
"Gracias a las manchas de sangre que proceden de la espalda, puedo asegurar que aquel hombre fue además flagelado más veces que lo que cuenta la Biblia", agregó Flury-Lemberg.
La Escuela Politécnica Federal de Zurich (Suiza) llevó a cabo en 1988 varias pruebas con carbono 14 y llegó, sin embargo, a la conclusión de que el sudario fue fabricado en realidad entre 1260 y 1390.
La experta no está, sin embargo, convencida y explicó que hay que tomarse esos análisis con prudencia ya que se realizaron con un fragmento del borde del lienzo.
"Ese fragmento es graso y tiene carbono incrustado proveniente del incendio al que escapó el sudario en 1532 en Chambéry", señaló Flury-Lemberg.
Para la experta, la imagen que aparece en el lienzo se debe a una oxidación muy superficial del tejido: "No hemos descubierto ninguna traza de pigmento de color, y los contornos difusos nos ratifican en nuestra convicción de que no se trata de un dibujo, ni de una pintura", señaló.
"Nadie sabe cómo se originó esa representación en negativo de un crucificado", reconoció la científica suiza.
Preguntada por qué motivo se restauró el sudario, Flury-Lemberg señaló que, tras el incendio sufrido en el siglo XVI, las monjas que lo custodiaban taparon los agujeros ocasionados por el fuego con trozos de tela cosidos.
Esos pedazos de tela acumularon gran cantidad de carbono, lo que suponía un peligro a largo plazo para la conservación del sudario al acelerar el proceso normal de oxidación.
"Si no hubiésemos intervenido a tiempo -explicó- el fondo del tejido se habría oscurecido tanto como la imagen, y ésta habría terminado por desaparecer".
"Actualmente, el sudario se conserva en argón, gas inerte que impide precisamente ese proceso de oxidación", agregó.
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Fuente : Télam
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