Una chica tóxica
Algo no estaba bien con esa plantita que había nacido espontáneamente en una de las macetas del jardín. Crecía demasiado rápido, y muchos años en estos asuntos me enseñaron que si algo brota solo y, sin ninguna ayuda, se queda con todo, avanzando de los cotiledones al medio metro de altura y a una floración impaciente en cuestión de semanas, lo más probable es que se trate de una especie tóxica. Cancelemos razonamientos falaces. No todas las plantas que crecen así son peligrosas ni todas las peligrosas son tan vitales.
Pero esta cumplía con todos los requisitos. Entre otros, unas hojas de lo menos llamativas. Así que tuve que esperar a que floreciera, porque no lograba reconocerla. Estaba seguro de que eso ocurriría pronto, y, para fin de año, había producido un bonito ramillete de pimpollos para nada conspicuos. Cuando se abrieron, mis alarmas se terminaron de encender. Con una foto de esas florcitas sospechosas y una app extraordinaria, llamada PlantNet (disponible para Android y iPhone), le saqué la ficha. Era una Phytolacca americana, muy venenosa para personas, mascotas y ganado, no así para pájaros, que son inmunes a sus toxinas y se comen las semillas. PlantNet es un esfuerzo colectivo que además echa mano de la inteligencia artificial. Digo, para seguir cancelando falacias.
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