Una muestra dedicada al archivo fotográfico de Juan Müller, pionero en el desarrollo del archipiélago bonaerense, inaugura un espacio de exhibiciones en la sede del centro de investigación Cifha, en La Boca
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El río Carapachay no era entonces más ancho que una zanja: solo se podía avanzar por él a fuerza de botador, el palo que se usa para desencallar los barcos. Cuando Pedro Müller llegó al Delta del Paraná, en 1858, no encontró habitantes, ni casas, ni ranchos, ni cultivos. Solo un espacio “desordenado y vacío”, en el que había que abrirse paso por el monte con un hacha y protegerse de la amenazante fauna autóctona.
En Noruega, donde había muerto su esposa, dejó a su hijo: Johannes Sejersted Müller. Este último estudiaba para ser marino cuando un viaje de práctica lo trajo a la Argentina, una década después; aquí se reencontró con su padre, adoptó el nombre de “Juan” y se convirtió en “el patriarca del Delta”. Además de su trabajo pionero en la producción forestal y frutícola de las islas, fundó una escuela, impulsó la creación del Hospital de Tigre y fue el primer habitante de la zona en registrar con su cámara la transformación de un territorio inhóspito y salvaje.
Esta odisea del siglo XIX es recuperada ahora en Retratos anfibios, muestra curada por Alfedo Srur y Ariel Authier que continúa hasta marzo y con la cual inaugura su espacio de exhibición en La Boca el Centro de Investigación Fotográfico Histórico Argentino (Cifha). Está acompañada por un libro de 156 páginas, también editado por ambos, con una investigación de la historiadora Mariana Rosales que reconstruye la vida cotidiana de aquellos inmigrantes en busca de oportunidades y progreso.
“Juan S. llegó las islas en la misma época en que Domingo F. Sarmiento promocionaba el Delta como un territorio promisorio. Comenzó a plantar álamos, sauces, y más tarde fundó varios aserraderos”, escribe Rosales. Recuerda que creó además la primera y más grande fábrica de muebles de mimbre, donde se construyó según ella la barquilla del globo Pampero de Jorge Newbery, y que su patrimonio llegó a abarcar una superficie de 500.000 m2.
Apasionado de la fotografìa, integró además la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados (SFFA), creada en 1889, y se cree que se contó entre los fundadores de la precursora Sociedad Fotográfica Niépce, creada en 1893. En sus álbumes, con imágenes que se remontan hasta 1881, quedaron registradas celebraciones de Navidad y reuniones sociales en las primeras casas de las islas.
“Es un viaje en el tiempo, hay mucha información de todas las disciplinas en estos negativos: arquitectura, indumentaria, sociología, política”, observa entusiasmado a LA NACION Srur, director de Cifha, que convocó a expertos para analizar cada una de esas facetas. Con esa misma pasión cumplió el sueño de su abuelo, un inmigrante sirio que creció en La Boca y que “siempre quiso hacer un centro cultural”. En 2005 compró una esquina donde hace un siglo funcionaba una pulpería, hoy devenido laboratorio, archivo y sala de exhibición. Una bóveda con temperatura y humedad controladas protege allí 700.000 unidades documentales de más de cien fotógrafos desde mediados del siglo XIX, que incluyen el archivo rescatado de Harry Grant Olds.
La de este último es otra fascinante historia a la que Srur le dedicó una muestra en FOLA, y que desde abril protagonizará otra en Cifha. En ambos casos coincide la forma azarosa en que llegaron a sus manos los negativos originales en placas de vidrio. “Hay algo místico en estos hallazgos”, opina, antes de relatar cómo supo hace dos años por una amiga sobre el legado de Müller y de su hijo Adolfo. El hijo de este último, Luis, no dejó descendencia.
La investigadora Andrea Cuarterolo le contó una anécdota increíble: el cineasta Eduardo Yedlin navegaba a remo el Carapachay en el otoño de 1990 cuando pasó junto a una casa llamada Sans Souci. Desde la orilla, un hombre le hizo un gesto y lo invitó a recorrer la propiedad de madera, construida hace unos 150 años, abandonada y vacía. Salvo por un mueble que contenía un tesoro: parte de la colección de fotos de Müller. “Llevátela”, le dijo el casero al hombre que convertiría esa historia en un documental y que donaría esos negativos de vidrio a Cifha, donde fueron limpiados y digitalizados.
Un par de años después el reportero gráfico Enrique García Medina, amigo de Srur, rescató otros de una pila de basura que estaban por quemar en Sans Souci. La casa de retiro favorita de los Müller, que los conservó durante un siglo gracias a un sofisticado sistema de ventilación. “Sans Souci fue el registro ideal –apunta la historiadora Rosales en el libro- no solo para una familia sino además para las fotos que avivan su memoria en las islas”.
Para agendar
Retratos Anfibios. Juan Müller y las primeras fotografías del Delta. Hasta el 18 de marzo en 1101 Foto Espacio (Gral. Daniel Cerri 1101, La Boca). Miércoles de 13 a 17 y sábados de 14 a 18, con entrada gratis y cita previa: reservas@cifha.org.ar.
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