Un viaje de ida y vuelta a España

Al embajador Rafael Estrella le gusta decir que la relación entre la Argentina y España en el campo de la cultura "es un viaje de ida y vuelta". Razones le sobran. Ortega y Lorca en Buenos Aires durante la Guerra Civil; el valenciano Sorolla, venerado retratista de los salones elegantes en las primeras décadas del siglo XX; Anglada Camarasa, en Mallorca, inmortaliza la silueta de Marieta Ayerza de González Garaño en una pintura luminosa que hoy integra el patrimonio de Bellas Artes, y los coleccionistas como Enrique Larreta o los hermanos Piñero que encausaron a través del arte su amor por España.

Desde ayer, hay un eslabón más en la cadena de situaciones virtuosas que explican por qué la cultura fue, es y será un terreno de intercambio sin traumas entre ambos países. Eugenio Carmona, curador de la Fundación Telefónica, presentó el guión curatorial de la muestra "El cubismo y su entorno", en el que cobra importancia vital la presencia de los argentinos Pettoruti, Horacio Coppola, Xul Solar y del uruguayo Joaquín Torres García.

Deslumbra la manera en que estas obras establecen un diálogo natural con los trabajos de Juan Gris, el gran protagonista del cubismo, que, a diferencia de Braque y de Picasso, abandona la serenidad monocroma para aventurarse en el color y en la forma con libertad y convicción. Gris será la figura señera del movimiento cubista cuando Picasso se entregue, en Avignon, a sus primeros escarceos neoclásicos.

La colección de Telefónica se inicia en los años 80 con la intención de cubrir el vacío del arte moderno y de las vanguardias históricas en las colecciones españolas. Rinde, al hacerlo, un homenaje a Juan Gris, que se fue a Francia para nunca más volver. La selección se completa con el "entorno" de Gris, a quien Kanweiler, el marchand de Picasso, llamó "maestro", deslumbrado por la madurez de su obra personalísima. Allí están, entre otras, las telas de Albert Gleizes, Jean Metzinger, Louis Marcoussis, Natalia Goncharova y de André Lhote, por cuyo taller pasaron prácticamente todos los artistas argentinos que recalaron en París. Carmona, que acompañó esta muestra en su itinerancia latinoamericana, admite que la exposición de Buenos Aires tiene un sello propio. En diálogo con Juan Gris están "nuestros" rioplatenses Pettoruti, Barradas, Xul Solar y Torres García, capaces de hacer su lectura propia del cubismo, el movimiento que celebrará los primeros cien años de lo que significó un giro copernicano en la manera de percibir la realidad.

Mención aparte merece la fotografía de Coppola, en contrapunto con un cuadro de Juan Gris que homenajea. Coppola fue el eje de una exhibición el año último en la Fundación Telefónica y esa obra forma parte ahora de la colección. El viaje de ida y vuelta entre España y la Argentina es visible también en la naturaleza muerta de Pettoruti, que recrea casi en el mismo ritmo de Juan Gris la cotidiana escena doméstica del diario, las uvas y el botellón.

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