Un viaje a la trastienda creativa de María Elena Walsh, a diez años de su muerte
¿Dónde nace el universo creativo de María Elena Walsh? ¿Por qué llegó a ser esa María Elena que fue, a la vez, varias? ¿Cómo logró ese círculo perfecto que se nutrió de distintos géneros y se retroalimentó a lo largo del tiempo? Estas y otras preguntas son el disparador del documental Y a París ella se fue, que prepara el escritor e investigador Rodrigo Ures. Con material inédito que incluye entrevistas, perlas de un archivo personal armado durante más de dos décadas, registros audiovisuales históricos y visitas a sitios clave de la vida de Walsh, es un recorrido por la trastienda creativa de la poeta, narradora, compositora y cantante que murió hace diez años.
Fundador del Centro de Documentación María Elena Walsh, Ures fue amigo personal de la autora de El reino del revés. En la década de 1990, a los 19, le escribió una carta para decirle que quería conocerla. Walsh lo invitó a su casa y le propuso mantener “charlas sobre la vida”. Así empezó una relación que le permitió descubrir de primera mano “dónde se para María Elena para mirar las infancias”. “En 1967, introduce el concepto de primera infancia y la destaca como un espacio de libertad. Dice María Elena en un texto de aquella época: ‘Es esa edad en la que los niños parecen más libres y dispuestos a aceptar el sentido poético de la vida’”, cuenta Ures, que rescata también la idea de MEW de “estimular la curiosidad, que sería tan urgente como resolver el problema del hambre, la educación y la salud”.
Uno de sus grandes legados es la Fundación que lleva su nombre, donde participa Sara Facio. “Estamos muy satisfechos porque todos los proyectos que lanzamos están en marcha. Gracias al apoyo de empresas y fundaciones pudimos avanzar con la digitalización de la obra de adultos, que es la menos conocida. Además seguimos con los premios: en 2020 fueron para fotografía. No hemos parado un minuto, a pesar del contexto crítico, ni pararemos”, dijo a LA NACION.
Jugar con la poesía
La poesía, como la representación artística de la libertad, atraviesa la obra de MEW: no solo en los textos en verso sino también en la narrativa, la música, el varieté e, incluso, el periodismo y el ensayo. La poesía es el género que le permite jugar e invitar al juego; también, despertar la curiosidad atenta en los chicos. “Su obra forma un círculo perfecto con el juego y la poesía en el centro: del texto al escenario, de la música al libro, del periodismo al espectáculo. Jugaba con su obra con total libertad. Tomaba del universo folclórico textos y coplas y los sumaba a sus creaciones”, dice Ures. Un ejemplo es la famosa frase “No me tires con cuchillo, tírame con tenedor”, que perdió la característica de anónima para ser parte de “El twist del Monoliso”. Otra prueba del círculo creativo es el origen de Dailan Kifki: los capítulos de la novela nacieron como relatos que escribió para que Pinky los narrara por televisión.
Autoras y admiradoras de MEW como Canela y María Teresa Andruetto destacan el uso del limerick, forma poética que toma de la tradición inglesa heredada de su padre. “Tiene una especie de pacto endiablado con el lenguaje, que está muy vinculado a lo biográfico: una madre de origen andaluz, pasada por lo criollo, y un padre de ascendencia inglesa e irlandesa, que le dio educación bilingüe. Esa mixtura en el lenguaje, donde se juntan varias culturas, es clave: España y su cancionero, Inglaterra y el sinsentido, las coplas americanas con su picardía”, resalta Canela. “Si despegamos la banda sonora, su poética toma una dimensión increíble. Me gusta mucho cuando canta ‘porque el idioma de la infancia es un secreto entre los dos’, esa frase maravillosa de ‘Serenata para la tierra de uno’: ella poseía el secreto del lenguaje de la infancia y lo compartió con todos”.
“Ella poseía el secreto del lenguaje de la infancia y lo compartió con todos” (Canela)
Andruetto, por su parte, destaca: “Hay varias María Elena: la de los niños, la de los adultos, la de la canción popular, la irónica que hace crítica social, la feminista pionera, la ensayista. Esa combinación resulta en una obra rizomática con el corazón en la literatura infantil y ramificaciones muy interesantes”.
Gabriela Massuh, autora de la biografía Nací para ser breve (Sudamericana), recuerda una frase de MEW que no siempre se pone sobre la mesa al analizar su obra: “No escribo para los chicos, escribo desde mi propia infancia”, decía. Y esa infancia estuvo habitada por lecturas que marcaron su producción artística: Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll; Pinocho, de Collodi; las novelas de Stevenson y Dickens; la ciencia ficción de Julio Verne; los cuentos clásicos de Perrault y los hermanos Andersen.
Para su investigación, Ures visitó la escuela de Villa Sarmiento, partido de Morón, donde MEW terminó la primaria a los 11 años (había nacido el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía). “En 2021 se cumplirían 80 años porque egresó en 1941. Logré ver copia del boletín de calificaciones, donde dice que era la mejor alumna en lengua, literatura e idiomas, con 8 y 9; y aunque ella decía que dibujaba como la mano, en plástica tenía un 10”. Cursó el secundario en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano.
A París ella se fue
“María Elena era muy tímida, pero tenía la osadía de los tímidos con irrupciones absolutas de inventiva y fantasía. Era muy prolija y meticulosa y siempre supo muy bien lo que quería y no quería. Me contó que, en un momento, la poesía empezó a ser demasiado importante y no podía desentrañarse de la solemnidad. ¿Cuál fue el gran escape? No fue el viaje que hizo a Maryland, Estados Unidos, después de publicar Otoño imperdonable, invitada por Juan Ramón Jiménez cuando tenía 18, sino irse con Leda Valladares a París”, completa Massuh. MEW había ahorrado dinero para autoeditar los 500 ejemplares de su primer libro en una alcancía con forma de libro.
París fue el lugar de la libertad en el más amplio sentido. Para el documental, Ures recorrió los lugares que fueron sus fuentes creativas. Entre ellos, la Calle del Gato que Pesca (Rue de Chat qui Pêche), la más angosta de la capital francesa, que inspiró la letra de la famosa canción: “Peligroso es/ Andar por la ca/ La calle del ga/ Del gato que pes/ Que pesca y después/ Se esconde y escapa-pa, pa-pa”. También, el Hotel du Grand Balcon, el espacio de su primera creación donde se instaló con Valladares en 1952. “Los primeros poemas de Tutú Marambá los escribió en ese hotel. Hace unos años le conté la historia de María Elena a la dueña del bar y le propuse crear un trago en su homenaje. Tiene naranja y especias por lo dulce y lo picante de su vida”.
Entre las curiosidades registradas por Ures aparece un cambio significativo en un personaje, que hace callada, sin bajar línea. “En 1967, Walsh escribe su primer y único libro de lectura para segundo grado, que publicó Editorial Estrada hasta 1986. Contaba la historia de una familia de titiriteros que se mudaba y viajaba con la abuela, que ‘bailaba valses’. En la última edición desaparece el estereotipo de la abuelita con rodete y anteojos. Dice: ‘La abuela es arquitecta’.”
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