Pinta Sud ASU: un viaje a Guaranípolis, la “tierra sin mal” donde se diluyen las fronteras
La tercera edición del programa impulsado por Diego Costa Peuser, que continúa hasta el domingo, vuelve a poner el foco en la escena artística de Paraguay, para reforzar su vínculo con la región y hacerla visible a nivel global
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El escudo muestra un par de piernas que cruzan un río, uniendo ambas costas como un puente. “Guaranípolis” se lee sobre ellas, para representar un sitio imaginario que trasciende fronteras. Es un símbolo de lo que lograron sus creadores: artistas de Corrientes y Chaco, unidos para defender a un pueblo de pescadores ubicado entre ambas provincias, sobre el río Paraná.
La imagen, concebida en forma colectiva, llamó la atención el año pasado en la feria ArteCo de Adriana Almada, curadora general de Pinta Sud ASU. Y se exhibe ahora como parte de La gran conversación, una muestra concebida por ella e Irene Gelfman para la tercera edición de esta semana del arte impulsada por Pinta que continúa hasta el domingo en Asunción. La pensaron como una síntesis porque se suponía que este año terminaría el programa destinado desde 2022 a poner el foco en la escena creativa de Paraguay, reforzar su vínculo con la región y hacerla visible a nivel global. Tal fue el éxito que tuvo, sin embargo, que sus organizadores decidieron extenderlo en forma indefinida.
“La gran conversación es una suerte de bitácora de Pinta en sus tres ediciones –explicó Almada a LA NACION-. El año pasado se realizó la muestra Yaguá Rincón, curada por Gustavo Piñero, que reunió a 22 artistas de Corrientes y Chaco. Ellos trabajan simbólicamente con la idea de un país imaginario, que se llama Guaranípolis, y nos pareció súper apropiado”.
Esa patria ideal nació en 2010, para evitar que se construyera un casino que amenazaba la existencia del pueblo San Pedro Pescador. “Guaranípolís fue el nombre que le pusimos a esa movida porque los guaraníes están hasta Salta –explicó Richar de Itatí, fundador de la residencia de artistas Yaguá Rincón-. Se expanden hacia el este, buscando la ‘tierra sin mal’. Somos una gran región guaranítica. Obviamente hay otras etnias, pero la población guaraní es mayor. Hay cosas que se comparten: el idioma, el chamamé, las comidas… Yo soy correntino pero mi mamá es paraguaya, y mis tíos y primos están en Paraguay. Las fronteras están diluidas”. Así lo demuestran también los dibujos y pinturas del músico platense Facundo Cabral que conserva en su extensa colección José Daniel Nasta.
Claro que los problemas también son compartidos. “Estamos asistiendo a la extinción de una forma de vida”, advirtió el fotógrafo Fernando Allen mientras mostraba a curadores de varios países la colección de que exhibe en el flamante espacio Confines del Paraguay junto a Fredi Casco, director artístico de la Fundación Texo. Ambos realizaron dos documentales sobre artistas indígenas del Chaco para la Fundación Cartier, institución francesa que según ellos tiene “la colección de arte popular e indígena de Paraguay más importante fuera del país” y que contribuyeron a formar.
Los autores de esas piezas únicas, explicó Allen, “son cazadores y recolectores, que viven de y para el monte. Y perdieron el monte, por la ocupación del hombre blanco. Todo se convierte en tierra y soja. No se puede regenerar, no hay vuelta atrás”. Las crecientes necesidades económicas, agregó, están atentando contra la calidad de sus obras: “El mercado modifica su forma de producir: comenzaron a dibujar más rápido para las ferias, donde sus obras se venden por treinta dólares, y eso afectó la calidad. Lo mismo pasó con los textiles: uno que antes les llevaba ocho meses, ahora lo hacen en un mes y medio”.
Un caso excepcional es el de Julia Isídrez, ceramista paraguaya cuya obra fue seleccionada por el curador Adriano Pedrosa para exhibirla en la actual edición de la Bienal de Venecia. “Ese búho y ese oso hormiguero salieron de mi imaginación; esto se mostró en la Documenta de Kassel en 2012″, dijo al señalar vasijas de barro a los curadores y coleccionistas conducidos hasta su casa de Itá por el equipo de Pinta, que además organizó un taller gratuito para cerrar allí la semana del arte este domingo. Tal es el interés por su trabajo, que los cupos se agotaron días antes.
“Quedó lindo, ¿no?”, preguntó a los visitantes mientras mostraba con orgullo el museo hogareño que montó para mostrar su trabajo y el de su madre, Juana Marta Rodas, fallecida en 2013. Un proyecto en expansión, ya que sus crecientes ingresos le permitieron comprar el terreno vecino. “Estas otras las estoy haciendo para la galería Gomide&Co, voy a hacer más grandes para las bienales”, agregó, en referencia a la galería brasileña que la representará en septiembre en la feria Independent 20th Century de Nueva York. En Asunción, sus piezas pueden encontrarse tanto en la recepción del lujoso hotel Palmaroga como en el Museo del Barro.
Una muestra del argentino Marcelo Brodsky se inauguró el martes en esta institución, cuyo Centro de Artes Visuales está dirigido por Ticio Escobar. Ese día se otorgó además la “Orden del Yacaré” a Luis Felipe Noé, que a sus 91 años no se perdió ninguna parada del intenso recorrido. “Perdón, voy a hacer una pausa porque llegó el maestro”, dijo Almada el miércoles en el foro, durante la presentación de su libro sobre la colección Mendonca y la escena del arte en Paraguay. Cuando “Yuyo” entró en el auditorio de la Casa de la Integración del CAF –el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, uno de los principales sponsors de este programa-, el público que llenaba la sala le dedicó un extenso aplauso.
Similar recepción tuvo Noé al visitar Casa Pinta, en el Centro Cultural Manzana de la Rivera, donde se exhiben la muestra de Claudia Casarino, un proyecto site-specific de Sara Leoz y La gran conversación. Estuvieron también, entre otros, los artistas Karina El Azem y Max Gómez Canle, los curadores María Amalia García y Cuauhtémoc Medina y los coleccionistas Joaquín Rodríguez, Guillermo Ruberto y Antonio Murzi. Este último, residente en Panamá, será uno de los anfitriones de Pinta Sud ASU el año próximo.
Si bien esta edición en Paraguay estaba destinada a ser la última, el programa continuará. “Tuve una reunión con mi equipo y me dijeron que no nos podemos ir ahora”, anunció el martes Diego Costa Peuser, director global de Pinta. Expande así hacia el resto de América Latina el gran aporte que hizo para visibilizar la escena porteña con la Semana del Arte y los Gallery, que incluyen ahora en Asunción una muestra de Feliciano Centurión. Un artista nacido en Paraguay, emigrado a Formosa y formado en Buenos Aires, que bien podría considerarse habitante de Guaranípolis.
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