Un ratón capaz de cambiar la historieta
Leí Maus cuando tenía 19 años y cuando lo terminé sentí la necesidad de encontrar más libros como ése. Imposible. En el 92 sólo existía un libro como Maus: Maus. Las historietas servían para hacer chistes, contar aventuras de superhéroes o ciencia ficción y, si eran de contenido "adulto", para relatar historias eróticas. Pero, el Holocausto... La gran tragedia humana del siglo XX estaba reservada a novelistas, filósofos, historiadores. ¡Y encima dibujando ratones! Ni lo sueñen. En inglés a las historietas se las llama comics? Esto eran tragics. Todavía hoy suelo encontrar Maus en las estanterías de Humor de las librerías.
Promediando los 60, como en tantas otras expresiones artísticas, un grupo de historietistas del underground americano, asistido por lo que es seguramente una nada recomendable cantidad de alucinógenos, optó por hacer historietas para adultos. Dentro de esa generación apareció, junto con Robert Crumb y Gilbert Shelton, Art Spiegelman. En un principio sus trabajos tendían a experimentos formales con el medio y algunas historietas autobiográficas tremendamente honestas. La semilla de Maus.
Esta primera liberación, como era de esperar, produjo una enorme cantidad de material sobre sexo, drogas y Rock & Roll. Sin embargo en los 80, la novedad dio espacio a un replanteo temático y a revistas como Raw (editada por Spiegelman y su mujer, Françoise Mouly) y Weirdo (editada por Crumb) buscaban impulsar la historieta hacia narrativas más adultas. Maus fue el punto de maduración de este experimento. Con éxito de crítica, premios y popularidad, este libro cambió el mundo editorial de la historieta, que se mudó de los negocios especializados en comics a las librerías. Consiguieron los estantes dedicados a novelas gráficas, que cada vez eran más y más variadas, ya que los autores también sintieron la libertad para crear que ansía cualquier artista.
Todo esto nos llegó tarde a los historietistas, pero más vale tarde que nunca. Y como era natural que ocurriera, al igual que ese prisma de la tapa del Dark Side of the Moon de Pink Floyd, a partir de Maus un gigantesco arco iris de libros se proyecta cada año sobre las estanterías del mundo. Ahora hay cientos de libros que uno puede leer al terminar Maus. Hay más libros como ése? Bueno, no exactamente. Ése es único.
Ricardo Siri Liniers