Un nido de hornero en la plaza Trafalgar, el nuevo desafío del tucumano Gabriel Chaile
El tucumano fue convocado para participar de un concurso internacional, abierto a la votación desde cualquier lugar del mundo; si es elegido, su obra se instalará en Londres
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“Parece una película”, pensó ayer el artista tucumano Gabriel Chaile cuando el director de la National Gallery de Londres terminó su presentación, y se abrieron las puertas que conducían hacia su obra y las de otros seis finalistas. La prensa registró entonces su Hornero, una escultura de barro montada sobre un pedestal, que funciona como maqueta de otra similar que podría instalarse durante dos años en la famosa plaza Trafalgar.
Se inició así el tiempo de descuento para votar a dos ganadores, que ocuparán con sus obras en 2026 y 2028 el llamado “cuarto pedestal”: aquel que en el siglo XIX estaba destinado a sostener una estatua ecuestre del rey Guillermo IV, pero quedó vacío por falta de presupuesto. Más de 150 años después, comenzó a usarse para exhibir arte contemporáneo.
“Vote ahora, antes de que sea demasiado tarde”, invita ahora a modo de “Gran Hermano” la página de la alcaldía de Londres. Hasta el 12 de marzo, desde cualquier punto del planeta se puede elegir quién quedará entre “siete de los artistas contemporáneos más interesantes del mundo”. Los otros son Chila Kumari Singh Burman, Ruth Ewan, Thomas J. Price, Veronica Ryan, Tschabalala Self y Andra Ursuţa.
“¿Un pedestal?”, pensó Chaile el año pasado, cuando le llegó el mail que lo invitaba a participar. Acababa de presentar una instalación en el londinense Studio Voltaire, junto a su colega argentina Laura Ojeda Bär, y una escultura en el High Line de Manhattan que puede verse hasta la semana próxima. Apenas dos hitos de una exitosa carrera internacional que incluyó su participación como invitado de la curadora Cecilia Alemani en la última edición de la Bienal de Venecia, donde Eduardo Costantini le compró un grupo de obras para exhibir en forma permanente en la nueva sede del Malba en Escobar.
“Lo que más me molestaba era el pedestal –confesó Chaile a LA NACION desde Londres–. Mi obra es más horizontal, al nivel del piso, pero quería hacer algo diferente. Lo intervine con una escultura en el lateral que representa un nido de hornero porque hacen su casa en cualquier lado: en tu ventana o en una escultura de bronce. Son como los grafiteros; no les importa la historia ni el patrimonio”.
Inspirada en la cultura “La Candelaria”, desarrollada entre los años 200 y 1000 en Salta y Tucumán, la figura de adobe tiene dos caras -una que se está riendo y otra más “meditativa”- y cuatro manos con dedos largos. También dos pares de pechos con huecos en lugar de pezones, que funcionan como nidos de aves.
¿Cómo podría mantenerse al aire libre una escultura así dos años? “Esa es una gran pregunta, habría que preguntarle a un hornero. Sus nidos resisten a las tormentas”, observó Chaile, que todavía evalúa opciones de materiales a utilizar. Una de ellas es apelar a una estructura de aluminio reciclado, como el de las ollas populares que vendió en Art Basel en 2019, o a la cerámica, material que está “investigando”.
Mientras tanto, mudó su taller de ciudad en Portugal y planea viajar a la Argentina en los próximos meses, para instalar las esculturas de Costantini en la nueva sede del Malba e inaugurar una muestra en la galería Barro.
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