Un museo en el calendario internacional
Uno de los objetivos del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) es acercar al público las obras de los más destacados artistas de la historia. Con la exposición Caravaggio y sus seguidores no sólo se cumple ampliamente esta política, sino que además el museo se coloca en un punto de gran visibilidad en el calendario internacional.
En estos últimos años, el MNBA se enalteció con la presencia de obras de artistas que marcaron un hito en la historia del arte. En 2011 expuso la copia romana del Doríforo de Policleto (escultor griego del siglo V a. C.), una de las piezas más relevantes de la Antigüedad, proveniente del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. En la actualidad, como parte del programa "La obra invitada" del Museo Nacional del Prado, exhibe el óleo San Juan Evangelista del singular pintor Doménikos Theotokópoulos, El Greco (Candia, Creta, 1541-Toledo, 1614), perteneciente a la prestigiosa pinacoteca española.
En los próximos días, el MNBA recibirá 22 obras del pintor Michelangelo Merisi da Caravaggio y de algunos de sus seguidores del siglo XVII, provenientes de importantes pinacotecas de Roma, Urbino y Florencia, así como también de colecciones privadas de Malta y Londres. La exposición, que acaba de ser presentada en el Museo de Arte de San Pablo, se realiza en el marco de la conmemoración del cuarto centenario del fallecimiento de Caravaggio, que dio lugar desde 2010 a numerosas muestras y debates a nivel internacional.
Concebida por Rossella Vodret y con la curaduría de Giorgio Leone, destacados especialistas italianos, Caravaggio y sus seguidores permite un fructífero intercambio con otras instituciones internacionales de primer nivel, acerca la obra de uno de los artífices del Barroco y pone de relieve, en el catálogo que acompaña la exposición, las nuevas lecturas académicas sobre el artista y su época.
Caravaggio fue fundamental en la renovación del arte de su tiempo. El dramatismo de sus escenas cautivó a sus contemporáneos. El planteo teatral de sus composiciones, en su mayoría de carácter religioso, ligado al manejo de la luz y la disposición de los personajes que pintó –en general, modelos de baja condición social–, otorgaron un carácter realista a sus obras, que no estuvo exento de polémicas. Sus pinturas realizadas a partir de violentos contrastes de luces y sombras con figuras no idealizadas modificaron el curso del arte del siglo XVII.
Su temprana fama le permitió obtener gran cantidad de encargos públicos y privados provenientes de importantes mecenas de la época. Dejó su marca en las ciudades en las que vivió –Roma, Milán, Nápoles, Sicilia, Malta– y, aunque no tuvo discípulos, numerosos artistas continuaron su estilo.
Las pinturas exhibidas en esta ocasión dialogan con las del acervo del MNBA. Históricamente, el museo formó y exhibió una importante colección de arte barroco (que incluye obras de algunos destacados seguidores de Caravaggio) con obras de Bartolomeo Cavarozzi, Luca Giordano, Francisco de Zurbarán, Peter Paul Rubens, Rembrandt Harmenszoon van Rijn y José de Ribera, entre otros. Las últimas investigaciones sobre estas piezas han despejado dudas, permitiendo ajustes de datación y de atribución, lo que constituye un nuevo aporte al arte del período.
Esta exposición fue posible gracias al apoyo de la Asociación Amigos del MNBA, de la embajada de Italia –en su calidad de auspiciante– y de las empresas patrocinantes Case IH, New Holland, Iveco Argentina y Fiat Auto Argentina, así como a la alianza con Base7 Proyectos Culturales Ltda.