Un mundo hecho de papel de diarios y revistas se expone en el Borges
Se puede decir que las obras actuales de Silvio Fischbein (Buenos Aires, 1949) le deben bastante al hecho de que dos de sus hijos viven el extranjero. Cuando el artista regresa al país, lo hace con las valijas cargadas de revistas y diarios publicados en lenguas extranjeras, no solo en inglés sino también en chino, japonés, checo, alemán, polaco, francés, italiano y hebreo. Esos kilos de papel que pasaron por la aduana sin activar las alarmas se convertirán en material de las obras que Fischbein monta en su taller porteño. "Cuando les dije a mis hijos que tiraran todo cuando muera, me respondieron: '¿Por qué no lo tirás vos?'", comenta de buen humor. Los tres hijos de Fischbein conservan obras del padre.
"Estudié con Juan Batlle Planas y de Noé Nojechowicz, pero mi verdadera formación se la debo a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires –dice el artista en la Sala 22 del Centro Cultural Borges, donde se exhibe una gran muestra sobre su trabajo–. Aunque soy arquitecto, no me reconozco como tal porque mi última obra fue de los años 80. Me considero un trabajador visual y audiovisual". Fischbein realizó más de treinta cortometrajes y dirigió cinco películas. La más reciente, de 2010, es Opciones reales, protagonizada por Belén Errandosoro, Marcelo Jaureguiberry y el tandilense Juan Urraco, actual director nacional de Formación Cultural.
Hasta el 4 de abril, en el Centro Cultural Borges, Fischbein expone Obra inconclusa, un recorrido por más de cinco décadas de trabajo, al cuidado de Federico de la Puente. "El arte es un concepto del mercado –indica Fischbein–. Me interesan más las experiencia estéticas de cada espectador que construye su propia obra, las vivencias del que se enfrenta a la obra con sus propias preguntas". Para ratificar esa condición de obra abierta, los trabajos aparecen expuestos en la sala sin fichas técnicas ni títulos. "Para mí, sería cosificarlas", explica.
La vida cotidiana como instalación
Sin embargo, él y De la Puente decidieron agrupar las obras en cuatro series que siguen un vector temporal. De la vida cotidiana presenta obras hechas con objetos como sillas, teclados y libros de la biblioteca personal del artista, intervenidos con propósitos metafóricos; Multitudes aúna textiles y tramas multicolores creadas con juguetes minúsculos. En la serie Fragmentos urbanos, Fischbein aplica el mismo procedimiento aditivo a otras superficies, y en Todos igual, yuxtapone fragmentos de papeles de diarios y revistas (que conservan fragmentos de lenguas) a imágenes de "mapas estallados". Una Babel polisémica cobra la forma de un laberinto de módulos, esculturas y maquetas. Cada una de estas últimas obras, que Fischbein abordó en simultáneo en su taller, le demandó por lo menos un mes de trabajo.
"Los textiles también me llevan mucho tiempo. Todo lo hago yo, sin asistentes. Trabajo en forma compulsiva los siete de la semana", agrega. Hechas con algodón, metal y diminutos objetos de plástico, dos de esas grandes instalaciones de talante teatral y a la vez doméstico se pueden apreciar en el Borges. "En sus entretejidos, en su laboriosa configuración, en la cuidada terminación, en la paciente espera de toda obra, ahí está su expresión", escribe María Paula Zacharías en Silvio Fischbein: artista visual 2, segundo libro del artista, que se publicó con el apoyo de la Pollock Krasner Foundation y se presenta en simultáneo con la muestra en el Borges. El volumen también contiene textos de María Laura Reginato, Malena Babino, Basilio Uribe y De la Puente.
"En Todos igual, trabajo sobre la posibilidad de una soberanía aleatoria, donde no existe ninguna cultura hegemónica –destaca Fischbein–. Las obras estás hechas con papeles de diarios del mundo entero y con fragmentos de mapas, en un universo donde todo está en contacto". Los espectadores completan, o más bien enriquecen, el itinerario de sentidos trazado por el artista en su labor utópica de edición. "Cada obra es distinta según quién y como la mire. El público arma su propio recorrido".
Debido al carácter inconcluso propuesto por Fischbein, las obras no solo cambian según la mirada de los espectadores sino también a medida que pasan los años. El jueves pasado, día de la inauguración de la muestra, trabajos realizados una década atrás con infinidad de pequeños muñecos de color verde fueron vistos de otro modo a la luz de los debates actuales del feminismo en la Argentina. "No creo en las cosas definitivas -dice el artista-. Las obras van cambiando de una serie a otra, van mutando y se van acomodando. Pero la cultura es la estructura".
En Obra inconclusa se pueden ver además fragmentos de cortometrajes y dos trabajos de videoarte escritos y dirigidos por Fischbein. "La producción visual y audiovisual de este artista plantea un diálogo múltiple -señala De la Puente-. El objeto en cuestión se expande, se contrae, se escurre entre quienes deseamos aprehender la totalidad de su sentido. Esta maquinaria toma una gran variedad de formatos y soportes". Como prueba de esa afirmación, la muestra en el Borges se inicia con un conjunto de cerámicas que Fischbein realizó a mediados de la década de 1960.
Por un Instituto Nacional de las Artes Visuales
Fischbein fue profesor de Diseño Audiovisual en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UBA y profesor de Realización en la Facultad de Arte de la Universidad del Centro. También dirigió la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA, donde creó La Fábrica Audiovisual, un laboratorio de proyectos que vinculaba los aspectos académicos con la práctica. En la actualidad, se desempeña como presidente de la Asociación de Artistas Visuales de la República Argentina (Aavra).
"Trabajamos en la difusión y promoción de los artistas y sus necesidades e intentamos establecer un diálogo político con las autoridades en defensa de la actividad", detalla Fischbein. En su opinión, esa articulación está muy fragmentada. "Hay falta de diálogo entre quienes toman las decisiones políticas y los artistas. No es algo de ahora; siempre fue así. Los funcionarios solo dialogan con algunos y toman decisiones con poco consenso. Por eso después abundan las críticas".
Para este artista y cineasta, tanto como para la asociación que representa, la solución a ese problema es la creación de un Instituto Nacional de las Artes Visuales. "Así como existen el Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales y el de la música, el de las artes visuales se convertiría en un foro de discusión abierto a todos los creadores, no solamente a los más cercanos a los funcionarios de turno". De ese modo, las políticas se tomarían sobre la base de acuerdos. Aavra elevó la propuesta con apoyo de la comunidad artística. Hasta ahora, las autoridades de la Secretaría de Gobierno de Cultura no brindaron ninguna respuesta. "Muchas discusiones se hubieran evitado dentro de un marco institucional de fomento a las artes visuales -concluye Fischbein-. Nuestro país se caracteriza por la falta de fomento".
Para agendar
Silvio Fischbein. Obra inconclusa
Centro Cultural Borges (Viamonte 525)
Lunes a sábado de 10 a 21. Domingos y feriados de 12 a 21.
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