Un microcosmos sobrenatural
Jaime Arrambide
RELATOS FANTASTICOS
Por Iván Turguéniev
Cuando en el año 1970 se publicó en Francia la Introducción a la literatura fantástica , del ensayista e historiador de origen búlgaro Tzvetan Todorov, tanto el mundo académico como los aficionados respiraron aliviados. Por fin, un texto sapiente y sólidamente cimentado lograba desanudar las profusas ramificaciones de una literatura cuyo imparable avance a lo largo del siglo XX amenazaba por momentos con invadir los más variados ámbitos de la narrativa. Y no era un fenómeno casual, ni ceñido exclusivamente a la búsqueda de nuevos horizontes artísticos por parte de los escritores. En gran medida, respondía al choque que se producía desde principios del siglo XIX entre sistemas de creencias muy arraigados y más o menos codificados -como el cristianismo o las supersticiones tradicionales- y modelos de pensamiento que otorgaban a la ciencia positiva una potencia redentora, mesiánica, que como bonus track se jactaba de ofrecer respuestas eficaces con absoluta prescindencia de la fe.
Para Iván Turguéniev, así como para el resto de la generación dorada de escritores rusos de la segunda mitad del siglo XIX, esa colisión de fuerzas era particularmente virulenta, ya que la Rusia Eterna, ese vasto continente de confines de por sí fantásticos, accedía al racionalismo a paso lento y por lengua interpósita, gracias a la flagrante francofilia de sus elites ilustradas. (De hecho, algunos de estos Relatos fantásticos de Turguéniev, obligan a pensar que el autor leyó a Edgar Allan Poe en traducción de Charles Baudelaire). París era entonces, huelga decirlo, la meca del arte y el pensamiento, y las frecuentes estadías de los intelectuales, científicos y artistas eslavos en la Ciudad Luz cimentaron amistades que hoy forman parte de la historia de la cultura, como el vínculo del propio Turguéniev con Maupassant y los Goncourt, o el de Tchaikovski con George Sand y Frédéric Chopin. De regreso a la Rusia profunda, no es extraño que los escritores nativos echaran mano del acervo vernáculo de creencias y mitos ancestrales para indagar el modo en que lo inexplicable permeaba la psicología humana y los mecanismos sociales que se ponían en funcionamiento para restablecer el orden en una realidad amenazada por lo sobrenatural.
Esta nueva traducción realizada en la Argentina de los nueve Relatos fantásticos que reúne este volumen es un placentero e inquietante acercamiento a ese microcosmos cultural en pugna: silentes apariciones fantasmales -o psicóticas- cuyo único propósito es conducir a los vivos a la tumba, perros invisibles que se dedican a atormentar el sueño de los vivos, y sueños intraducibles de una época prefreudiana cuando la neurosis y la melancolía estaban más cerca del pecado que de la enfermedad. Pero en Turguéniev descubrimos siempre al verdadero indagador de la psiquis humana, que escapa a los moldes funcionalistas, y sus héroes transitan el horror en soledad o malamente acompañados, rodeados de la incomprensión que sienten los locos y los inocentes. Para los amantes del género fantástico actual, quizás estos relatos pequen de una morosidad que sólo sabrán degustar los amantes de la verdadera literatura, que como todas las formas del arte, no progresa ni tampoco retrocede.