Un libro elegante y una muestra antológica en homenaje al artista de la materia infinita
“Pablo Edelstein Vida y obra” recorre la trayectoria del gran escultor argentino; impulsado por su hijo y su nieto, el tributo incluye una exhibición en el Museo de Tigre que reúne unas setenta piezas
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Como tantas veces todo empieza con un libro. Y en este caso, está lo que cuenta el libro en sí y también su razón de existir. Además, de la consecuencia inmediata que despertó este libro.
Alexis Edelstein es el nieto e hijo pródigo, que vuelve de Estados Unidos a la Argentina a reencontrarse con su padre Pablo Edelstein para encarar juntos un pendiente familiar: hacer un libro sobre su abuelo, el artista Pablo Eldelstein. Hacer un libro, un libraco, de esos importantes, grandes y pesados que dan cuenta de un legado. Un señor libro que, siguiendo la lógica del artista que les dio el apellido a ambos, es elegante y sustancioso.
Después de cuatro años de trabajo, el nieto y el padre consiguieron materializar, guiados por el equipo de Inda Ediciones, Pablo Edelstein Vida y obra. Se trata de una preciosa publicación recién salida de imprenta que compila la obra y trayectoria de más de setenta años del artista.
La edición propone un recorrido temático por la obra de Edelstein (Suiza, 1917 - Buenos Aires, 2010), que rescata de manera anacrónica lo figurativo y abstracto, así como las distintas técnicas y procesos que constituyeron su trayectoria.
Siguiendo el mandato familiar, Eldenstein le dio el gusto a su padre y estudió Agronomía, pero la pasión por el arte que le inculcó su madre de pequeño fue lo que le marcó el ritmo y en cuanto pudo buscó la manera de estudiar, enseñar y crear. En 1944 se instaló en Buenos Aires, decidido a dejar la vida de estanciero para emprender el camino artístico. Del taller de Jorge Larco pasó a formar parte de la histórica Escuela Libre de Artes Plásticas de Altamira. Cambió la tierra por la arcilla y se destacó como escultor. Conocedor de las vanguardias históricas del expresionismo supo armar propio estilo, con obras signadas por texturas rugosas o planas cerámicas en las que brillan distintas experimentaciones con esmaltados.
El peso específico del variado y prolífico cuerpo de obra además de su rol como Jefe del Departamento de Escultura de la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano durante treinta años dejaron en evidencia, a partir del libro, la necesidad de reunir su obra en una exposición de carácter antológico. Y así fue que el Museo de Arte Tigre tomó la posta para llevar adelante una completa exhibición, que abre al público este sábado y se podrá visitar hasta el 17 de marzo de 2024. Las salas del histórico edificio, que supo ser el Tigre Club en el Delta, alojan una selección de 70 obras en cerámica, dibujos, pinturas y piezas en metal que el artista produce desde la década del 60 hasta entrados los años 2000.
Con curaduría de Laura Casanovas y Gabriela Vicente Irrazábal, La materia infinita es la primera exposición antológica del artista, a 13 años de su muerte. “El planteo curatorial propone un recorrido con la guía de sus esculturas en vinculación permanente con dibujos y pinturas en tinta, lápiz, pastel y acuarela. La propuesta surge al observar cómo los materiales determinaban decisiones plásticas equivalentes entre las distintas disciplinas en relación a líneas y curvas, texturas, formas, colores y planteos compositivos. Esta perspectiva permite advertir, asimismo, que si bien la producción del artista se mantuvo dentro de los cánones de una representación realista, con eje en la figura humana sobre todo femenina, no dudó en extremar los límites hasta llevarla, en ocasiones, al umbral de la abstracción” apuntan las curadoras, mientras señalan una bella serie de mujeres boxeadoras que el artistas realizó con pasteles en los años setentas.
El rescate familiar y curatorial también destaca a su vez una época, con una sala en particular que reúnen grandes cabezas en chamotte, en las que el escultor inmortalizó algunos de sus contemporáneos cercanos como Jorge Romero Brest, Ricardo Garabito, Luis Seoane y Antonio Berni. También la exposición revela con documentación el vínculo de amistad que tuvo con Lucio Fontana, con quien sostuvo un extenso intercambio epistolar, y claramente le influenció en sus creaciones.
“Viendo trabajar a Fontana tomé por primera vez conciencia de la importancia de lo gestual” cuentan decía Edelstein sobre el precursor de la cerámica abstracta.
En el último tramo de su vida, incursionó con la materialidad y las posibilidades de escala que le da el acero inoxidable. En 2007, tuvo su última experiencia expositiva en el Centro Cultural Recoleta. Allí reunió esculturas de tréboles, origamis y cintas de Moebius que realizó a partir del uso del metal. Algunas de aquellas obras se pueden ver en la exposición y dos muy estratégicamente, fueron ubicadas por las curadoras fuera de las salas, en un hall central y en el exterior. Por aquel entonces, en el final de su experimentación, incansable, Edelstein decía: “(…) hemos llegado a reconocer que la materia se puede transformar en energía y que a su vez la energía puede crear nueva materia, en el eterno y acelerado juego del cambio y la evolución”.
Para agendar
La materia infinita, de Pablo Edelstein, en el Museo de Arte Tigre (Paseo Victorica 972). De miércoles a viernes, de 13 a 18; Sábados, domingos y feriados, de 12 a 18. Hasta el 17 de marzo de 2024. Entradas: $650.
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