Un joven cordobés que va por el mundo dejando su marca en las paredes
Como en "sesiones de acupuntura sobre la ciudad", Elian Chali le inyecta al gris cemento del paisaje urbano color y geometría; próxima estación, Buenos Aires
De artista callejero furtivo a muralista consagrado, Elian Chali ha llegado lejos con una imagen personal que no pasa inadvertida: imprime sobre la arquitectura composiciones geométricas poderosas, que remueven la energía de los barrios donde se instalan aquí, en su país, o en Francia, México, Rusia. Como buen fanático de Córdoba, hasta ahora esquivó Buenos Aires. Pero mañana se inaugura una muestra colectiva que incluye su trabajo en la Fundación ICBC. Y en 20 días estará pintando un mural en la galería Elsi del Río de Palermo.
El soporte de su pintura es la calle. Entiende que lo suyo es como sesiones de acupuntura a la ciudad. Como la fachada del hostel Macanuco, que es otra desde que Elian (así firma) trastocó con una superposición de cuadrados celestes y rectángulos amarillos, líneas, círculos y sombras. Casonas, galpones, puentes o edificios cambian por completo su fisonomía con sus obras, que llegaron también a Polonia y República Dominicana.
"Mi intención es cortar el gris sonoro y visual de la ciudad para cambiar alguno de los parámetros de la vida cotidiana. Pasar al lado de una composición de color y simplemente vivirla, que el cuerpo la sienta", dice. Benito Quinquela Martín seguramente estaría de acuerdo.
En su pasado hay un músico, un skater y un encuentro con los aerosoles a los quince años, que dio sentido a sus horas fuera de casa. Después se formó en diseño gráfico, pero nunca ejerció. En el arte urbano, lejos quedó su época amateur. "Mi trabajo fue madurando conmigo. Crecimos juntos, mi ética, mis valores y mi práctica. Me siento coherente. He tenido un estallido laboral en estos últimos dos años. Mi idea siempre es hacer todo de manera autogestionada, por mis propios medios. Me gusta el lugar en el que estoy. El trabajo puede no ser interpretado como una obra de arte. ¡Me encanta sacarle el título de arte!", se manifiesta.
Su baja estatura no tiene la menor importancia: todos los muralistas trabajan sobre andamios, y Elian tiene un par de brazos fuertes para empuñar pintura, tatuados, musculosos, incansables. Su cabeza bulle con ideas e imágenes, impulsada por una voluntad de hierro y el deseo de ir más allá. "Todos somos iguales. No me siento ejemplo de nada. La voluntad es mi medio. Todos los días me levanto y me autodisciplino para trabajar, avanzar en mi vida y crecer. Mi medio es la determinación, no mi motivo. Laburo como un condenado, sin hacer circo. Lo importante es mi trabajo", señala.
Todas sus obras de "sitio específico" han sido por invitación, a través de convocatorias o presentando proyectos. De Buenos Aires le han llegado muchas propuestas: "Hay tanto ruido y tanta mixtura que va a ser una tarea difícil hacer que una obra funcione. En Colonia, Alemania, donde todo es parejo, cualquier obra es disonante". La tarea es grande cuando las ciudades son el soporte: "En el trajín, no podemos ser tan pretenciosos de pedir altos niveles de contemplación. Hay que trabajar con la síntesis".
Google Maps, un aliado
Elian parte del entorno, que puede ser una calle de tierra donde los vecinos toman mate o el paño liso de una medianera en el centro de una capital europea. "La arquitectura es el respaldo principal. Me permite generar un gran contraste, ya que son obras cerradas. El maquillaje que yo agrego las resignifica. Me interesa plantear otra forma de ver lo que nos rodea y alimentarme del clima, el contexto sociocultural o el paisaje", cuenta. Mira su lienzo vía turismo virtual (street view de Google Maps) y dibuja sobre fotos con herramientas digitales, fascinado con las nuevas tecnologías. "La computadora es una extremidad más y me gusta dejarla que decida un poco." Pero de lo digital pasa a lo analógico y pinta a mano en el muro como si fuera una impresora: "De arriba hacia abajo, y de colores claros a oscuros. Soy muy prolijo".
A veces trabaja con grúas, que le dan movilidad en todo el soporte. Pero subirse a estas máquinas en la Argentina no es lo habitual, y se arregla con andamios. Tiene dos asistentes, aunque puede sumar más gente o trabajar solo. Un muro de cuatro o cinco pisos le puede llevar una semana. Sin embargo, durante la Bienal de Street Art de Moscú estuvo casi un mes contra una pared de la Casa de la Cultura, porque no paraba de llover. "Al final, me acostumbré a pintar bajo el agua", cuenta. Cada ciudad le supone un desafío: "En México me resultó increíble el encuentro con tanta cultura nativa. En Francia estuve en una ciudad verde, Besançon, donde hice un muro simple y sobrio. Es tan bonita que no hay que hacerle tanto", cuenta. En Gdynia, Polonia, se inició en la monocromía: "Los conservators cuidan la estética de la ciudad, al punto de decidir de qué color se pintan las casas, el tamaño de los carteles y a qué hora puede pasar un camión. Me ofrecieron un muro inmenso, pero en el centro de la ciudad sólo podía trabajar en blanco y negro. Tuve que abandonar mi zona de confort, que es el color. Pero quedó muy bien, en diálogo amistoso con el entorno".
Exponer en galerías es para el artista un intento de transpolar su trabajo a otros lenguajes, soportes y materiales. En las pinturas que expuso en Elsi del Río en mayo último se veía su impronta geométrica y precisa en acrílicos sobre tela, sin rasgos de gestualidad. Pronto se lo podrá ver ahí en plena faena, terminando un mural que es cadáver exquisito, que a su turno intervinieron también sus colegas Chu y Pum Pum, y se inaugurará el 20 de este mes.
En la muestra colectiva de pintura geométrica Cruzar la Línea, curada por Victoria Tolomei, que abre mañana en ICBC, el cordobés presentará un ensamblaje. "Es muy interesante porque en la calle me suelo encontrar con gente con la que comparto el soporte, pero no el concepto. La figuración está en todas partes en la ciudad. Hay pocas cosas abstractas, que con un lenguaje neutral resaltan los conceptos. Es tan corta la vida que no podemos perder el tiempo. Hay que construir un mensaje fuerte."
Producciónen tiempo real
Elian Chali
Artista visual
Origen: Córdoba
Edad: 27 años
Se formó en diseño gráfico, pero desde los 15 años se dedica al street art. Fue skater y músico.
Muralista geométrico
Hay obras suyas en Londres (Inglaterra), Perth (Australia), San Juan (República Dominicana), Montreal (Canadá), Querétaro (México), Moscú (Rusia), Gdynia (Polonia), Besançon (Francia), Lima (Perú), Nueva York y Atlanta (EE.UU.). En la Argentina, su obra se ve en las paredes de Córdoba, Tucumán, Santa Fe y Rosario.
Cruzar la Línea
La muestra curada por Victoria Tolomei, se inaugurará mañana, a las 19, en Fundación ICBC (Riobamba 1276, de lunes a viernes, 10 a 19). Participan artistas que trabajan la abstracción en diferentes soportes. Además de Elian, expondrán Mariano Ferrante, Hernán Paganini, Leila Tschopp y Federico Villarino.
En acción
Elian Chali estará pintando un mural colaborativo en el patio de la galería Elsi del Río (Humboldt 1510), entre el 18 y el 20 del actual.
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