Un francés en el Llao-Llao
Su innegable aporte al diseño de interiores en las primeras décadas del siglo XX y el alza espectacular en la cotización de sus muebles sacaron del olvido la figura del hombre que sólo vestía de franela gris: Jean Michel Frank. Sus muebles, su mundo y la amistad entrañable que lo unió a Eugenia Errázuriz, la mecenas chilena del París de entreguerras, serán el eje de la muestra que se inaugurará la semana próxima en el Museo Nacional de Arte Decorativo. Pero, ¿quién era en realidad este misterioso decorador que desembarcó en Buenos Aires en 1939, huyendo de los nazis, con un salvoconducto vía Portugal obtenido por su amigo Ignacio Pirovano?
La muestra, organizada por Virginia Agote y Mo Amelia Teitelbaum, cuenta la historia del hombre detrás del personaje. Primo de Ana Frank, perdió sus dos hermanos en la guerra, su padre se suicidó y su madre lo dejó huérfano cuando tenía menos de veinte años. La trágica vida de Frank cambió luego de conocer a la bella chilena Eugenia Errázuriz, casada con un diplomático, modelo de John Singer Sargent y una de las primeras clientas de Pablo Picasso. Gracias a ella, Frank se conectó con los millonarios argentinos anclados en París y trabajó para ellos. Diseñó los interiores de la casa de los Born en San Isidro, vecina de Villa Ocampo y los muebles para el Hotel Llao-Llao, de Bariloche, por encargo de la casa Comte.
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La muestra llega al Decorativo procedente de Villa Noailles, la casa del sur de Francia de los vizcondes de Noailles, donde Luis Buñuel filmó "El perro andaluz", con los argumentos necesarios para explicar cómo un francés pudo crear muebles que concilian las líneas modernas con los materiales de la Patagonia rural y las técnicas autóctonas. Entre 1939 y 1940 vivió en Buenos Aires, dictó conferencias en Amigos del Arte y trabajó para la casa de los Pirovano.
Ignacio Pirovano, Julia Helena Acevedo, Dulce y Enrique Liberal, los Born, los Gómez Errázuriz, Lía Elena de Elizalde, Adela Atucha de Cuevas, Victoria Ocampo y los Santamarina fueron los primeros clientes de este creador de vanguardia que sentó las bases del gusto del siglo XX al mezclar lo clásico y lo moderno, más allá de la tiranía del estilo de los luises y el rigor victoriano. En 1941, Jean Michel Frank partió para Nueva York en medio de una profunda depresión. A poco de llegar, el sino familiar selló un triste final. Como su padre, terminó con su vida saltando por una ventana.
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