Un festival de lectura para dar vuelta la página del día en el Malba
A pocos metros de las esculturas del brasileño Ernesto Neto, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), una joven lee a César Aira. Unos pasos más allá, hundido en un puff, un adolescente repite para sus adentros las palabras que Cortázar regaló al mundo en Bestiario mientras otro pasa las páginas de un volumen sobre el legado del artista Rogelio Polesello. Puertas afuera, el silencio de esta suerte de chill out enmarcado en la décima Reading Party contrasta con un animado campamento literario infantil en el parque aledaño. Al fin y al cabo, cualquier escenario es apropiado para el fin propuesto: celebrar la lectura.
Los libros se cruzan en el camino de los visitantes y, en la plaza Perú, donde este año se amplió la programación, hay decenas de niños alrededor de un fogón artificial donde las narraciones pasan a la acción. Acompañados de sus padres, entran y salen de las carpas, cuyas telas funcionan como estanterías. "Me gustan los bolsillos para guardar los libros en el techo", dice Carla, de 7 años, mientras lee "De los rayos del sol como sogas", de Janice Winkler, y participa de la actividad junto a su mamá y su hermana Jennifer, de 11. "Me gusta que parezca un campamento: podés agarrar unos almohadones y una sabanita y sentarte a leer", agrega la otra chica, con un ejemplar de El perro que Nino no tenía, de Anton Van Hertbruggen, en la mano.
El sello Pequeño editor coordina este segmento y ofrece un amplio catálogo de libros para que los más jóvenes elijan: títulos de María Elena Walsh, clásicos como El patito feo, obras de terror infantil, historietas. Federico tiene 8 años y es fan de estas últimas. Dentro de una de las carpas, lee sin parar: recorrió de principio a fin Mayor y menor 12 y Mi perro trueno, ambas de Chanti, y está por empezar un cuento. Está descalzo sobre una manta y dice que le gusta "el verde" que observa en el parque. "Lee mucho y algunos libros se los sabe de memoria", apunta Verónica, la mamá, que le reservó otros dos ejemplares introductorios a las obras de Leonardo da Vinci y Van Gogh para chicos.
En sintonía con la exposición de Neto, "Soplo", que continúa hasta el 16 de este mes, el Malba dedicó esta edición de la fiesta de la lectura a la naturaleza. Entonces, además de los préstamos de libros en la biblioteca, una selección de títulos al tono recomendados por Penguin Random House se sugieren para seguir la temática: las fábulas de Esopo, cuentos de Horacio Quiroga, los libros de aventuras de Jack London, ficciones de John Coetzee, ensayos de Doris Lessing y novelas de autores argentinos como Iosi Havilio, Pablo Plotkin y Gabriela Cabezón Cámara.
De nuevo en el hall del museo, mientras la ilustradora Lucia Mancilla Prieto interviene los ventanales de la biblioteca con un dibujo de un bosque con chicos leyendo sobre las ramas de los árboles –conjugando naturaleza y literatura–, los asistentes están inmersos en sus lecturas. Como en su edición anterior, cientos de personas de todas las edades le dan vuelta la página al día aquí dentro.
"Elegí este libro sobre hombres-lobo que incluye varios cuentos antiguos sobre este personaje y que, por lo que llevo leído, empieza contando cómo surgió esta figura literaria en el siglo pasado, en publicaciones que salían en los diarios de Alemania e Inglaterra, en una Europa decaída en la que aparecen estos seres como una metáfora de una parte oscura de la historia", resume Martina Podestá sobre el título que escogió. Llegó al museo con su amigo Stéfano Dominioni, que trajo su propio libro, Hija de humo y hueso, de Laini Taylor, con intención de terminar de leerlo en un espacio como las salas del museo.
Hacia el final del encuentro, el auditorio acogió varias lecturas en vivo a cargo de las poetas Bárbara Belloc y Teresa Arijón, y del editor y narrador Eric Schierloh, que puso su voz a textos de Henry D. Thoreau traducidos por él mismo y vinculados a la temática del día. "Han talado los bosques por los que paseaba en mi juventud. ¿No es hora de que deje de cantar?", pronunció citando al escritor y filósofo norteamericano. Schierloh también compartió con quienes lo escuchaban distendidos desde unas colchonetas en la sala curiosidades sobre este autor, "inventor del lápiz y quien vivió en una cabaña construida por él mismo, desde donde contemplaba la naturaleza".
La fiesta de la lectura tuvo su cierre con la presentación del libro Miradas: literatura japonesa del siglo XX, de Anna Kazumi Stahl, tercer volumen de colección de los Cuadernos Malba Literatura. La actividad contó con la participación de la autora y de la traductora Amalia Sato, y puso fin a una jornada literaria de acceso gratuito que atrajo a cientos de personas en el museo.
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