Un diario que hizo época
LAS PALABRAS SON ACCIONES Por Fernando Ruiz-(Perfil)-456 páginas-($ 21)
Si en la larga y rica historia del periodismo argentino hubo un diario efímero y mítico, elogiado y denostado, bien escrito y mal copiado, ese diario fue La Opinión. De él se ha ocupado el académico Fernando Ruiz en Las palabras son acciones , un ensayo que, como lo indica el subtítulo, narra La historia política y profesional de La Opinión de Jacobo Timerman (1971-1977) .
A través de un desarrollo lineal y sin artilugios, Las palabras son acciones narra la construcción, el apogeo y la decadencia de La Opinión . El autor, que apela (a veces en exceso) al contexto social y político de la época, comienza el libro remontándose a los antecedentes del periodismo de interpretación en el país, analiza brevemente la historia de la revista Primera Plana , referente inmediato del diario de Timerman, y muestra la fascinación que ejercía el modelo sobre el que La Opinión se construyó a imagen y semejanza, el diario francés Le Monde .
Con minucia, el autor relata las circunstancias de la fundación del diario y las primeras reuniones en las que Timerman presentó el proyecto a un puñado de confidentes. En uno de los mejores pasajes, Ruiz se detiene en cómo La Opinión elegía meticulosamente a sus lectores y cómo se formó el staff , integrado por periodistas que representaban todo el espectro ideológico de la Argentina de principios de los setenta, y que en los años siguientes se transformarían en desaparecidos, ministros, profesores de Harvard, novelistas y maestros de periodismo.
El libro está estructurado en tres partes (desde la fundación del diario hasta la llegada del peronismo al poder, desde mayo de 1973 hasta el golpe militar de 1976 y desde entonces hasta su cierre definitivo) y se ocupa de los inicios, el apogeo y el derrumbe de uno de los fenómenos más notables del periodismo argentino.
Pero si algún lector desprevenido busca en Las palabras son acciones la historia menuda, anecdótica del diario, no la encontrará más que en el prólogo escrito por Mario Diament, donde La Opinión late y palpita. El libro está escrito con rigor académico (Fernando Ruiz es licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Comunicación Pública, no periodista), lo que por momentos lo vuelve un ensayo frío y distante, en el que la riqueza de la vida interior del diario se desvanece frente al análisis de los textos y la sobrecarga en la descripción de la época. El estudio muestra al diario como un factor de poder que interactuaba socialmente con su época. Una época de violencia política, de revalorización del peronismo por parte de los jóvenes y de retroceso de una dictadura, la de Lanusse, angelical si se la compara con la que le siguió y, en 1977, acabó con el matutino. También están, y no podían faltar, la controvertida cuestión empresarial y las ambiguas relaciones del periódico con ese poder político de la época, tan violentamente cambiante.
Pero si a lo largo de todo el libro el diario en sí mismo es uno de los ejes centrales, la figura controversial y legendaria de Jacobo Timerman, su fundador y director, es el otro. Timerman, omnipresente, sobrevuela el libro de Ruiz y, en sus acciones, queda radiografiado con sus más y sus menos, sus miserias y sus grandezas, su soberbia y también su talento, reconocido hasta por sus adversarios.
Las fuentes principales del trabajo son las 57 entrevistas hechas por el autor a personas vinculadas con la historia del diario; detrás de ellas se adivina un trabajo meticuloso en archivos y hemerotecas sobre la colección de La Opinión .
De ese trabajo de investigación, y como complemento de la historia que se cuenta en el libro, Las palabras son acciones tiene un valor agregado que no es menor:la selección y las reproducciones de textos del diario, que bien se pueden leer independientemente como una entretenida antología de La Opinión .
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