Un delicioso retrato de la soledad y del universo femenino
La autora chilena presentó su libro 10 Mujeres; donde la soledad es el denominador común
Tiene un refinamiento atávico y sereno. La modestia de los grandes, tiene; la necesaria para hablar de sí misma sin jamás comenzar con el odioso yo . El humor le brota por los poros y se ríe con todo el cuerpo esta mujer deliciosa y bella que vive en Chile, que milita en la izquierda, que debió exiliarse y que ahora es una escritora notable. Marcela Serrano, de ella se trata, vino a presentar su nuevo libro, 10 Mujeres , la historia de Natasha, una psiquiatra y terapeuta que reúne a nueve de sus pacientes en un lugar aislado, donde se despachan a gusto con todos sus dramas, sin solemnidades, a cara lavada y lágrimas empacadas.
Y, como en todos los libros de Serrano, la soledad es la que manda. La soledad y la certeza de que a todas las mujeres nos pasa lo mismo, que todas tenemos lo mismo que contar; que las heridas que no cierran son aquellas causadas por el amor o el desamor. Entonces, como si el mundo de esas mujeres fuera todo el mundo de las mujeres, entre las 10 está la abusada, la esposa de un desaparecido, la exitosa que cambiaría su finísimo mundo por amor, la lesbiana, la abandonada, la que tuvo cáncer, la que odia a la madre...
- Me conmovió Guadalupe, la chica homosexual: es de una soledad insoportable.
-Sí. Y es el reflejo de lo que pasa en Chile. Chicas jóvenes, hijas de familias progresistas, que no pueden salir del clóset porque sus familias las harían sufrir mucho. Escribí ese capítulo pensando en las madres, para que vean que las pobrecitas tienen que lidiar con su elección sexual y con su familia, cuando para los hombres es diferente, más perdonable. Guadalupe está indefensa, como Luisa, otra de las protagonistas. Ella es la que más me llegó al corazón, porque le hicieron desaparecer al marido y su caso era anónimo, al igual que su sufrimiento y nadie se enteró.
- ¿Por qué las mujeres sufrimos de tanta soledad?
-Yo estoy convencida de que al nacer una abre los ojos y ve un mundo diseñado para otro sexo y ahí empieza la soledad. En Para que no me olvides (otro de sus libros) Blanca, la protagonista, habla justamente de la soledad de ser mujer. Pero lo fantástico es que esa soledad se quiebra con mucha facilidad cuando nos encontramos entre nosotras y nos reconocemos. Por eso digo que las mujeres entre nosotras nunca estamos solas, los hombres sí.
- Hábleme de su soledad.
-Comenzó cuando descubrí el mundo grande, el de la facultad, el del golpe de Estado, el del exilio, el de la política. Es un mundo tremendamente masculino.
- ¿Y en su país se avanzó en los derechos de las mujeres?
-Sí, especialmente desde que hay ley de divorcio y que se considera que todos los hijos son iguales, aun aquellos de fuera del matrimonio. Y otra cosa es que tuvimos a la Michelle como presidenta.
- Ya que habla de mujeres con poder, ¿qué opina de Cristina Fernández?
-Prefiero no meterme en el tema porque tengo sentimientos encontrados. Creo, sin embargo, que está pasando algo en América latina y es que se tiene un respeto público a los hombres y mujeres con poder que en Europa no hay. Allá siempre le buscan cosas ocultas, miserables a la vida privada, en cambio acá es más difícil. Míra a la Michelle: nadie dijo nunca nada sobre su vida, ni con quien salía, ni qué cosas hacía. En cambio, en Europa... Creo que podemos darles lecciones a ellos desde acá.
- Bueno, parece que ahora hay otra mujer fuerte, Camila Vallejo, la líder estudiantil.
-¡Ay, la Camila. Qué muchacha! Me agrada tanto, me gusta... Yo sé lo machista que es la Federación de Estudiantes de Chile, te diría que es el gran bastión de la masculinidad y míra lo que salió, esa niña hermosa, fuerte, que está poniendo en jaque a la derecha. Y nadie sabe nada en Chile sobre la vida privada de la Camila.
- ¿Cómo surge una Camila?
-Míra, Pinochet instauró un neoliberalismo salvaje en la economía y la Concertación modificó muchas cosas, pero eso no lo pudo tocar. Entonces, ahora la gente ve y reconoce que en el poder están aquellos que se habían quedado con toda la riqueza y ya no se soporta. Fue el reconocimiento del abuso, y los estudiantes, muy vivos, tomaron esas banderas. Y la Camila es de una inteligencia espectacular: ella no se enoja nunca y es muy articulada.
- Volviendo al libro. A pesar de que son 10 mujeres, hay una enorme presencia masculina. ¿Fue su caso?
-Mi padre fue una presencia fuertísima. Cuando yo era muy niña él me dijo: "Te tendrás que ganar el pan y ser libre", y eso jamás lo olvidé. Nosotras somos cinco hermanas y creo que en el fondo mi padre no supo qué hacer con nosotras y nos crió como a hombres. Simona (otra de las protagonistas) dice algo importante: "El de los hijos es el único amor gratuito", y yo lo siento así.
- Usted tiene dos hijas y no debe ser fácil tener una madre tan fuerte. ¿La castigan?
-Pues sí, no leen mis novelas.