Un caso irresuelto
El periodista Horacio Lutzky investiga el papel de la dirigencia judía en relación con los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel
Conocí a Horacio Lutzky hace diez años, cuando entrevisté a los periodistas que cuestionaban la historia oficial del atentado a la AMIA. La mayoría eran judíos y habían trabajado para esa mutual o la DAIA en la investigación y, luego de encontrar abundantes y sólidas pruebas que contradecían la historia oficial defendida a ultranza por la AMIA, la DAIA, el menemismo y el juez federal Juan José Galeano publicaron sus hallazgos. Muchos sufrieron represalias de la dirigencia judía y algunos fueron querellados, como Marcos Doño.
¿Por qué nadie podía apartarse del dogma que erigía a Irán como único responsable y excluía meticulosamente el papel de Siria y los sirios íntimos del menemismo? ¿Por qué era una herejía concebir la activa participación de argentinos? ¿Por qué las dos mayores entidades judías defendieron la desastrosa labor de Galeano y sus fiscales, hoy procesados, labor que incluyó apremios y amenazas a testigos y el pago de declaraciones?
Esta valiente y muy documentada investigación de Lutzky trae las respuestas en momentos en que se vive un interesado olvido de las peores carnicerías desde el retorno de la democracia. La justicia ha permitido la impunidad para los tres atentados ocurridos durante el menemismo. Las investigaciones de las voladuras de la embajada de Israel en 1992, de la AMIA en 1994 (el próximo miércoles 18 se cumplirán 18 años) y de Río Tercero en 1995 se encuentran técnicamente con vida, pero con una vida vegetativa en lo que hace a la búsqueda de la verdad real.
Si bien Brindand o sobre los escombros se centra en el papel de la DAIA y la AMIA (el subtítulo es La dirigencia judía y los atentados: entre la denuncia y el encubrimiento ), va más allá y también se ocupa del contexto internacional de la década de 1990, cuando Estados Unidos e Israel procuraban no enfadar a Siria ni a Carlos Menem con la esperanza de que Damasco arribara a la paz con Tel Aviv y Buenos Aires permaneciera aliada a Washington, donde no importaba que el terrorista y traficante sirio de armas y drogas Monzer Al Kassar pudiera estar involucrado en los atentados, como lo estuvo en el contrabando de armas. ¿Por qué iba a importarles a los norteamericanos, si en aquel entonces usaban los servicios del terrorista y lo apañaban como lo apañaba Menem, cuyo gobierno traficaba armas a Croacia y Bosnia -igual que Al Kassar- bajo el guiño norteamericano y con algunos personajes que podrían no ser ajenos a la voladura de la AMIA? Es más que interesante el material que aporta Lutzky sobre la posible intervención de Al Kassar en el atentado al avión de Pan Am en Lockerbie, a raíz del cual se realizó un juicio plagado de pruebas falsas.
El título Brindando sobre los escombros se refiere a una fotografía que ilustra la increíble alianza del liderazgo judeoargentino con encubridores del atentado. La foto de la agencia Télam del 16 de noviembre de 2001 muestra al comisario de la Policía Federal Jorge "Fino" Palacios en el homenaje de la DAIA por su "contribución en la investigación", copa en mano junto al entonces titular de la entidad, José Hercman, y a su actual presidente, Aldo Donzis. Se sabía ya que la Federal había liberado la zona de la embajada y la de la AMIA antes de los atentados y había permitido la desaparición de importantes pruebas de la causa. Después se conocería el posible papel encubridor de Palacios, por el cual se lo procesó con Galeano y otros ex funcionarios. Rubén Beraja, ex presidente de la DAIA, también se encuentra procesado en otro expediente conexo.
Lutzky, periodista, abogado y ex director del periódico Nueva Sión , desarrolla los lazos de Beraja con el menemismo y los préstamos de 298 millones de dólares del Banco Central a su Banco Mayo, que igual quebraría por fugar dinero a paraísos fiscales. Presenta a sus hombres de confianza, como Hercman, quien entre noviembre de 1991 y mediados de 1994 alquiló un departamento a un iraní posteriormente acusado de integrar la trama terrorista de la voladura, y los negocios de un allegado al embajador israelí Yitzhak Avirán con dinero de los Aportes del Tesoro Nacional. "No son responsables del atentado. Sí son cómplices de la impunidad subsiguiente", dice Lutzky de esa dirigencia.
Como contrapartida, hay que destacar las valiosas investigaciones de integrantes de la comunidad judía. Entre otras, las de Diego Melamed, Guillermo Lipis, Doño y Gabriel Levinas, a las que ahora se suma el libro de Lutzky.
Brindando sobre los escombros