Un belga en la Argentina: mundos dentro de mundos y personajes fantásticos de Víctor Delhez
La muestra “Viaje al interior de un artista visionario” se interna en una faceta poco conocida de la historia del grabador y dibujante, que vino al país en 1926
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Los grabados y dibujos del artista visual Víctor Delhez son atrapantes y magnéticos. Sus imágenes densas invitan al espectador a detenerse para descubrir entre sus líneas, múltiples cosmos y microcosmos con personajes y objetos que parecieran haber salido de cuentos de literatura fantástica. Cada pieza es como una ventana pequeña que permite al espectador conocer algo del inagotable imaginario de este belga en Argentina. Con la muestra Víctor Delhez. Viaje al interior de un artista visionario, curada por María Elena Babino y Rita Heirman, el Museo Sívori abre las puertas este jueves a un capítulo poco conocido de la historia creativa de Delhez.
El artista nació en Amberes, el 16 de marzo de 1901 y murió a los 83 años, el 4 de enero de 1985, en Chacras de Coria, Mendoza. Hijo de Antonio Delhez y María Diel, fue el menor de siete hermanos. Estudió dibujo, arquitectura, pintura y se graduó como topógrafo e ingeniero agrónomo. Tras la muerte temprana de sus padres a causa de un accidente automovilístico, tomó la decisión de dejar su país y emigrar a Sudamérica.
Desde entonces y hasta su fallecimiento, Delhez regresó sólo tres veces a su Europa natal. Sin embargo, la relación con sus raíces permaneció vigorosa a lo largo de toda su vida. Este dato surge del relevamiento de sus archivos personales y es una de las vetas del artista que se da a conocer en esta muestra, fruto de un minucioso estudio de su archivo personal, que da luz al abordaje de su obra.
“Con sus hermanas se siguió escribiendo; ellas le movían comercialmente la obra”, dice Babino a LA NACION. Delhez mantuvo también la relación con su amigo Michel Seuphor, pintor abstracto y crítico de arte. “Esta faceta de la relación entre Delhez y Seuphor es prácticamente desconocida”, agrega la curadora. “Participa también de la revista Fantasmagie”, complementa Heirman. Mientras Delhez seguía vinculado con Europa, echaba raíces en su destino, haciendo de la Argentina su hogar. “Es un artista que se mueve desde su mundo hacia el universo”, opina Teresa Riccardi, directora del museo.
Arribó a Buenos Aires en 1926, a los 24 años. Se desempeñó como dibujante, arquitecto, constructor, y trabajó también en una agencia de publicidad. Durante el tiempo en la capital, Delhez se insertó rápidamente en la vanguardia, vinculándose con la Asociación Amigos del Arte. Una primera vitrina de la muestra en el Sívori da cuenta de ello, con fotografías que les tomó a la artista Norah Borges, al ensayista y crítico literario Guillermo de Torre; o al coleccionista Ignacio Pirovano. Delhez ilustró los dos primeros números de la revista Sur, de Victoria Ocampo, y decoró un piso de la casa del arquitecto Juan Manuel Acevedo, en la Avenida Alvear.
Hacia 1934 el belga dejó Buenos Aires y partió hacia Cochabamba, Bolivia, donde se instaló hasta 1937. Luego de un breve paso por Santiago de Chile y unos dos años en Totoral, Córdoba, se afincó finalmente en Chacras de Coria, hacia 1940. Allí se desempeñó como docente de dibujo y grabado en la Universidad de Cuyo y fijó por el resto de su vida su oasis creativo y familiar. Se casó y tuvo cuatro hijos.
“Su casa es de madera; con algunas aberturas más grandes, otras más chiquitas; con cajas y cajitas. Es como un sistema; como si fuera una fantasía”, describe Babino. “Su biblioteca es fundamental para comprender la configuración de su esquema como artista y pensador —afirma Babino—. Cuando entrás ves libros de ciencia ficción. Es un mundo que evidentemente lo fascina”. “Hay una escalerita para subir —recuerda Heirman sobre la biblioteca, ubicada en el archivo taller del artista—. Todos los placarcitos tienen un sistema para no perder nada de lugar”.
La primera serie de la muestra deja conocer la profunda conexión que tenía Delhez con lo lugareño. Está formada por grabados de su familia; de su círculo más cercano y de los distintos habitantes de Chacras. Aparece por ejemplo, su asistente, Quiñoñes. “Vino con él desde Totoral, Córdoba. Con él construyó una prensa de 1500 kilos que llevaron desde Córdoba a Mendoza”, cuenta Heirman.
La segunda serie presenta una veintena de ilustraciones realizadas para los cuentos Las mil y una noches argentinas, de Draghi Lucero. “Esto es una evidencia, una demostración de la captación de Delhez de la cultura Argentina. Así como en Bolivia incorpora en sus ilustraciones el contexto del mundo andino, en Argentina lo fascinan el contexto y el imaginario de leyendas populares mendocinas”, comenta Babino.
Al final del recorrido, se exhiben más de cuarenta dibujos fantásticos de una serie de más de cien piezas. “Cuando encontré estos dibujos, me remitió a Europa del norte, al Bosco, James Sensor, a esas imágenes de bestiario”, dice Heirman, que como Delhez, es una belga en Argentina. “Son figuras muy monstruosas: un prometeo, una bomba —remata Babino, señalando una—. Esta no es una serie de carácter festivo. Hay un sustrato inquietante. Hay mutación, antropomorfismo, capas arqueológicas. Pero al mismo tiempo son dibujos intensamente bellos. La minuciosidad de la línea, la obsesión por el detalle, lo microscópico. Hay mundos dentro de mundos”.
Para agendar
Viaje al interior de un artista visionario se inaugura el 8 de junio, a las 18, en el Museo Sívori, Av. Infanta Isabel 555. Desde el 9 de junio, podrá visitarse lunes, miércoles, jueves y viernes, de 11 a 19, y sábados, domingos y feriados, de 11 a 20.
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