Un atardecer de poesía y música en Belgrano
Andi Nachon, Daniel Durand y Tomi Lebrero iniciaron las lecturas de verano en la ciudad
Una tarde con clima agradable y un plácido espacio verde en medio del alborotado atardecer de Belgrano resultaron el ambiente ideal para el comienzo del ciclo de poesía y música en los jardines de los museos, en el marco de "Aires Buenos Aires. Cultura para respirar", que organiza el Ministerio de Cultura de la ciudad este verano.
El primero de estos encuentros (que se realizarán todos los miércoles hasta el 17 de febrero) fue protagonizado anteayer por los poetas Andi Nachon y Daniel Durand, y por el músico de Tomi Lebrero, en el jardín del Museo de Arte Español Enrique Larreta, ante una nutrida audiencia que hizo caso omiso de los mosquitos hasta que la luz solar desapareció tras los edificios.
"Me gustaría escribirme libros,/ publicármelos y regalármelos,/ que me calmen y nunca/tener ganas de mostrárselo a nadie:// Un texto que de tan bueno nunca/ haga falta mostrárselo a nadie", lee Daniel Durand, uno de los poetas que se destacan de esa generación que se dio en llamar "de los 90".
El autor de Segovia leyó poemas que integran El Estado y él se amaron (Mansalva), donde recopila buena parte de su producción, más un extenso poema inédito. La poética de Durand es provocativa, inquietante, irónica, densa, ansiosa, y juega con las ideas hasta el desconcierto.
Piazzolla para el final
La poesía de Andi Nachon propone otro tipo de viaje, más relajado, con algunos recortes sincopados que se apoyan en la respiración. Hay que detenerse ante algunas palabras, porque el corte de los versos propone una relectura: "Cada tarde// un final con su principio/ el atardecer al oeste siempre y definitivamente/ la pérdida es simple y a perder se aprende", dice en su poema inédito "La cura: es viernes, estoy enamorada", al que sumó otros inéditos y algunos de su último libro, Plaza real (La Bohemia).
La jornada se completó con la presentación de Tomi Lebrero, suerte de cantautor que se nutre de la música ciudadana y el folklore para derramar letras de un humor sutil, acompañándose con guitarra o bandoneón, instrumento con el que logró uno de los climas más concentrados al interpretar un arreglo de Piazzolla para un tango de Cobián, al que agregó una letra en homenaje al autor de Adiós Nonino .
El ciclo continuará el miércoles próximo en el Museo José Hernández (avenida Del Libertador 2373), con la presentación de los poetas Clara Muschietti y Fernando Callero, con los músicos Angélica y Tomás.