Un argentino en la Academia Francesa
Es el primer escritor de Hispanoamérica que ocupa un lugar en la más prestigiosa institución de la lengua de Voltaire; La Nacion lo entrevistó en su casa de París cuando aun la academia no había decidido incorporarlo.
PARIS.- Héctor Bianciotti es una de las figuras importantes de la vida literaria francesa. Suma a la tarea de escritor la de crítico literario. Ejerce esa actividad en Le Monde y además forma parte del Comité de Lectura de la editorial Grasset. Obtuvo además varios premios literarios.
Como ciertos escritores -Conrad Nabokov Beckett y algún otro- luego de haber utilizado la lengua materna (el castellano) en siete libros escribió los cuatro últimos en francés. Estuve con él en París cuando acababa de aparecer su última novela Le Pas si lent de l´amour que en la Argentina -con traducción de Ernesto Schóo- será editada por Tusquets en pocos meses.
Escribir en francés
-¿Cómo y cuándo te decidiste a escribir en francés?
-Di mis primeros pasos en francés en el seminario. Luego me di cuenta de que toda la gente culta en Buenos Aires habla francés.
También había descubierto a Rubén Darío que era para mí el más grande poeta de la lengua castellana y lo sigo creyendo. Leí un excelente libro de Arturo Marasso sobre Darío que decía que las fuentes de sus poemas eran francesas. Gracias a Verlaine había revolucionado la métrica española. Sus Prosas Profanas son la réplica en castellano de las F‰tes Galantes de Verlaine.
Un día en el suplemento literario de La Nacion (aun podría dibujarte la página Mallea era entonces el director) anunciaban la muerte de Paul Valéry y había algunos de sus poemas y trozos de prosa. En otro número leí una traducción de Cementerio Marino. Guillermo de Torre publicó en Losada ensayos de Valéry entre otros el Método de Leonardo da Vinci.
Al leer a Valéry tuve como una iluminación y pensé: ®Tengo que aprender francés¯. En ese tiempo pululaban en Buenos Aires las librerías francesas y pude conseguir esos textos que correspondían a las traducciones españolas. Y me compré un diccionario bilingüe. Así empecé a aprender francés para leerlo.
Luego quince años más tarde -tenía entonces treinta- la mano del destino fue Elvira Orphée casada en ese tiempo con Miguel Ocampo que era agregado cultural. Había sido lectora en Gallimard y como se iba de regreso a la Argentina me propuso para reemplazarla. Me aceptaron. Leía literatura en castellano e italiano y hacía informes escritos. Yo nunca había escrito en francés. Empecé a hacerlo aplicándome. Realizaba varios informes por semana.
Al cabo de ocho años me pidieron un artículo y después de veinte de escribir artículos y crónicas literarias en la Quinzaine Littéraire y en el Nouvel Observateur no pude luchar más contra la invasión de la lengua francesa.
-Te debe haber dado mucho trabajo.
-Sí y me sigue dando. Sufro cada vez que escribo una frase... Lo que te quiero decir es que no hubo de mi parte decisión ni elección; fue involuntario.
-¿Lo hiciste porque correspondía a una necesidad al vivir en Francia o porque el francés te aportaba algo?
-Pienso que el idioma materno no está fatalmente ligado con la identidad uno se puede sentir cómodo en otro idioma. Yo me siento mejor en francés.
-¨Qué diferencia encontrás entre el francés y el castellano?
-Cuando uno habla castellano como nosotros con acento argentino se siente menos pero cuando uno habla el castellano como se habla en el resto de América latina y sobre todo en España hay una coloración heroica afirmativa. El español es un idioma que dice sí o no no duda nunca. Mientras que el francés es un idioma lleno de matices. Ese matiz es la reflexión. Me parece un idioma mucho más íntimo.
Traducción al castellano
-Es curioso asimismo que te vayan a traducir al castellano. ¨Por qué lo elegiste a Ernesto Schóo como traductor?
-Por fín encontré a alguien que me gusta. Me han traducido dos libros y no estaba contento. Ernesto es un argentino que tiene una gran cultura que conoce bien francés y además su idioma. Cuando escribe no tiene nada que ver con su manera de hablar. Tiene un estilo al escribir que no coincide con su manera de hablar. Yo también cuando escribo tengo un estilo que no coincide con mi manera de hablar. Entonces se lo puede leer muy bien en España como en América latina. Lo que no me ocurrió con las traducciones hechas en España.
-¨Crees que un idioma es sólo una herramienta o llega a ser una estructura mental?
-Llega a ser una manera de sentir y quizá también una estructura mental. Uno no piensa exactamente de la misma manera en un idioma que en otro.
-¨En qué idioma pensás?
-Pienso en francés.
-¨Soñás en francés?
-El primer signo que me hizo pensar que era irremediable que tenía que escribir en francés fue cuando empecé a oír voces en francés en mis sueños.
-Hablemos un poco de tu último libro. ¨Es autobiográfico o hay algo de ficción? Porque uno lo lee como si se tratara de tu vida.
-Yo no creo en la autobiografía. Como decía Borges el sueño y el pasado se parecen mucho. El hecho de soñar y el hecho de recordar... Me he dado cuenta al escribir de que en el fondo hay momentos de la vida que han sido muy duros y también banales que se reducen en el recuerdo a un momento a unas imágenes. Y a lo mejor un momento que ha durado cinco minutos permanece en la memoria. ¨Por qué uno se acuerda de un frutero en el que había manzanas? Entonces ya es difícil hacer una autobiografía porque hay cosas que la memoria ha desechado o preferido a otras.
Además está el hecho cuando uno ha escrito novelas de que no puede abarcar todo. Uno sabe que hay que eliminar para construir bien el libro. Yo lo que traté de hacer en este libro es dar las experiencias capitales que he tenido. A lo mejor esas experiencias las he tenido a través de varios encuentros o de personas distintas a lo largo del tiempo. Los personajes son reales; están Alberto Greco Ana de Pombo Juan Prat. Hay otros que son desconocidos pero que son reales.
Uno agrega muchas cosas y también condensa. La vida está llena de repeticiones y entonces uno tiene que elegir.
Además uno nunca está de verdad en el momento que está viviendo; uno está mucho más en este momento cuando se acuerda de ese momento.