Un archivo que mira al futuro
Con más de dos décadas de existencia, el CeDInCI prepara una mudanza que le permitirá concentrar su enorme patrimonio -abierto a la consulta pública- en un solo edificio
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El historiador Horacio Tarcus no conoció personalmente a José Paniale, hombre que entre otras cosas participó en la Reforma Universitaria de 1918, creador de un frondoso archivo con el que fue registrando aspectos de la vida política argentina del siglo XIX.
Tarcus no lo conoció, pero sí tuvo la oportunidad de acceder a ese archivo por años ignorado, sumergirse en sus documentos y leer las notas manuscritas que Paniale había dejado para quien abriera las cajas que contenían su tesoro.
Paniale creía en el legado y en el lazo que un texto, incluso una sencilla misiva, puede crear entre seres de épocas diferentes. Otro tanto hace Tarcus, quien a fines de la década del noventa unió su archivo personal –dedicado al siglo XX– con el del militante del 18 y así dio inicio a una aventura llamada CeDInCI (Centro de Investigación y Documentación de la cultura de Izquierdas).
Estoy con Tarcus, en una oficina atestada de libros y papeles, en la actual sede del centro de investigación: un inmueble en Flores, cedido por el Gobierno de la Ciudad en 2002. Me habla del archivo de Paniale, del material ligado a la Guerra Civil Española que encontró allí. Le comento algo sobre mi vínculo familiar con esa contienda.
“¡Ah, mirá esto!”, dice entonces. Y saca, de entre una pila de libros que está en su escritorio, Infants, álbum de litografías dedicado a la infancia que la Generalitat de Cataluña publicó en plena guerra. Una joya que el historiador encontró hace muy poco, en una librería a punto de cerrar en la porteña Galería del Este.
“Horacio se conoce a todos los libreros de viejo de Buenos Aires”, dice con una sonrisa la historiadora Vera Carnovale, a cargo del área de edición del CeDInCI. Con ella recorro la casona cubierta de libros (y carpetas, láminas, revistas, folletos, grabados, material audiovisual) hasta el techo. Literalmente: en la sede del centro de investigación no hay espacio que no se haya aprovechado; no hay recoveco donde no se haya insertado algún estante o se hayan apilado cajas rebosantes de material. Entre todos esos documentos circulan los investigadores que trabajan en sus tesis, pero también los que catalogan, organizan, digitalizan, editan, restauran.
Recuerdo mi anterior visita al CeDInCI, en 1998, cuando recién se inauguraba. En su primera sede, en una sala con ventanas abiertas sobre la calle Sarmiento, vi por primera vez Asaltar los cielos, el magnífico documental de José Luis López-Linares y Javier Rioyo Jambrina, que por ese momento apenas se conocía en la Argentina.
Me impresiona el salto exponencial que dio la institución entre aquel año en que recién se constituía en asociación civil sin fines de lucro y este presente en el que funciona como sede de investigadores del Conicet, es referente a nivel regional, digitalizó buena parte de su acervo, obtuvo distinciones por parte del Gobierno de la Ciudad, la Fundación Konex, la Unesco, y recibe consultas de investigadores de todas partes del mundo.
En un país donde el Estado poco y nada suele hacer por el cuidado patrimonial, la existencia de una entidad creada por particulares con espíritu público tiene algo de prodigioso. También el ejercicio de lo que Tarcus denomina “ecumenismo” ideológico. Seguramente por eso es que el patrimonio inicial no paró de crecer en todos estos años. Entre los numerosos fondos de archivo personales y bibliotecas que les fueron donados están los de José “Pepe” Eliaschev, Silvio Frondizi, Salvadora Medina, José Sazbón. Y siguen, a un ritmo que pide a gritos más espacio.
La gran novedad es que, con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert de Alemania y su revista Nueva Sociedad, el CeDInCI recibió en calidad de comodato un inmueble que permitirá alojar los 5000 metros lineales que hoy constituyen su patrimonio. En febrero será la mudanza –no quiero imaginar lo que implicará trasladar tanto material a cargo de un equipo de 12 personas–, de Flores al centro de la ciudad. La institución lanzó una campaña colaborativa: necesitan fondos para acondicionar la nueva casa y dotarla de un equipamiento acorde con los archivos del siglo XXI. Sistemáticos, los integrantes del CeDInCI detallan en su sitio web (http://cedinci.org/media/sede/sede_.html#1) las necesidades a cubrir e invitan a sumarse. Después de todo, qué es la cultura sino esto: nutrirnos de lo que nos precedió, preparar lo que dejaremos a quienes nos sucedan y sostenernos, en presente, los unos a los otros.
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