Un 9 de Julio desconocido: el "nuevo" cancionero independentista
En la prehistoria de la era de la fotocopia y del microfilm, recubierto de un overol y de paciencia, Pedro Luis Barcia se sentaba en el último piso de la biblioteca de la Universidad Nacional de La Plata. El joven profesor de literatura medieval y argentina, el mismo que décadas después sería presidente de la Academia Argentina de Letras -gestión alabada internacionalmente por eruditos de la lengua y escritores- y de la Academia Nacional de Educación, recorría hoja por hoja, día por día, año por año y tomo por tomo la colección de diarios argentinos. El muchacho entrerriano buscaba desenterrar del océano del olvido textos de Leopoldo Lugones o Rubén Darío y poesías de la independencia. "Barcia no trabaja artesanalmente, trabaja industrialmente. Él rescata náufragos", sintetizó María Esther Vázquez. Así completa este año un proyecto iniciado hace muchas décadas que recupera un tesoro de la expresión independentista rioplatense: Colección de poesías patrióticas (inédito de 1826) y Poesías desconocidas de la independencia argentina, ambas publicadas por editorial Docencia. "La poesía jugó una carta a la independencia más definida que los documentos oficiales", opina el experto, quien ha dado a conocer 140 composiciones escritas durante este proceso político.
A lo largo de su extensa trayectoria como investigador aportó al corpus de la literatura argentina 8000 páginas, 6000 de ellas aún por editar. Hoy jubilado de las aulas, en días que él califica de "ociosos", se dedica a organizar parte de aquel tesoro que custodia amenazado por el paso del tiempo y la fragilidad del papel y de la tinta. "Es un trabajo de mucha soledad. Lo hice con un entusiasmo patriótico por rescatar testimonios de nuestra cultura. Hay gente que piensa que si algo no está editado, es prescindible. Descubrí que Darío tenía 700 páginas desconocidas y quienes pensaban que toda su obra estaba a la luz se metieron la lengua en el bolsillo. El trabajo es penoso y no rentado, pero es reconfortante. Lo hice sin presupuesto, lo financié de mi faltriquera, y sin ayudante", señala Barcia.
"Al material hay que levantarlo y luego trabajarlo. Si no se sacan a la luz, esas poesías no existen más", afirma Barcia. El académico señala algunos rasgos claves de esta literatura de la independencia vernácula: "Hay un sector letrado y otro popular. En aquel predominan la elegía, el canto y la oda. Están reglados por la poética de uso del siglo XVIII. Desde la formalidad, están muy pautadas y la creatividad es difícil de lograr a veces porque están dentro de las convenciones formales y hay una lengua poética del neoclasicismo con adjetivos prefijados, con convenciones propias del almacén mitológico. El poeta se sirve de esto para expresarse. La crítica que se le hace a esta literatura es que estaba demasiado vinculada a España, pero los autores toman una poesía ajena y la hacen propia. Es como quitarle el fusil al enemigo y dispararle con él".
Un soneto a la Montonera, un poemita destinado a la mujer de San Martín y un encono de corte popular muy marcado hacia las mujeres españolas (llamadas de modo despectivo "sarracenas") son algunas de las curiosidades que señala Barcia en el marco de esta literatura independentista. "Hay una poesía política popular activa que va al margen de las actitudes políticas prudentes que tenía la junta de gobierno. El elogio a Juan José Castelli en el norte es brutal, porque era inclemente con los españoles. La veta poética popular es sanamente imprudente, el pueblo cantaba lo que quería, en tanto el gobierno decía lo que se podía decir. Aparece lo popular y lo popular bien entendido, no como la falsa oposición a lo culto".
El corpus queda entonces integrado por Cancionero popular, de Estanislao Zeballos, La lira argentina, y los recientes Colección de poesías patrióticas (inédito de 1826) y Poesías desconocidas de la independencia argentina. Estos tres últimos volúmenes fueron editados y anotados, y cuentan con un estudio preliminar de Barcia, quien además pudo identificar a varios autores argentinos y uruguayos. "Este es un trabajo continuado que nos ubica a los argentinos en el primer plano del estudio de la poesía de la independencia. Todo ha sido publicado en periódicos o en páginas sueltas impresas en el momento. Lo que no se había hecho era reunirlas en un libro. Es un material disperso, y por disperso, desconocido", explica. Los poemas escritos durante el proceso de la independencia argentina suman desde este año 140 nuevas composiciones rescatadas por Barcia. Con sagacidad de detective, el profesor completó la tarea que había iniciado Ángel Justiniano Carranza y que dejó inconclusa con su muerte, en 1892, y el rescate de esos pliegos en la Colección Juan Ángel Fariní, fechada hacia 1939.
Infatigable, Barcia ahora se embarca en el universo de Leopoldo Lugones dispuesto a organizar, distribuidos en 8 volúmenes, 3000 páginas -600 ya dadas a conocer-, todo el material publicado en el diario LA NACION. "En mis investigaciones, a lo largo de mi vida, hay un capítulo de peso que ha sido el del aumentar el corpus de nuestra literatura con el aporte de un caudal estimable de páginas. Restan muchas por editar. Espero que Dios me dé vida".
Esos versos que todavía sorprenden
CXI (CCLXXI) Soneto a los soldados de la montonera
¡Oh, Patrio amor! ¡Oh poderosa influencia que arrebata las almas, que convierte en fuerte al débil, y que la excelencia tienes de hacer virtuosos! ¡Quién no advierte en los pasados esta preeminencia!
Dejan su hogar, se exponen a la muerte, y al fin logran llegar a la presencia de la adorada Patria: esta es su suerte.
La dura tierra el lecho les convida; la desnudez y el frío les espera, mas lo sufren por ti, Patria querida:
¡Oh, valerosa y digna montonera! la gratitud, la gloria te es debida, bata en tu honor la Patria su bandera