Ucrania crea Meta History, un Museo de la Guerra para preservar su memoria
Es el primer país desarrollado en emitir su propia colección de Tokens No Fungibles para capitalizar las criptodonaciones; que “la verdadera historia sea guardada y atesorada”, dicen
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CIUDAD DE MÉXICO.- Mientras el cielo es una amenaza sobre su tierra, Ucrania encontró en el arte un medio para poner a salvo su memoria. “No permitiremos, jamás, que ni un solo día de este período desaparezca de la bitácora de la historia del mundo″, es el manifiesto del Meta History: Museo de la Guerra, que acaba de crear “para que la verdadera historia sea guardada y atesorada”.
De esa manera, Ucrania se convirtió además en el primer país desarrollado en emitir su propia colección de Tokens No Fungibles, para capitalizar las criptodonaciones y respaldar la defensa de la guerra lanzada por Rusia.
Se trata de “un Museo NFT de la Guerra de Putin contra Ucrania”, creado a instancias del Ministerio de Transformación Digital de ese país. Su fin declarado es el de “preservar la memoria de los hechos reales de esa época, difundir información veraz entre la comunidad digital del mundo y recaudar donaciones para el apoyo a Ucrania”.
El sitio cuenta con una “línea de guerra”, cronología del conflicto bélico iniciado por el gobierno ruso de Vladimir Putin. Cada uno de esos eventos está acompañado por un NFT (Token No Fungible, por sus siglas en inglés) que representa un momento de la guerra, a partir de una ilustración de un artista ucraniano o internacional. Así, cada NFT está compuesto por un tuit y un arte digital.
Entre ellos destaca el tuit del primer ministro británico, Boris Johnson, del 24 de marzo último, día uno del conflicto: “Esta es una catástrofe para nuestro continente. Haré un discurso a la nación esta mañana sobre la invasión rusa de Ucrania. También hablaré con otros líderes del G7 y solicito una reunión urgente de todos los líderes de la OTAN lo antes posible”.
Cada token es una noticia real, proveniente de una fuente oficial y acompañada por la ilustración de un artista. El 100% de los ingresos de las ventas, se anuncia en el museo virtual, van directamente a las criptocuentas oficiales del Ministerio de Transformación Digital de Ucrania.
El jueves último, Mykhailo Fedorov, viceprimer ministro de Ucrania y ministro de Transformación Digital de ese país, celebró que el Meta History vendió más de 1.000 piezas de arte en 24 horas, que representaron una ganancia de 500 mil dólares estadounidenses.
La realidad como arte imperecedero
Pero la creación del Museo de la Guerra virtual es mucho más que una recopilación periodística e histórica del conflicto armado. Se trata de la primera vez que una nación -aún a riesgo de ser diezmada en su identidad y fronteras, como sucede en toda guerra- plantea el concepto de “nación digital”, con la aspiración de sobrevivir a cualquier destrucción y autopreservarse para la memoria del mundo.
Si el arte puede ser entendido como una metamorfosis de la realidad -incluso susceptible de ser intervenido y reinterpretado, por el tiempo o la curaduría-, no deja de sorprender que los sucesos convertidos en arte sean en este caso imposibles de consumir y obtener físicamente. El arte del Meta History es un activo único, que no se puede modificar ni transferir, tal la naturaleza del token.
La pretendida permanencia de este tipo de arte asoma cuando la supervivencia del patrimonio cultural de Ucrania es desde hace días tema de preocupación a nivel gubernamental y desde organismos de protección de bienes culturales. Se hizo viral la imagen de un grupo de operarios que trasladaban un crucifijo de la catedral Santa Sofía de Kiev, para protegerlo de los bombas. Siete sitios en Ucrania fueron declarados como Patrimonio Mundial de la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Entre ellos destaca Santa Sofía, del siglo XI.
El accionar de las tropas del régimen de Putin -desconociendo la prohibición de ataques a civiles, bombardeos indiscriminados y atentados contra centros de salud- ha hecho pensar en si los bienes patrimoniales gozarán por mucho tiempo del llamado “escudo azul”. Ese distintivo, creado al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), señala las zonas protegidas por el derecho internacional en un conflicto armado y por medio de ellos los sitios culturales protegidos en Ucrania deberían estar a salvo.
La conservación de patrimonio, un paradigma en cambio
La creación del Museo de la Guerra virtual constituye una suerte de “silos de información”, que nos llevan a “otra profundidad en el concepto de metadata, no solo de forma sincrónica sino diacrónica: representa la vulnerabilidad de la conservación del patrimonio y un cambio de paradigma”, opina Alfonso Miranda, presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte.
El hecho de poder hacer memoria, crearla y por ende crear identidad es al mismo tiempo una denuncia ante una intervención, dice el experto, para quien el nuevo museo ucraniano marca un “hito civilizatorio” en lo que implica la virtualidad que -recuerda- coincide con los 30 años de la declaración de la UNESCO del programa Memoria del Mundo.
Para el experto mexicano, el Meta History es “el golpe definitivo hacia los absolutos simbólicos y filosóficos; más de una generación después es la nueva forma de crear memoria del mundo ante una agresión física, junto al desdibujamiento de las fronteras entre lo real y virtual”.
Además, el hecho de que una nación se vuelva parte de la Red significa de alguna manera que ya estamos todos como estados-nación insertos en la Red. “El paso está dado: es un efecto que en retrospectiva nos hace percatar de que la distopia es un nuevo lugar, no solo un no lugar. Ambas realidades cabalgarán en el futuro y es la manera de entender la hipercontemporaneidad”, opina Miranda, quien además es director de Museo Soumaya, que alberga la mayor colección privada de Rodin fuera de Francia.
Para el crítico e historiador de arte, el cambio de paradigma en el modo de salvaguardar la identidad y la información en un “no lugar” es, más que una señal de alerta, una posibilidad de rescate. Y aunque concede que la creación de un museo con registros de la realidad es una selección (“sigue siendo un montaje, con miradas que quedarán fuera, como las llamadas no atendidas, las cartas no leídas”), se trata de información acumulativa, aún los intentos de cualquier porque sea borrada.
“Hoy, a través de un token, la distopia nos da pluralidad, en la búsqueda de otra mirada. Nunca más va a volver a ser unívoca. Nunca más será una mirada con efecto totalizador de la verdad”, se entusiasma.
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